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9.8.21

Nazanín Armanian: Los 5 motivos de Israel y el Golpe de Estado de Túnez ¿Los beneficiarios? Israel y Arabia Saudí

 "Se desconoce qué le hizo el presidente de Túnez, Kais Saied en su despacho al primer ministro Hichem Mechichi, el 25 de julio, para que él sin ofrecer resistencia aceptara su cese, mientras el presidente del parlamento Rachid Ghannouchi increpaba al ejército por impedir la entrada a los diputados en el parlamento disuelto momentos antes por Saied.

El golpe de estado palaciego del presidente, realizado en colaboración de los militares y patrocinado por algún que otro estado extranjero, fue acompañado por la quema de las sedes de varios partidos y también agencias de noticias, la prohibición de la reunión de más de tres personas en lugares públicos, y la orden a las Fuerzas Armadas a "responder a balazos" a cualquiera que dé "dinero" para movilizar al pueblo contra las decisiones de Saied.

Así se pone fin a la corta vida de la única democracia política árabe nacida de las Primaveras Árabes (las auténticas) en 2011. La Revolución de Jazmín, simplemente, fue secuestrada. A nivel interno, el capitalismo más depredador solo cambió de gestores y de rostros para mantener las profundas desigualdades sociales (hoy empeoradas aún más por las "consecuencias del Covid19"). 

La vieja oligarquía económica, el aparato de seguridad y militar, las élites político-administrativas, el poder judicial al igual que las directivas de los medios de comunicación seguían intactas. El único cambio producido era que ahora los tunecinos tenían la libertad para gritar que les faltaba trabajo, vivienda y pan al tiempo que los gobernantes, como siempre, mantenían tapados sus oídos.  (...)

La naturaleza del golpe

Aunque el pretexto de Saied ha sido "salvar la patria de un gobierno islamista incompetente", y convierte al Partido Ennahda de los Hermanos Musulmanes (HM) del primer ministro en su Chivo Expiatorio, se trata simplemente de una lucha por el poder en el seno de la burguesía (con una división superficial entre "secularismo e islamismo" que hace de cortina de humo), y de unos dirigentes ineptos y corruptos ajenos a los problemas de los ciudadanos. 

Este régimen es responsable de que el mismo pueblo que derrocó al dictador mafioso Bin Ali ahora dijera que "antes vivíamos mejor", frase que se escucha por todo Oriente Próximo (desde Irak, hasta Irán, pasando por Siria, Libia, Yemen, Afganistán e incluso Palestina) echando de menos los años 70, ignorando que la actual situación es el resultado inevitable de las gobernanzas de aquellas épocas. (...)

¿Los beneficiarios? Israel y Arabia Saudí

Obviamente, un golpe de estado de tal envergadura contra un poderoso partido islamista en un país tan protegido por Occidente como Túnez, hubiera sido imposible sin el respaldo de determinados estados, como Israel, el Reino de Arabia Saudí (RAS) y los Emiratos Árabes Unidos (EAU), que han formado una amplia alianza para arrinconar a Irán y Turquía del juego por la hegemonía de Oriente Próximo. El suelo de países terceros como Siria, Líbano, Irak, Yemen, Libia y Egipto es su campo de batalla.

Según el diario árabe Alnashra, los dos Príncipes de Tinieblas, el saudí Mohammed bin Salman, y el emiratí Mohammed bin Zayed, habían prometido invertir 5.000 millones de dólares en Túnez en cuanto se triunfase el golpe. 

Los acontecimientos de este país se asemejan sorprendentemente a lo sucedido en Egipto del 2013, donde el gobierno del "Hermano" Mohammed Mursi (que con el respaldo del gobierno de Obama-Biden había sido instalado para abortar la Primavera Egipcia), fue derrocado por el general Abdel Fatah el-Sisi, con el patrocinio del RAS y de EUA. ¡Obama se daba cuenta de una amarga realidad: ya ni los aliados de EEUU se dejaban someter a un imperio decadente!

Y ahora en Túnez, los objetivos de los tres países han sido:

  1. Asestar un duro golpe a Turquía y Qatar que ven cómo la HM, (el Opus Dei islámico-sunnita y patrocinado por Erdogan y el Emir de Qatar, para debilitar a los saudíes wahabitas), es apartado del poder. De este modo, los HM han sido eliminadas en Egipto (2013), en Sudan (2019) y ahora en Túnez (2021). Pero, Tayyeb Erdogan, sorprendió al mundo: condenó el golpe con la boca pequeña que no con sus habituales ardientes discursos populistas, por el temor a:
    • perjudicar a sus relaciones recién recuperadas con el RAS y EAU.
    • perder la posibilidad de mediar por la suerte de su "Hermano" Rashid al-Ghannouchi. En Egipto, la muerte del Mohamed Morsi dificultó la recuperación de la influencia turca en su antiguo dominio otomano.
    • quedarse sin otra puerta de acceso a la Unión Africana.
    • Thank you for watching

    • comprometer los negocios turcos con Túnez: el volumen de comercio entre ambos países alcanzó en los dos últimos años los 5.000 millones de dólares. Ankara exportó 150 millones de dólares en equipo militar a Túnez en 2020, que incluían drones ANKA y sistemas electroópticos.
  2. Ganar la guerra en el vecino libio. Su hombre, el Señor de Guerra Jalifa Haftar, ha estado perdiendo posiciones en favor del gobierno de del Hermano Musulmán Fayez Al-Sarraj en Trípoli, respaldado por Turquía, Qatar y también EEUU. Ahora un Haftar exultado afirma estar "listo para evitar la infiltración de cualquier combatiente terrorista que pueda huir de Túnez a Libia". El país del coronel Gadafi es la primera reserva del petróleo y del agua de Africa, entre otras ventajas
  3. Debilitar la posición de Turquía en el Mediterráneo Oriental y la "guerra de gas" en desarrollo.
  4. Desmantelar su democracia política, que podría convertirse en un modelo a aspirar en otros países árabes (éste también fue uno de los motivos de destruir a Yemen), casi en su totalidad bajo sistemas opresivos, reaccionarios y corruptos.
  5. Enterrar el proyecto de la normalización de relaciones con Israel. El parlamento de Túnez consideró en 2018 un delito "normalizar" estas relaciones de forma indefinida. Tras los Acuerdos de Abraham, de la "paz entre los jefes árabes e Israel"  dijo Ghannouchi que 'Israel no está en la agenda'. Bajo la presión del presidente Saied, la propuesta fue congelada. Las relaciones no oficiales de Túnez con Israel fueron cortadas tras la Segunda Intifada Palestina en 2000.

No sería la primera vez que Tel Aviv intervine en Túnez. Bajo la calve de "Operación Pierna de Madera", diez F-15 Eagles israelíes atacaron el 1 de octubre de 1985 a la sede de la Organización de Liberación de Palestina (OLP), que tras ser expulsado de Siria por Hafiz al Asad, había sido acogida por Túnez. 

En Hammam Chott, mataron a un centenar de palestinos y tunecinos, aunque Yaser Arafat salió ileso. En 2016, en otra operación en el suelo tunecino, el MOSSAD asesinó a Muhammad Al Zuari, un ingeniero de aeronáutica miembro de Ennahda. Después, los hackers israelíes borraron el contenido de las grabaciones de una cámara de vigilancia próxima al lugar del crimen.

Por su parte, la República chiita de Irán ha mostrado su preocupación por el golpe, pues, fortalece las posiciones de Israel y Arabia Saudí en la región.

¿Qué dice EEUU?

El secretario de Estado de EEUU Antony Blinken se limitó a alentar al presidente Saied a "adherirse a los principios de democracia", negándose a calificar su acción como un "golpe de estado". En 2013 la Administración Obama-Biden hizo lo mismo ante el golpe del general Sisi en Egipto, por una razón: La ley estadounidense prohíbe la asistencia a países cuyos "jefes de gobierno electos hayan sido depuesto mediante un golpe o decreto militar", y un Washington impotente, ante hechos consumados, no podía perder a Egipto (contrapeso de Irán), ni hoy a Túnez, por su posición en el norte de Africa. 

La caída de la HM en este país perjudica no a EEUU sino al Partido Demócrata que viene apostando por los dos contrapesos a los wahabíes de Arabia Saudí, aliados y el chequero del Partido Republicano: 1) la HM, presentada como "moderada", y 2) los chiitas de Irán, con los que Obama alcanzó acuerdos, no solo sobre la cuestión nuclear, sino también para una cohabitación en Irak y en Siria. 

Ambos son baluartes del capitalismo pintado de democracias presentables en el llamado "mundo islámico", y los tres hacen de contención a las fuerzas antiimperialistas y progresistas de este espacio geográfico dominado por las fuerzas de la extremaderecha religiosas. De hecho, Ennahda es acusado de estar detrás de los asesinatos en 2013 del expreso político y abogado marxista Chokri Belaid y Mohamed Brahmi, ambos líderes de la alianza electoral del Frente Popular.

EEUU, Reino Unido y Francia han tenido un papel destacado en derrocar los estados seculares de Oriente Próximo y en su lugar implantar régimen de derecha religiosa. Túnez exporta el mayor número de "Yihadistas" árabes.

Es por ello que las congresistas demócratas "musulmanas", Ilhan Omar y Rashida Tlaib, condenaron lo sucedido en Túnez y pidieron a Biden detener la ayuda militar al estado africano, algo que no sucederá. (...)

En cuanto a la Unión Europea -salvo Francia-, lo que más le preocupa es una nueva ola de emigrantes. Paris que capitaneó la destrucción de Libia por la OTAN respalda al bando de Hiftar y le urge poder amortizar la inversión realizada en Libia.

Así, Kais Saied se convierte en una caricatura del general egipcio Abdel Fattah al-Sissi, aunque cambiará el actual equilibrio entre las potencias en Oriente Próximo en perjuicio de las fuerzas progresistas duramente reprimidas."                   (Nazanín Armanian, Público, 08/08/21)

26.1.18

Las empresas alemanas han empujado a Túnez a un callejón sin salida

"En Túnez, un importante lugar de producción de bajos salarios para la industria alemana, continúan las manifestaciones contra la ley de finanzas 2018 que provoca un drástico aumento del costo de la vida.

 La ley fue impuesta al país por el FMI para luchar contra las consecuencias de una crisis estructural. En su origen, la República Federal alemana está involucrada en las causas de esta crisis: las empresas alemanas y el gobierno federal contribuyeron a orientar a Túnez de manera unilateral a un número limitado de sectores de exportación -especialmente la producción textil y de cables- que no dan al país verdaderas oportunidades de desarrollo.

 Al mismo tiempo, la fuerte dependencia respecto a las empresas extranjeras obligó a Túnez a conceder a los inversionistas extranjeros ventajas fiscales que precipitaron el país en el endeudamiento. 

El año pasado Túnez tuvo que pagar una quinta parte de su presupuesto para el servicio de la deuda a sus acreedores extranjeros, según un estudio de la Fundación Rosa Luxemburg (Partido de izquierda alemán). En el marco del “Compact with Africa” (Pacto con África) del G20, Berlín sigue tratando a Túnez de acuerdo con los intereses de los inversores alemanes. 

En Túnez, las protestas continúan contra la nueva ley de finanzas, que entró en vigor a principios del año bajo la presión del Fondo Monetario Internacional (FMI). La ley tiene como objetivo contribuir a aumentar los ingresos del Estado con el fin de reducir el endeudamiento significativo del país, que aumentó considerablemente en los últimos tiempos. La economía tunecina se derrumbó estos últimos años, principalmente porque las inversiones extranjeras y el turismo disminuyeron a raíz de varios ataques terroristas yihadistas. 

La ley de finanzas hace ahora oscilar la carga, con la reducción de las subvenciones y los aumentos de IVA, sobre la población que debe pagar más caro, entre otras cosas por la gasolina, la comida y los medicamentos [1]. Violentas manifestaciones estallaron la semana pasada y el ejército y la policía respondieron con brutalidad. Más de 800 personas fueron detenidas y un manifestante fue asesinado. El domingo pasado, las manifestaciones contra la ley de finanzas continuaban.


Un segmento de los enlaces económicos europeos

Sin embargo, las causas reales de la crisis actual en Túnez no se deben solamente al reciente colapso de la economía; son más profundas y tienen raíces estructurales. Eso fue descrito recientemente por un análisis publicado por la Fundación Rosa Luxemburg (Partido de izquierda alemán). 

 Como lo confirma el análisis, la economía ha sido durante las últimas décadas «debido a una estrategia de integración como eslabones en las cadenas económicas mundiales» orientada «unilateralmente hacia unos pocos sectores de exportación…». Se trata en este caso de sectores como la «industria textil» y de los «equipos mecánicos y eléctricos», que están «claramente dominados por las empresas europeas». [2] 

De hecho, las empresas alemanas juegan un papel preponderante en este sentido. Alrededor de 250 empresas de la República Federal invirtieron más de 350 millones de euros en el país; el fabricante de cables de Núremberg Leoni es, actualmente según sus propios datos, el mayor empleador del país; Entre los otros productores de cables (Dräxlmaier, Kromberg & Schubert) son especialmente las empresas textiles (Van Laack, Rieker), el fabricante de animales en felpa Steiff y varias empresas de electrónica (Marquardt, Mentor, Wisi) que están presentes en Túnez.

 Como lo señala la Fundación Luxemburg, la inversión extranjera creó «una estructura económica basada en la especialización en industrias de escaso valor agregado». Además los inversionistas extranjeros «buscan la maximización del beneficio por la reducción de los costos».

 Los beneficios se transfieren regularmente - y probablemente no siempre legalmente - de Túnez hacia las sedes centrales de las empresas. Los inversionistas no suscitan ningún desarrollo económico adicional. 

Además, según el análisis, Túnez, bajo la presión de la competencia de los sitios de implantación, busca atraer o mantener a los inversionistas extranjeros por el dumpin fiscal [3]. De hecho, la agencia económica pública alemana Germany Trade &Invest (GTAI) señala: “Los inversionistas pueden beneficiarse de las bajas tasas impositivas en Túnez”. 

Además en caso de “inversiones en capacitación de los jóvenes” o en “el aumento del valor agregado” o en la “capacidad de exportación”, los inversionistas a menudo pueden obtener “grandes subsidios”. [4]. Esto, indica el análisis de la Fundación Luxemburg, condujo a una disminución de los ingresos públicos y “a un deterioro de las condiciones de vida socioeconómicas de la población.”[5] 

Además, por lo tanto, existe un “endeudamiento”: La competencia de los sitios de implantación y la falta de oportunidades de un desarrollo propio en las cadenas globales de valor agregado, llevaron a Túnez estructuralmente a la deuda. Ahora se autonomizó, explica el análisis. Así “1,7 mil millones de dólares de un préstamo de 2,9 mil millones” que el país contractó en el marco de una medida del FMI en 2016, tuvieron que gastarse “para reembolsar un antiguo crédito standby del FMI”. 

Además en 2017, Túnez se vio obligado a dedicar “una quinta parte del presupuesto… para reembolsar a los acreedores extranjeros”. Bajo estas condiciones, un desarrollo próspero en realidad es imposible de lograr.


Promoción de la inversión

Las empresas alemanas han estado utilizando Túnez desde hace décadas como un sitio de bajo costo- Leoni, por ejemplo, desde 1977 - y han contribuido de manera decisiva a fijar la actual posición económica de Túnez. El gobierno federal siempre ha apoyado sus actividades en el país; por lo tanto, acordó un “partenariado para la transformación “ con Túnez un año después del derrocamiento del presidente Ben Ali a principios de 2011.

 Este acuerdo otorga a las empresas alemanas numerosas ventajas lucrativas [6]. Su más reciente etapa: el año pasado, Berlín y Túnez anunciaron que seguirían promoviendo las condiciones marcos de la inversión extranjera en Túnez con el rótulo de «Pacto con África» del G20.

 La comunidad empresarial alemana desde hace tiempo se queja de que “la aplicación de leyes para mejorar la situación de la plaza económica [Túnez] se está quedando atrás”. En el «Pacto» en primer lugar ahora se enfatizan las reformas del sector financiero y bancario. [9]


Armas para Túnez

Mientras siguen las protestas de la población, Túnez puede también puede contar con las armas alemanas para silenciarlas. El año pasado, por ejemplo, el gobierno federal aumentó las licencias de exportación de equipos militares a Túnez a más de 58 millones de euros. Por ejemplo, se autorizó la entrega de doce fusiles automáticos de los armeros alemanes Heckler y Koch.

Además las autoridades alemanas organizaron numerosos cursos de formación para policías tunecinos, que se supone deben intensificar el control de las fronteras, pero que, en algunos casos, también son útiles a otros fines. El Gobierno federal anunció planes para entrenar a la policía tunecina en el futuro. [10]"           (Eigener Bericht , German Foreign Policy, traducción en Rebelión, 25/01/18)

13.10.15

Un premio bien dado... el Nóbel al pueblo tunecino

"(...)  Para no dejar que este Nobel de la Paz, que reconoce el bravo proceso de Túnez, languidezca como otros, debe haber un cambio profundo de la orientación de la política exterior de nuestro país y de la propia Unión Europea.

Continuar con políticas intervencionistas o de falsa neutralidad es dejar que los conflictos se extiendan, como un tumor, en países situados apenas a unos cientos de kilómetros de Europa. Por justicia con las personas que ansían democracia y justicia social, o por egoísmo para no sufrir las consecuencias en nuestros propios países, debemos promover un cambio profundo de nuestra política exterior a corto, medio y largo plazo.

Debemos respetar y promover unas relaciones económicas más justas a ambos lados del Mediterráneo, con la idea de que si las poblaciones tienen derechos y una vida digna alcanzarán esa seguridad humana que propugna la ONU. Hacer que la política cerrada de intereses geopolíticos deje paso a una mirada más justa y multilateral.

Promover negociaciones políticas para acabar con los conflictos, en vez de integrar y alentar coaliciones militares lideradas por otros países. Establecer relaciones en pie de igualdad y aprender de procesos como el de las Comisiones de la Verdad para las víctimas de las dictaduras tunecinas, que tanta falta harían en un país como el nuestro, que sigue añorando a miles de desaparecidos sin palabra, sin memoria y sin justicia.

Reconocer y premiar al Cuarteto negociador que desbloqueó el enfrentamiento civil entre bandos de 2013 no debe servirnos para olvidar los graves problemas que afectan a la región. Más bien debe incitarnos a honrar, recuperar y hacer nuestros los esfuerzos de la sociedad civil que, con su lucha ejemplar por la paz, la dignidad y la democracia, encendieron la mecha de la revolución."              ( / , miembros de la secretaría de Relaciones Internacionales de Podemos. El País, 14 OCT 2015)


"Hay varias formas de interpretar el Nobel de la Paz de este año al Cuarteto del Diálogo Nacional Tunecino. 

La más evidente, en clave interna, privilegia el reconocimiento a una excepcionalidad, la de la transición democrática de Túnez, que sigue adelante a pesar de los enfrentamientos políticos, las brechas sociales, la crisis económica, la inestabilidad regional y la lacra del terrorismo. También, en cierta medida, se reconoce el carácter pionero del levantamiento popular tunecino de enero de 2011.

 La portavoz del comité del Nobel, Kaci Kullman Five, así lo ha expresado, y es notorio que sea esta institución la que destaque el valor de la experiencia tunecina en un momento en que todas las instancias internacionales dan por enterrada la Primavera Árabe y sucumben a la retórica sobre el Estado Islámico, los refugiados y la estabilidad.

Pero caben más interpretaciones, en parte más sutiles. Una es la que ha hecho Houcine Abassi, secretario general de la Unión General de Trabajadores Tunecinos, una de las organizaciones del Cuarteto premiado, quien ha señalado que "este premio es un mensaje a la región sobre la fuerza de la negociación y el diálogo". 

Que uno de los protagonistas llame la atención sobre la clave interárabe no solo revela un sentimiento, sino la necesidad que el mundo árabe tiene de un futuro común. 

La precaria estabilidad de Túnez es inviable si el actual contexto regional se perpetúa, no solo por la amenaza yihadista dentro y fuera de sus fronteras, sino porque la historia ha demostrado la dependencia estructural de los sociedades árabes entre sí. 

Recuérdese, sin ir más lejos, el "efecto dominó" con que se explicaron los levantamientos sucesivos en Túnez, Egipto, Yemen, Bahréin, Libia, Siria... Esta dependencia interárabe tiene más que ver con la llamada "sociedad civil", a la que el Nobel de este año reconoce "un papel fundamental en los procesos de democratización", que con la política gubernamental de cada país.

Y no menos importante, en tercer lugar, es la lectura del Nobel en clave europea. Por una parte, porque el premio al Cuarteto tunecino devuelve la atención al origen del problema en un momento en que la gestión inmediata de la crisis de los refugiados acapara la agenda en Europa. Y el origen es la demanda de libertad, pan y justicia social de las sociedades árabes que, siendo difícil, es posible: Túnez lo demuestra.  (...)"             ( , El País 9 OCT 2015)

19.1.11

La desaparición del miedo... en Túnez

"Lo que ha hecho que hubiera un vuelco es un fenómeno mental colectivo extraordinariamente poderoso: la desaparición del miedo.

¿Por qué? Por muchas razones, pero sobre todo porque el poder no supo cómo reaccionar ante la inmolación del joven Bouazizi. Con su visita a la familia del mártir, el presidente se puso personalmente en primera línea; al ofrecer dinero a los padres por la muerte del joven, añadió la humillación. Si quería mostrar que era capaz de sentir compasión, lo que demostró Ben Ali fue que tenía miedo.

A partir de ese momento, el miedo cambió de bando. Ben Ali destituyó a ministros, hizo mil promesas, pero nada podía detener ya la rebelión de la calle, que había comprendido que el Estado no era tan fuerte como parecía. Cada víctima de la represión hizo crecer las protestas. En 23 días, los tunecinos acabaron con 23 años de dictadura.

Dentro del régimen, el Ejército se ha vengado de la policía.

Esta se ha mostrado incapaz de ejercer la represión por dos motivos fundamentales: por una parte, el sindicato Unión General Tunecina del Trabajo (UGTT), sobre todo los mandos intermedios regionales y federales, se negaron a obedecer al poder, se pusieron del lado del pueblo y contribuyeron a agitar las demandas sociales; por otra, un sector importante de los oficiales generales, respaldados por los soldados en activo que en repetidas ocasiones se negaron a abrir fuego sobre los manifestantes, dejó muy claro a Ben Ali que ya no estaban con él. De esa forma, no le dejaron más que una salida: huir.

Ben Ali estaba asimismo debilitado por las presiones de Estados Unidos, que se ha implicado a fondo en su derrota, en primer lugar, porque ha visto una posible manera de hacer realidad su proyecto de democratización "suave" (no como Bush en Irak) en el mundo árabe (...)

La oposición, ya sea oficial o ilegal, no ha desempeñado ningún papel. Como tampoco se ha visto, en las manifestaciones, una sola bandera verde, símbolo del islam. Pero eso no puede durar.
(SAMI NAÏR: La lección de Túnez. El País, 18/01/2011, p. 29)