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1.2.22

Es cierto que el proceso inmediato de reproducción del capital, la unidad de su proceso de producción y de su proceso de circulación, se ha "globalizado": Esto se manifiesta en la "globalización" de la circulación de mercancías y capitales, así como en la "globalización" de las "cadenas de valor"... Pero no es así, o lo es a un nivel muy inferior, en lo que tiene que ver con la producción y reproducción de todas las condiciones sociales generales del proceso inmediato de reproducción del capital, del que los Estados siguen siendo los que dictan las normas e incluso, en gran medida, los principales ejecutores. Por ejemplo, a través del aparato familiar (la familia nuclear, su división desigual del trabajo entre los sexos y su tutela estatal), el aparato escolar, el aparato sanitario, el aparato policial y judicial, etc., la reproducción de la fuerza de trabajo social (la que, como hemos visto es indispensable para la valorización del capital) sigue siendo una competencia de los Estados-nación...

 "(...) Pero esta pandemia reveló mucho más profundamente ciertos límites, fracturas y, en última instancia, contradicciones dentro de esta "globalización" que, ayer, algunos periodistas anunciaban como feliz y luminosa. Tanto es así que, bajo el régimen del capital, el planeta no tiene nada en común con una comunidad aldeana unificada y pacífica.

Cuando los Estados se comportan como traperos

Para empezar, y contrariamente a lo que la vulgata neoliberal, reforzada por numerosos estudios académicos, viene sugiriendo desde hace décadas, la "globalización" no convirtió en absoluto a los Estados en algo obsoleto e inútil, ni siquiera en su forma y dimensión nacional (los Estados-nación). 

Es cierto que el proceso inmediato de reproducción del capital, la unidad de su proceso de producción y de su proceso de circulación, se ha "globalizado": Esto se manifiesta en la "globalización" de la circulación de mercancías y capitales, así como en la "globalización" de las "cadenas de valor" (la segmentación de los procesos de producción entre lugares dispersos, en este caso situados en diferentes Estados, que recurren a fuerzas de trabajo desigualmente calificadas y productivas y desigualmente remuneradas), dando así una dimensión planetaria a la "fábrica fluida, flexible, difusa y nómada" auspiciada por las empresas transnacionales.

Pero no es así, o lo es a un nivel muy inferior, en lo que tiene que ver con la producción y reproducción de todas las condiciones sociales generales del proceso inmediato de reproducción del capital, del que los Estados siguen siendo los que dictan las normas e incluso, en gran medida, los principales ejecutores. Por ejemplo, a través del aparato familiar (la familia nuclear, su división desigual del trabajo entre los sexos y su tutela estatal), el aparato escolar, el aparato sanitario, el aparato policial y judicial, etc., la reproducción de la fuerza de trabajo social (la que, como hemos visto es indispensable para la valorización del capital) sigue siendo una competencia de los Estados-nación, tanto en sus instancias centrales como en las descentralizadas (regiones, metrópolis, municipios, etc.). Esto es lo que justifica que no se deba hablar de "globalización" sino, más precisamente, de transnacionalización del capitalismo.

Esta arquitectura de la reproducción del capital, que parece funcional y que lo es en el transcurso ordinario de la reproducción, manifiesta, en las condiciones actuales, la contradicción potencial sobre la que se basa: la que existe entre un espacio de reproducción inmediata del capital a escala planetaria mientras que los aparatos que aseguran la (re)producción de sus condiciones sociales generales siguen dimensionados y regulados a escala nacional. Si un virus aparecido en el centro de China fue capaz de provocar una pandemia planetaria en pocas semanas, se debe obviamente a la extensión e intensificación de la circulación de mercancías y personas, inherente a la "globalización" del proceso de reproducción inmediata del capital. 

 Pero, al mismo tiempo, se supone que este fenómeno patológico global debe ser frenado por los Estados-nación que actúan de forma dispersa y cada uno por su propia cuenta, erigiendo como prioritaria la defensa de la salud de sus respectivas poblaciones. Esto lleva a la transformación de un mundo que hasta ayer estaba abierto a los cuatro vientos de la "globalización" (siempre que no se trate de acoger a un "migrante económico", un solicitante de asilo o un "refugiado climático") en un mosaico de Estados que se cierran unos a otros, levantando de nuevo barreras en sus fronteras y reafirmando, a veces con manu militari, el principio de su soberanía territorial.

 En estas condiciones, los sistemas nacionales de salud no sólo se vieron privados de cooperar entre sí, sino que la Organización Mundial de la Salud (OMS) se limitó a emitir en repetidas ocasiones alertas y recomendaciones de prácticas correctas. Los Estados entraron rápidamente en competencia cuando todos se dirigieron al mismo tiempo a las únicas industrias capaces de suministrarles medicamentos y material sanitario para luchar contra el Covid-19. Así, al principio de la pandemia, los Estados miembros de la muy civilizada Unión Europea se disputaron lotes de mascarillas como vulgares ropavejeros. 

Su competencia era tanto más aguda y feroz cuanto que, además, la "globalización" del capital había intervenido también dentro de estas industrias, llevando a su deslocalización y concentración en ciertos "Estados emergentes" (China e India, en particular), por lo que muchos Estados centrales (incluso en Europa) se vieron privados de todos los recursos de este tipo en su propio territorio. Entonces se dieron de cómo este proceso - fomentado también por las políticas neoliberales de restricción presupuestaria- los había hecho dependientes y había precarizado también la seguridad sanitaria de sus poblaciones.  (...)"                 

(Alain Bihr  , Sociólogo, especialista del movimiento obrero y socialista, miembro del laboratorio de sociología y antropología de la Universidad del Franco Condado, Sin Permiso, 30/12/21)

17.7.20

No ha habido un sólo caso histórico de una economía cuyo sector privado haya avanzado y se haya consolidado con competitividad y poder económico sin la presencia y el concurso de un Estado económicamente fuerte y dinamizador. Lo que deberíamos hacer es luchar contra la auténtica ocupación que los grupos oligárquicos vienen realizando desde hace decenios de las instituciones del Estado, despojarlo de cualquier atisbo de parasitismo y ponerlo al servicio de la innovación y la creación de riqueza

"La idea de los economistas convencionales sobre la función del Estado en la economía que predomina en los centros de poder es que debe ser lo más liviana posible, limitándose a desbrozar el camino para que la iniciativa privada actúe con la mayor libertad (...)

Llevado al extremo, ese principio se ha traducido históricamente en reclamar del Estado una práctica que con ocasión de esta última crisis provocada por la Covid-19 hemos podido comprobar con especial nitidez: la socialización de las pérdidas del capital privado cuando éste las provoca y la privatización del beneficio una vez que el Estado consigue sacarlo a flote. 

Lo estamos viendo ahora y lo vimos en otras anteriores, como en la última crisis financiera de 2008, cuando los Estados hicieron suya la gigantesca deuda y las enormes pérdidas que había provocado la banca privada. 

Esa política se ha impuesto gracias al poder que tienen quienes se benefician de ella y para eso se hace creer que el Estado no puede hacer otra cosa positiva que no sea el quitar las piedras de camino por donde debe discurrir el capital privado. (...)

La realidad es otra, tal y como han puesto de relieve muchos estudios y en especial los que últimamente viene realizando la economista Mariana Mazzucato. El valor ni lo crea ni puede crearlo por sí solo el capital privado. No es verdad que lo generen exclusivamente, como se piensa, los empresarios o los emprendedores como resultado de su simple acción individual.

En contra de la creencia generalizada, lo cierto es que el valor y la riqueza productiva sólo pueden generarse con el concurso de las instituciones públicas, de los centros de investigación y enseñanza públicos y del conjunto de la sociedad, es decir, del Estado.

Mazzucato ha demostrado con números y análisis de experiencias reales que la innovación privada, los grandes éxitos empresariales y los grandes avances tecnológicos generalmente asociados a la iniciativa o a la búsqueda del beneficio individual no hubieran podido producirse nunca sin la previa intervención del Estado. Sin que las instituciones públicas asuman la investigación básica que a la empresa privada no le resulta rentable, sin la demanda previa de los Estados y sin sus proyectos estratégicos financiados con capital pública es materialmente imposible que cualquier empresa privada desarrolle los productos que hoy día están a la vanguardia de los negocios.

De ahí se deduce, por tanto, que tratar de fomentar la innovación y la creación de valor debilitando cada día más al Estado es un camino que a la postre impide que el capital privado salga adelante.

A nadie le cabe duda de que el capitalismo basado en la iniciativa privada ha sido capaz de lograr los avances tecnológicos más avanzados de la historia de la humanidad o de proyectar la actividad productiva hacia horizontes nunca contemplados. Pero la realidad es que esto sólo se ha podido conseguir con la previa iniciativa del Estado, de las instituciones y la sociedad en general y, por supuesto, con el dinero público como punto de partida. (...)

No ha habido un sólo caso histórico de una economía cuyo sector privado haya avanzado y se haya consolidado con competitividad y poder económico sin la presencia y el concurso de un Estado económicamente fuerte y dinamizador.

Guste o no, lo cierto es que el emprendimiento que resulta determinante y motor de los demás es el que protagoniza inicialmente el Estado y así ha ocurrido en mucha mayor medida con la revolución tecnológica de los últimos treinta o cuarenta años. La inmensa mayoría de los inventos e innovaciones que luego fueron más exitosos, o que determinaron el éxito en los mercados privados, se han generado inicialmente en el sector militar o en los centros públicos civiles de investigación.

La clave del éxito económico y del progreso de las economías más avanzadas del planeta nunca ha sido la fortaleza de un sólo sector y menos del privado, sino la actuación coordinada del conjunto de los sujetos económicos, de la existencia de un ecosistema que funcione coordinada y sinérgicamente.

Ahora que nos estamos proponiendo reconstruir nuestras economías deberíamos tener muy en cuenta esta realidad. Deberíamos ser muy conscientes de que los mayores daños de esta pandemia se están dando precisamente allí donde los Estados y sus servicios públicos son más débiles, en donde casi han llegado a desmantelarse.

 Lo anterior no quiere decir que todos los Estados hayan actuado como motores del emprendimiento y de la innovación. No ha sido así precisamente porque, como dije al principio, se tiende a exigirles que actúen simplemente como apagafuegos del capital privado y porque éste trata constantemente de quitarse de encima el compromiso de contribuir a la financiación del Estado, creyendo erróneamente que sólo le supone una carga innecesaria. (...)

 La experiencia nos ha demostrado hasta la sociedad que los mercados pueden proporcionar resultados muy brillantes (aunque no siempre eficientes porque la competencia apenas funciona y es incompatible con la innovación que, por definición, produce diferencias y posiciones de cuasi monopolio). Pero también es evidente que su funcionamiento es espontáneo y que no está orientado, también por definición, a conseguir grandes objetivos sociales. Si estos se quieren conseguir es imprescindible la presencia del interés público, bien sea con carácter singular o bajo cualquier tipo de cooperación entre capital público y privado.

 Y la cuestión clave radica en que hoy día es imposible o suicida no sentirse concernido o renunciar a objetivos como frenar el cambio climático, proporcionar estabilidad y seguridad a las relaciones financieras, evitar el crecimiento desorbitado de la desigualdad, satisfacer niveles siquiera sea mínimos de las necesidades de toda la población mundial, so pena de padecer crisis sociales de consecuencias impensables; o, sin necesidad de ir más lejos, luchar contra una pandemia como la que estamos viviendo. Nada de ello, como digo, se puede conseguir no ya sin Estado sino con el Estado débil, desvestido, desprovisto de recursos y acomplejado que ha creado el neoliberalismo.

En España deberíamos reconsiderar todo esto en estos momentos y no seguir llevádonos por los cantos de sirena del neoliberalismo. En los últimos años se ha frenado el desarrollo de nuestro sistema de ciencia e investigación y se ha desmantelado todo un sistema público empresarial que funcionaba mucho mejor que el privatizado con decisiones típicas del capitalismo de amiguetes de nuestros días. 

Las consecuencias están a la vista: nuestra economía se convierte a pasos agigantados en un universo de servicios de bajo coste y valor añadido y nuestras mejores empresas o terminan en manos de otras extranjeras o simplemente desaparecen para dejar su mercado a otras de fuera que, en muchas ocasiones, nos colonizan con el apoyo de sus Estados potentes.

Lo que deberíamos hacer es luchar contra la auténtica ocupación que los grupos oligárquicos vienen realizando desde hace decenios de las instituciones del Estado, despojarlo de cualquier atisbo de parasitismo y ponerlo al servicio de la innovación y la creación de riqueza.

 En lugar de dedicarlo a ser un siervo del capital privado más rentista, en España deberíamos poner las bases para que el Estado actúe, como un socio de proyectos de innovación y de progreso, tal y como defiende Mazzucato. Con control y rigor, con eficacia y transparencia, con democracia, con inteligencia y fortaleza. 

Seguir renunciando al Estado y privatizar sin medida, como quiere hacer en España la derecha, sólo nos lleva a la colonización, al empobrecimiento de la mayoría y al enriquecimiento parasitario de unos pocos. No nos dejemos engañar: el Partido Popular, Vox o Ciudadanos están pidiendo que hagamos en España lo contrario de lo que han hecho y hacen las economías que tenemos a nuestro alrededor para lograr ser más fuertes y avanzadas."               (Juan Torres López, Público, 16/06/20)

18.6.20

¿La crisis? Comenzará en septiembre. Y desafortunadamente se parecerá a la de 1929... se puede encontrar una gran fuente de inspiración para manejarla en la revisión de las políticas del New Deal, comprendiendo que la presencia del estado en la economía está inevitablemente destinada a crecer, los impuestos aumentarán en todas partes y la globalización estará ahora bajo ataque

"La exasperación del modelo basada en las ganancias generadas por un exceso de apalancamiento y un financiamiento fuera de control ha fallado. Y produjo el resultado opuesto: la nacionalización del sistema causada por excesos de especulación financiera, exactamente lo que sucedió después de la crisis de 1929.  (...)

Cuanto más tiempo pasa, más claro es la sensación de que el sector financiero no parece haber entendido el impacto y las implicaciones a largo plazo de estos eventos o lo que sucederá con la economía real.  

(...) es mucho más interesante tratar de entender lo que se puede esperar, suponiendo que el problema de la pandemia esté resuelto y, por lo tanto, suponiendo un escenario "libre de virus".

La economía mundial llegó a la cita con Covid 19 en la peor situación posible, con una alta vulnerabilidad a la deuda y el apalancamiento especulativo, y la pandemia tuvo un efecto catalizador en toda una serie de problemas que habían sido evidentes durante algún tiempo. 

 Las burbujas especulativas sobre crédito y capital que circulaban en el sistema estaban esperando que explotara un fusible y la crisis financiera habría llegado de todos modos, incluso solo por una simple recesión. Si seguimos insistiendo en atribuir la razón de la crisis que nos espera a un virus, es decir, un factor externo, seguimos negando la evidencia de un modelo financiero y económico que funciona solo con un apalancamiento excesivo, compresión de ingresos, gran deuda especulativa y pocas inversiones en la economía real, un modelo que no es sostenible.

 En los últimos diez años, todo el mundo ha endeudado mucho para respaldar el consumo que los ingresos reales no permitían, especialmente en los EE. UU., Canadá, el Reino Unido y Australia, y para hacer finanzas especulativas.

Para los economistas de opinión consensuada, es bastante lógico aceptar que el 30% del consumo en los Estados Unidos puede depender solo del crecimiento de la deuda y no del crecimiento de los ingresos y que las finanzas pueden apalancar la economía sin límites y sin controles, gracias a los reguladores que se complacen en ver que los mercados suben sin fin (...)

Los mercados financieros depositan una gran confianza en los bancos centrales para resolver las crisis con operaciones basadas en inyecciones de liquidez (flexibilización cuantitativa) (...)

¿Cuál de ustedes prestaría dinero a quienes están en riesgo de quiebra? La solvencia de un sistema depende exclusivamente del apetito de riesgo de quienes otorgan crédito (bancos, fondos de inversión e inversores) y, por lo tanto, gran parte de la liquidez que circula en el sistema depende solo de riesgo de apetito de bancos e inversores  (...)

La crisis que estamos experimentando tendrá un grave impacto en el apetito por el riesgo y, por lo tanto, en la circulación de liquidez introducida en el sistema. Si toda la liquidez introducida con QE no se convierte en crédito en poco tiempo, el sistema sufrirá una crisis crediticia incluso en una fase de expansión de los balances de los bancos centrales.

Por lo tanto, la crisis no termina con el final del confinamiento, sino que comienza cuando comienzan a aparecer los eventos de crédito (quiebras) y, por lo tanto, comienza ahora.(...)

 En promedio, las recesiones en los Estados Unidos duran aproximadamente 13 meses, pero en 2008 fueron 18, y podrían durar 13/18 meses debido al posible desequilibrio entre liquidez y solvencia.

A fines de 2019, la economía estadounidense mostró un riesgo crediticio especulativo con un alto riesgo de incumplimiento de 5200 mil millones de dólares (25% del PIB) ya solo en el caso de una recesión normal.  (...)

En los últimos dos meses, 1600 empresas por día (!) Se han declarado en bancarrota solo en los Estados Unidos, a pesar de que la liquidez introducida en el sistema está en su punto más alto (Fuente: Oficina del Censo de EE. UU. / Deutsche Bank Ec. Research). El crédito al consumo para el consumidor estadounidense se ha contraído fuertemente, es decir, los bancos han pasado de proporcionar 15/20 mil millones de dólares al mes a eliminar 12 mil millones del sector de crédito al consumo (el consumo representa el 75% del PIB de EE. UU. finales de 2019). Nadie quiere dar más crédito a los desempleados que aumentan explosivamente a medida que los bancos, que han recibido liquidez de la FED, han comenzado a pensar que aquellos que permanecen desempleados no pueden pagar las cuotas y, por lo tanto, ya no son solventes como antes. (Aquí hay un primer ejemplo de la diferencia entre liquidez y solvencia).  (...)

En este punto, dada la fuerte correlación entre el crédito al consumo y el consumo, y entre el consumo y las ganancias de las empresas que cotizan en bolsa, es probable que se produzca una crisis de solvencia corporativa de las empresas inducida por una crisis de liquidez del crédito al consumo. , como también destacó Rana Foroohar en el Financial Times del 10 de mayo (...)

 La reciente quiebra de Hertz (alquiler de autos) ocurrió junto con la compra por parte de la FED de bonos corporativos que formaban parte del plan de Servicios de Crédito Corporativo del Mercado Secundario y ahora la FED es un acreedor en la bancarrota de Hertz que, precisamente gracias a este plan, no Debería haber fallado.

Entonces, ¿para qué son estas intervenciones si los incumplimientos ocurren de todos modos? Sirven para mantener el dinero de los inversores en el sistema, haciendo creer que la liquidez y la solvencia son lo mismo.(...)

Está bastante claro que la masa de impacto de los bancos centrales es mínima en comparación con el tamaño del mercado y, por lo tanto, la verdadera liquidez que circula en el sistema siempre es proporcionada principalmente por el mercado y, por lo tanto, por los inversores, bancos y fondos de inversión y por su propensión a arriesgar.  (...)

Aunque los operadores de los mercados financieros están contentos y felices de ser salvados y el sistema en sí mismo, en el corto plazo, parece beneficiarse de él, se descuida el impacto a largo plazo de esta forma de administrar la economía y las finanzas.

¿Sabes por qué hay una gran cantidad de crédito en riesgo de incumplimiento como nunca antes en la historia? Debido a que la colocación de préstamos de apalancamiento, MBS, ABS, CMBS, CLO y High Yield de todo tipo produce enormes ganancias para Wall Street, que acumula comisiones de hasta 4% -5% (incluidas las compañías calificadoras) para organizar, titularizar, colocar y luego gestione estas herramientas que se distribuyen a los inversores que buscan rendimientos.

El rendimiento para el inversionista final se ve claramente reducido por las ricas comisiones de los intermediarios que luego distribuyen el riesgo en el sistema a través de una intensa distribución y comercialización del riesgo, sin ninguna supervisión real sobre dónde van estos riesgos.  (...)

Hoy, el comercio en línea por parte de inversores minoristas es el competidor más importante de PlayStation. (...)

Una encuesta reciente realizada en los Estados Unidos muestra que los recientes subsidios pagados a ciudadanos privados por el gobierno de los Estados Unidos han sido utilizados, por los ganadores incluidos en los niveles de ingresos de 35 mil a 100 mil dólares, para los siguientes propósitos: 1) para acumular ahorros, 2 ) uso para gastos corrientes, 3) comercio en línea (Fuente: Yodlee Data Analytics).

Si alguien quiere buscar comparaciones con 1929, tiene un amplio material disponible. (...)

La financiación populista de Donald Trump, que utiliza la tendencia del índice bursátil para fines electorales, no ha producido bienestar para los Estados Unidos y solo las políticas económicas que priorizarán los ingresos laborales producirán el punto de inflexión.

El aumento de los ingresos es esencial para mantener una deuda que ya no es sostenible con la emisión de otra deuda, una especie de esquema de Ponzi como en 2008, cuando el sistema comenzó de nuevo con el mismo modelo de bancarrota que había provocado su colapso

 La crisis inducida por el coronavirus abre una fase de transformación económica que generará una gran inestabilidad hasta que se encuentre un mejor modelo para gestionar el crecimiento.

En este punto, simplemente debe reconocerse que la exasperación del modelo basada en las ganancias generadas por un exceso de apalancamiento y por un financiamiento fuera de control ha fallado y ha producido el resultado opuesto: la nacionalización del sistema causada por excesos de especulación financiera, exactamente lo que sucedió después de la crisis de 1929.

Creo que se puede encontrar una gran fuente de inspiración para manejar esta crisis en la revisión de las políticas del New Deal, suponiendo que la presencia del estado en la economía está inevitablemente destinada a crecer, los impuestos aumentarán en todas partes y la globalización estará ahora bajo ataque durante mucho tiempo. (...)

El último baluarte de defensa de este modelo económico de bancarrota sigue siendo la fortaleza del dólar, justo cuando el mundo necesitaría un dólar débil, porque es la principal moneda de financiación a nivel mundial. Si el dólar baja, el costo de la deuda para aquellos que se endeudaron en dólares baja. Pero antes de la crisis, Trump invocó un dólar débil, ahora se da cuenta de que la fortaleza de la moneda garantiza un flujo vital de capital para la colosal deuda estadounidense (pública y privada), financiada de manera pronunciada por el ahorro externo.

 Europa, Japón y China arrojan ríos de dinero sobre los activos estadounidenses para apoyar un modelo financiero ahora en crisis. La fortaleza del dólar oculta la fragilidad del sistema: sin capital extranjero, América estaría prácticamente en bancarrota (...)

Para reducir esta dependencia del capital extranjero, los estadounidenses deben aumentar el ahorro interno y reducir la deuda, aceptando un largo período de ajuste en los desequilibrios acumulativos en los últimos diez años y un bajo crecimiento económico. Como esta opción es, en este momento, inaceptable, aquí está la FED para intervenir para apuntalar el sistema y esperar que todo vuelva como antes.

 La llamada fase 2, el bloqueo posterior, ni siquiera ha comenzado para la economía internacional y la parte más fácil de manejar la crisis (es decir, imprimir dinero) ya ha terminado. Si bien los mercados financieros ya han descartado una recuperación rápida y fácil, cada vez es más claro que la recuperación será lenta y decepcionante. Esperar que esta vez todo se resuelva imprimiendo dinero es pura arrogancia financiera. Defender hasta el final un modelo de crecimiento que ya no produce riqueza (si no es para unos pocos) sino solo deudas (para muchos) probablemente sea el error fatal."                (Maurizio Novelli, Lemanik  , Sinistrainrete, 11/06/20 ; traducción google)

29.5.20

Hoy, federalizar es modernizar. Y modernizar es construir un Estado fuerte con capacidad para ejecutar políticas públicas de forma eficiente entre todos los niveles territoriales. No es posible mantener un modelo en el que el Estado se muestre incapaz de coordinar la sanidad

"(...)  ¿cómo ha enfrentado el modelo territorial español la crisis sanitaria?

 (...) La primera cuestión a la que ha enfrentado la excepcional situación generada por la pandemia es, en apariencia, la idoneidad del reparto de competencias en materia sanitaria y, por ende, en relación con otras materias. 

Señalo que en apariencia porque creo que el verdadero debate no hace referencia tanto al reparto teórico de competencias dibujadas en la Constitución y en los Estatutos de Autonomía como a la efectividad de esas competencias. Dicho de otra manera, el problema no es que al Estado le corresponda la competencia sobre legislación básica y coordinación sanitaria.

 El problema es que el desarrollo competencial ha provocado que se trate de una competencia vacía. Como esta situación se puede extrapolar a otros órdenes materiales, la cuestión que se plantea es cuál debe ser el núcleo irreductible de competencias efectivas del Estado. Junto a ello, en relación con sanidad y con otras materias sensibles, es obligado plantearse cuáles deben ser no ya los mínimos garantizados para todos los españoles sino cuál es el margen de diferencia aceptable entre los ciudadanos de las distintas Comunidades Autónomas

(...)  es preciso referirse a cómo la crisis ha puesto de manifiesto, en ocasiones de forma dramática, la escasez, si no directamente inexistencia, de eficaces resortes de coordinación entre el Estado y las Comunidades Autónomas y entres éstas.  (...)

 La crisis ha puesto de manifiesto que no hay instrumentos para una coordinación efectiva ni siquiera en un supuesto de máxima gravedad. El ejemplo de las compras sanitarias en el exterior es bien elocuente al respecto. Un déficit, creo, que si no se corrige satisfactoriamente y en tiempo breve, puede provocar consecuencias muy graves sobre la apreciación ciudadana del modelo territorial 

Finalmente, hay que realizar una referencia a la esfera local, el papel de provincias y municipios. Aunque sea muy brevemente, debe  ponerse de manifiesto que no es posible pensar el modelo territorial sin tener la referencia del papel a desempeñar por municipios y provincias.(...)

 Los municipios han sido las instituciones territoriales más valoradas durante toda la crisis.(...)

Como en otras cuestiones, la crisis de la Covid-19 ha puesto de manifiesto la perentoria necesidad de modernizar la forma territorial del Estado. Es posible que sus consecuencias directas no sean estructurales, que por si misma no provoque cambios radicales.

 Pero es seguro que va a ser un factor catalizador de muchas transformaciones que estaban en marcha y que, simultáneamente, va a levantar definitivamente el velo que hoy todavía cubre con una apariencia de vida a instituciones que, definitivamente, son pasado. (...)

Modernizar implica, al menos, dimensionar correctamente el lugar y poder de las estructuras estatales; clarificar el diseño competencial; fortalecer las estructuras de coordinación y colaboración; finalmente, pero no en último lugar, una reforma en profundidad de las estructuras administrativas

Hay que redibujar el esquema institucional del Estado autonómico pensando qué es lo que en el modelo social actual debe corresponder a cada instancia territorial. Y debe dibujarse un modelo normativo que refleje el reparto de poder con la mayor sencillez y flexibilidad posible. Entre las tareas de las instancias de coordinación y colaboración debería estar la de procurar resolver los conflictos inherentes a esas características, limitando al máximo la intervención del Tribunal Constitucional.  (...)

Realizo una referencia singular a la necesidad de modernizar las administraciones públicas porque creo que se trata de un tema minusvalorado sino directamente obviado. También durante estas semanas se han puesto de manifiesto las debilidades de nuestro modelo burocrático y administrativo

Complejidad; mala distribución de persona; debilidad de estructurar esenciales; rigidez; insuficiencias en el desarrollo de la administración electrónica… y otras circunstancias que podrían traerse a colación. Por supuesto, la modernización del modelo administrativo es en si mismo un capítulo de las obligaciones que ha puesto en evidencia la crisis sanitaria. Si lo traigo a colación es porque considero que la reforma de la Administración es absolutamente necesaria para la adecuada reconstrucción el Estado autonómico. 

Por dos razones. Primero, porque es preciso un modelo administrativo que tenga interiorizado un diseño de distribución territorial del poder con las consecuencias que ello conlleva y, por ende, con la asunción de la colaboración como lubricante natural del mismo. En segundo lugar, porque el modelo territorial no se reformará satisfactoriamente si las Comunidades Autónomas no realizan un ejercicio de revisión crítica de su modelo institucional y de sus dinámicas organizativas. Una administración adecuada a una sociedad en transformación.  (...)

Hoy, federalizar es modernizar. Y modernizar es construir un Estado fuerte. Un Estado con capacidad para diseñar y ejecutar políticas públicas de forma armónica y eficiente entre todos los niveles territoriales. No es posible mantener un modelo en el que se puede producir una circunstancia tan paradójica como que el Estado se muestre incapaz siquiera de coordinar la sanidad en un momento de extrema gravedad y que, simultáneamente, desarrolle políticas públicas que pertenecen con claridad al ámbito competencial de las Comunidades Autónomas

Reflexionar sobre el modelo territorial español es hoy una necesidad imperiosa. Pero también la reflexión debe actualizarse. Hoy, no se trata de un debate alrededor de la dialéctica unidad/autonomía. Hoy, hay que pensar el modelo territorial desde la exigente necesidad de modernizar nuestro Estado para adaptarlo a un modelo social distinto, con demandas y necesidades muy diferentes a aquellas que lo vieron nacer


En este contexto, ¿qué significa la apuesta federal? ¿Por qué seguir acudiendo a una voz tan estigmatizada en la cultura política española? Hay muchas razones que avalan la oportunidad de seguir recurriendo a la idea federal. Creo que el mejor resumen es que el federalismo es por cultura, técnicas e ideología la bandera que mejor puede cobijar ese proyecto

Y, por supuesto, porque sigue siendo el mejor instrumento que tenemos para conciliar las dos exigencias, y necesidades, de nuestro proyecto nacional. Por un lado, el fortalecimiento efectivo de una unidad que responda a los desafíos del nuevo orden social y geopolítico. Por otro, la garantía de la autonomía para hacer efectiva la diversidad natural inherente a ese proyecto. 


Posdata. Como habrá observado quien se haya molestado en llegar al final, no hay referencia a la integración y, específicamente, al desafío planteado por el nacionalismo catalán. Es una ausencia consciente. La necesidad de seguir trabajando por encontrar acomodo a los conflictos planteados no puede seguir paralizando las reformas necesarias de la organización territorial. Además, tengo el convencimiento de que si se trabaja en la dirección correcta, se contribuirá de manera significativa para disminuir la dimensión del problema."             ( , Agenda Pública, 23 mayo 2020

16.4.20

El Estado ha ido perdiendo competencias por arriba hacia la UE y por abajo hacia las autonomías, y en ambos casos las cesiones no han sido satisfactorias; los resultados, nefastos... nos hemos quedado absurdamente sorprendidos al constatar que el Ministerio de Sanidad no existía, que es un cascarón sin contenido, sin instrumentos ni estructura para asumir el papel que en este momento se le asigna. No deja de ser significativo que haya sido el ejército la institución que se ha comportado sin fisuras, vertebrando todo el territorio nacional, dando una inmensa sensación de eficacia...

"La del coronavirus, como toda crisis, dejará tras de sí secuelas y también enseñanzas. Pondrá al descubierto facetas de la realidad que quizás intuíamos, pero que no teníamos valor para confesarnos. Una está ya emergiendo. El Estado está desnudo. Nos estamos quedando sin Estado, se nos va de las manos. 

En los momentos de crisis es cuando se pone a prueba el músculo de la sociedad, de esa sociedad organizada políticamente que es el Estado. Ya en 2008 intuimos que este fallaba y era incapaz de dar solución a muchos de los problemas que se presentaban. Desde entonces, los indicios de su anemia se vienen repitiendo y esta crisis nos los está confirmando. (...)

Nos quedaríamos en la superficie si detrás de la ineptitud de los respectivos gobiernos no vislumbrásemos un problema de mayor calado. Es más, ¿el mismo hecho de que personas tan incompetentes y mediocres hayan llegado a la cima del poder no se debe en parte a las profundas brechas que presenta nuestra organización política?  (...)

El tema es de suma envergadura y también de enorme gravedad. Se enmarca en un proceso en el que el Estado ha ido perdiendo competencias por arriba hacia la Unión Europea y por abajo hacia los entes territoriales, y en ambos casos las cesiones no han sido satisfactorias; los resultados, nefastos. Hemos ido destruyendo el Estado sin que nada ni nadie fuese capaz de sustituirlo. 

Ahora bien, un problema tan complejo no se puede abarcar en un artículo de un diario, por mucha amplitud que tuviese. Me limitaré por tanto a resaltar, y de forma somera, algunos hechos que se han puesto de manifiesto en esta crisis, de los que muy posiblemente casi todos nos hayamos percatado.  (...)

El estado de alarma debería haberse declarado mucho antes, porque una crisis como esta no se podía gestionar desde 17 Comunidades Autónomas cada una de ellas actuando por su cuenta. (...)

Lo normal es que con anterioridad al aislamiento se hubieran planificado todas las actuaciones de forma centralizada y se hubiese efectuado el aprovisionamiento de todo el material y de los equipos que previsiblemente se iban a necesitar. Desde luego, la situación que se avecinaba no era para que cada administración actuase por su cuenta. Poca duda cabe de que el motivo del retraso hay que buscarlo en la pretensión del Gobierno de no enemistarse con sus socios, los secesionistas catalanes y vascos. No obstante, a pesar de la dilación, reaccionaron indignados afirmando que se trataba de un 155 encubierto. (...)

Tal vez el descubrimiento más relevante, pero también el más lamentable, se haya producido después de decretar el estado de alarma, pues al anunciar que se centralizaba todo el poder en el Gobierno, y más concretamente en el Ministerio de Sanidad, nos hemos quedado absurdamente sorprendidos (absurdamente, porque debíamos de haber sido conscientes de ello antes) al constatar que el Ministerio de Sanidad no existía, que el rey estaba desnudo. Después de transferir Aznar, hace 25 años, toda la sanidad a las Comunidades Autónomas, el Ministerio es un cascarón sin contenido y, lo que es peor, sin instrumentos ni estructura para asumir el papel que en este momento se le asigna. (...)

Al final, el resultado ha sido que en gran medida cada Comunidad ha debido apañarse por sí misma, lo que nos puede dar idea de las consecuencias. Diecisiete pequeñas Comunidades (en este orden todas son pequeñas) compitiendo incluso entre sí y contra su propio Gobierno en un mercado totalmente tensionado, en el que también participan las primeras potencias mundiales. 

Además, se ha perdido un tiempo precioso porque el mercado se va enrareciendo cada vez más, especialmente ahora que entra en liza EE. UU.

La carencia de medios, de estructura y de experiencia práctica en el Ministerio ha forzado a que cada Comunidad haga la guerra por su cuenta, no solo en materia de aprovisionamiento, sino en casi todos los aspectos, creándose una situación un poco caótica. Incluso hemos escuchado al ministro de Sanidad pedir la solidaridad de unas Comunidades respecto a otras, en lugar de usar la autoridad y el mando único del que estaba investido para distribuir adecuadamente el material. (...)

No deja de ser significativo que haya sido el ejército la institución que se ha comportado sin fisuras, vertebrando todo el territorio nacional, dando una inmensa sensación de eficacia, y no es por casualidad que, como es sabido, esta área estatal haya permanecido al margen de cualquier transferencia a las Comunidades Autónomas. Incluso el mismo Torra, después de que en un principio la Generalitat hubiera rechazado con petulancia y desdén la colaboración del ejército, se ha tragado su orgullo y le ha tenido que pedir ayuda para desinfectar todas las residencias de mayores en Cataluña.  (...)

El reducido tamaño del sector público, dividido además en diecisiete Comunidades Autónomas, es una señal más de la precariedad de nuestro Estado. Pero estas carencias se remontan bastante más allá del Gobierno de Rajoy. Hunden sus raíces al menos en la firma del Tratado de Maastricht, en los criterios de convergencia y en la política de austeridad implantada en toda la Unión Europea. 

Ciertamente la crisis del 2008 y la pertenencia a la Unión Monetaria obligaron a precarizar aun más el sector público. Pero la culpa no fue en exclusiva de Rajoy, ni siquiera le corresponde la mayor parte. En 2011 la diferencia de presión fiscal con la media europea era de ocho puntos. Mayor responsabilidad tuvieron Aznar y Zapatero, en cuyos gobiernos hay que situar el origen. En economía, los efectos se dilatan mucho respecto a las causas.

Pero acudamos una vez más a Montesquieu y, prescindiendo de los respectivos gobiernos, hemos de considerar que el origen último de esta depauperación de nuestro Estado se encuentra en el hecho de haber renunciado a múltiples competencias (principalmente el control de nuestra moneda) para entregarlas a instituciones con profundos déficits democráticos y carentes de toda visión social y de cohesión al menos entre regiones. (...)"                     (Juan Francisco Martín Seco, República, 09/04/20)

26.10.17

La izquierda no debe resignarse a la entrega del Estado en favor de las oligarquías. Debe recuperar el estado-nación

"Resignadamente se ha impuesto entre las fuerzas de izquierda la convicción de que el Estado se ha vuelto impotente ante el dominio de los mercados. 

Quizás no lo hacen explícito ya que tal docilidad mermaría sus apoyos en las citas electorales, pero los electores intuyen que la izquierda se ha rendido y retiran los sufragios que antaño beneficiaron a los socialdemócratas, quienes ya les traicionaron adhiriéndose al viraje liderado por Margaret Thatcher. 

La ideología neoliberal ha impuesto entre la opinión la creencia en un dogma poco cuestionado: no se pueden poner barreras a la globalización, el mercado siempre las rebasará ante la debilidad del Estado para sostenerlas. Cuando la izquierda picó el anzuelo y se atrincheró en movimientos pan-europeos o anti-globalización cedió la defensa de la soberanía nacional a la derecha populista, identitaria y xenófoba. 

Esta derecha se ofrece para proteger al trabajador desahuciado por sus partidos tradicionales. Actualmente circula otro potente globo sonda neoliberal lanzado para despolitizar el trabajo, tal y como ha pasado con el Estado-nación. 

Tal como ocurrió con la trampa de la globalización, el señuelo de la automatización y la invasión de los robots, que vendrían a liquidar el trabajo, sirve como excusa para justificar otra retirada de la izquierda de una institución clave: el pleno empleo.

Lejos de liquidar al Estado, el neoliberalismo lo ha reconfigurado para someterlo al capital financiero. Después de todo, el proceso de liberalización de los mercados no habría sido posible sin la promoción cómplice de los gobierno. 

Un mecanismo esencial aquí es la independencia de los bancos centrales, cuyo objetivo categórico es someter los Estados a la disciplina de los mercados. Carecer de soberanía monetaria restringe de facto la política fiscal, forzando a los gobiernos a plegarse a los caprichos de los especuladores so pena de ver cómo se disparan los intereses de la deuda pública, lo cual los deja sin espacio para aumentar el déficit cuando las circunstancias lo aconsejen (por ejemplo para salir de una recesión). 

La fijación de metas de inflación, la adopción de políticas vinculadas a normas – sobre el gasto público como proporción del PIB- y la imposición de sistemas de tipos de cambio fijos, encadenan al gobierno tal como pretende el neoliberalismo. Estas restricciones entregan la soberanía a las élites económicas. 

Por ejemplo, el abandono de políticas para alcanzar el pleno empleo ayuda a crear una fuerza laboral sumisa; los tipos de interés elevados transfieren rentas a los grandes patrimonios; y las agresiones a los trabajadores mejoran los beneficios obtenidos de un pequeño grupo de grandes empresas.

La izquierda no debe resignarse a esta entrega del Estado en favor de las oligarquías. Debe soltar el lastre de un pensamiento económico obsoleto y pseudocientífico y buscar su propia teoría económica. 

La Teoría Monetaria Moderna ofrece una agenda política alternativa, un Plan B real que permitiría diseñar qué tipo de empleo queremos y en qué actividades invertimos para construir la sociedad que deseamos. 

Qué es el dinero, quién lo crea y cómo se introduce en la economía es esencial para comprender el funcionamiento del capitalismo, y explicar esto es uno de los objetivos principales que Red MMT España se ha marcado desde su constitución, con la expectativa de contribuir a cambiar el modo en que se aborda la política económica por parte de las fuerzas de izquierda. Pero para repensar el papel del Estado primero debemos recuperarlo.

Una novedad editorial, Reclaiming the State: A Progressive Vision of Sovereignty for a Post-Neoliberal World (Reivindicar el estado: una visión progresista de la soberanía para un mundo pos-neoliberal), del economista Bill Mitchell y del politólogo Thomas Fazi, reivindica la recuperación de nuestros Estados-nación para que estos gobiernen a favor de la mayoría.  (...)"              (Red MTT, 24/09/17)

22.9.17

¿Está el juez de instrucción a las órdenes de Rajoy? ¿O no? Esa es la cuestión. Puede parecer extraño que un juez de instrucción pueda paralizar a todo un gobierno autonómico, pero así es nuestro sistema. En EEUU cualquier juez federal puede paralizar órdenes del mismísimo presidente

"Los hechos objetivamente expuestos son los siguientes: un juez de instrucción de Barcelona ha ordenado en una fecha clave –quedan diez días para el referéndum del 1-O– una serie de registros de sedes de la Generalitat que han venido acompañados de más de una decena de detenciones de altos cargos de dicha administración autonómica por los delitos de prevaricación, desobediencia, revelación de secretos y malversación de caudales públicos, todos ellos relacionados con la organización del referéndum.

 Los dos últimos tienen aparejadas graves penas de prisión, de hasta seis años en el último caso. Sin haber podido leer aún el auto del juez, varios líderes políticos y sindicales han llamado a la movilización y varios miles de personas se han echado a las calles de forma pacífica, dando por hecha una connivencia entre la presidencia del gobierno del Estado y el juez de instrucción en cuestión.  (...)

Puede parecer extraño que un juez de instrucción pueda paralizar de facto a todo un gobierno autonómico, pero así es nuestro sistema. En EEUU cualquier juez federal, como sabemos, puede paralizar órdenes del mismísimo presidente. Esa es la garantía de la justicia y de la división de poderes, aunque podríamos entrar en un amplio debate a este respecto que ahora no puedo desarrollar.

Pero al margen de ello, lo que se ve dudoso en este caso es que habiéndose detenido a altos cargos de diversos departamentos de la Generalitat, la instrucción esté discurriendo como si estos responsables políticos actuaran por libre, cuando es pública y notoria la implicación de los consellers en la organización del referéndum, reconocida por ellos mismos. 

Siendo así y derivando el juez responsabilidades penales por estos hechos –que están por ver–, quizás lo más adecuado sería traspasar la causa al Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, único competente para instruir una investigación penal contra aforados, dado que los consellers lo son. 

No es el primer precedente de investigaciones que se demoran –muy discutiblemente– en la sede de un juez de instrucción, apartando temporalmente a los aforados, cuando si puede existir responsabilidad de los mismos en los hechos, como es el caso sin ningún género de dudas, lo adecuado es traspasar la competencia al tribunal competente, es decir, al Tribunal Superior de Justicia de Cataluña."                 (Jordi Nieva-Fenoll , Catedrático de Derecho Procesal de la Universidad de Barcelona, Agenda Pública, 20/09/17)

"Sencillo argumentario…

— Están deteniendo gente sin orden judicial…
 
— No. La Guardia Civil, en sus funciones de policía judicial, sigue las órdenes del juzgado nº 13 de Barcelona y de otros jueces y tribunales.

— Están deteniendo gente por expresar sus ideas…
 
— No. El juez ha ordenado la detención de unos funcionarios y altos cargos públicos por sus acciones (delictivas) y no por sus ideas.

— Estas detenciones son un ataque a la democracia y a la libertad de expresión.
 
— No. Estas detenciones son la consecuencia jurídica, esperada, lógica y prevista por el Ordenamiento en caso de su incumplimiento. Y aplaudida por mucha gente.

— Cataluña está siendo atacada por un Estado totalitario.
 
— No, no se actúa contra Cataluña, sino contra unos funcionarios y altos cargos que cometen ilegalidades, contra un Govern autonómico que ha dejado de representar a todos los catalanes para representar sólo a la minoría catalana que quiere la independencia. Y no es un Estado totalitario quien actúa, sino un Estado social y democrático de derecho que, con sus carencias y defectos, se somete al ordenamiento jurídico en su actuación. Por el contrario, la actuación totalitaria es aquella que no se somete a la ley, tal como está actuando el Parlament y la Generalitat desde hace tiempo y, más específicamente, desde el 4 de septiembre.

— La Guardia Civil está actuando contra Cataluña.
 
— No. La Guardia Civil sigue las ordenes de los jueces, igual que entró en la sede del PP de Génova 13 cuando se investigaba el caso Bárcenas; en ese momento a nadie se le ocurrió decir que la Guardia Civil actuaba contra el PP, sino que cumplía las órdenes de los jueces y tribunales. (...)"           (El Español, 23/09/17)

29.12.16

El mundo se está transformando muy rápido, estamos en un proceso de mutación... y no a mejor. ¿Cómo pensar un antiestatalismo capaz de proponer imaginarios de solidaridad y de lucha?

"(...)  ¿Qué está pasando? ¿Está pasando algo por aquí abajo que no pase en todas partes?

Está pasando que estamos tocando los límites del mundo que conocíamos. Límites en el mundo institucional, el cultural, incluso el mundo natural. Esto quiere decir tocar los límites de la historia, de la que ya se decretó su final, triunfalísticamente, en los 80. Quizás, el final no era tan triunfalista, sino que es un tránsito hacia otra cosa. Es un impás que nos sitúa bajo otros horizontes de sentido. 

¿En España está pasando, básicamente, eso?

Estar tocando los límites de la historia del siglo XX tiene una traducción muy concreta: este fin de Régimen al que, muy localizadamente, se le llama Régimen del 78, si bien no es más que una vuelta más de la historia de un país que ni se acaba de construir, ni se acaba de demoler, que siempre está en esa tensión entre aquello que podría cambiar y no se cambia, entre aquello que se podría abrir y se cierra traumaticamente y de golpe, cada vez. Ahora, tal vez, estamos en un momento de esos. 

Hablemos de esa etapa. El 15M, ¿es una originalidad intelectual, o es una anécdota?

Es una expresión, más que un acontecimiento, de un intento de inflexión, que expresa el fin de una historia, un "ya no estamos ahí donde se suponía que estábamos", un "ni somos los ciudadanos, los clientes, los trabajadores que se suponía que éramos". 

 De ahí todos los noes del 15M: no somos mercancías, no nos representan... que marcan un antes y un después y, a la vez, permiten expresar unos modos de hacer, unas prácticas, tanto en las formas organizativas como en las formas de tomar la palabra y de hablarse. Esos lenguajes se habían estado gestado, en España y fuera de ella, en los 20 años anteriores. 

Son un aprendizaje colectivo muy largo, con muchas iniciativas que formaban un magma que parecía ser alternativo y minoritario, pero con el 15M se demuestra que han generado mundos. Deja de ser alternativa para ubicarse en los centros. Eso es el 15M. ¿Qué pasa luego? Han pasado sólo 5 años, que no es nada. (...)

¿Está pasando en Catalunya algo que no esté pasando en el Estado?

Está pasando lo mismo. El fin de una historia que no sabe escribir el siguiente capítulo, pues se está escribiendo con las nociones de antes. En Catalunya han pasado cosas, que a mí me interpelan, en parte: el momento en el que se desencaja el Estado de las Autonomías y hay la oportunidad de pensar algo distinto. 

Se ha tenido una gran potencia de interpelación a gente muy distinta y de tradiciones políticas muy diversas, y en muchos casos poco sospechosa de nacionalismo. Ahora no creo que estamos ahí, no obstante. Estamos en una gestión política de la potencia de interpelación que hubo. Bastante hábil. Ya veremos dónde lleva, por parte de los partidos de siempre. 

Y una reconducción a un nacionalismo que, aunque se diga que no es el nacionalismo clásico del XIX, lo es del XXI. El siglo XXI es muy nacionalista. No creo que para Catalunya escribir un capítulo más de nacionalismo sea interesante. Nos equivocaríamos mucho. 

Catalunya podría ser un territorio donde experimentar con formas de organización política más allá de los marcos de lo que había sido el Estado-nación. Podríamos ensayar con estas formas de entender la articulación política de los territorios y de las culturas, de generar institucionalidad, que no es necesariamente un Estado vinculado a un pueblo y a una nación. (...)

La última. Hemos hablado del mundo que viene. Han surgido las palabras "nacionalismo", "estatalismo", ¿ve también el antiestatalismo como una posibilidad para el siglo XXI, tan parecido al XIX?

Será, espero, una de las resistencias posibles a este escenario de poderes estatales fuertes y no contradictorios respecto a la globalización neoliberal. Pero una de las cosas que están quedando claras en el siglo XXI es que la dialéctica Estado-globalización-política-economía no era verdad. Cooperan y trabajan juntos para lo mismo.

 ¿Cómo resituar en este escenario un antiestatalismo que no sea sólo defensivo, sino capaz de proponer imaginarios de solidaridad y de lucha? Desde ahí tenemos que trabajar. 

 Desde la escala más pequeña a la escala planeta, que es la más olvidada, se tendrán que generar alianzas nuevas donde pensar. 

Un ejemplo: Europa y su frontera. Refugiados, escándalo moral... ¿Sabemos lo que es Europa y su historia, en qué mundo vivimos, de qué están hechas las guerras o las catástrofes ambientales que traen a la gente al norte? Son esas cuestiones las que realmente nos tienen que volver a poner en situación de pensarnos. 

No se trata de pensar en el Estado acogiendo o no refugiados, sino de quiénes somos nosotros, en este mundo común. Es nuestra condición. Vivimos en procesos sociales, ambientales, bélicos, de transformación, incluso, de la especie humana. Entendernos sólo como sujetos nacionales, votantes de un país y de una pequeña identidad --y ya no hablo de la catalana, sino de la europea-- es tan ridículo y tan despotenciador, políticamente hablando, que estamos perdiendo el tiempo. 

 El mundo se está transformando muy rápido, y no a mejor, estamos en un proceso de mutación respecto al cual nuestros impases políticos no nos permiten relacionarnos con eso. Hay que empezar a mirarnos desde ahí. Y politizar la existencia, como en los aprendizajes de los últimos 20 años. La historia de los Estados ya no nos dice nada de todo esto."              (Entrevista a Marina Garcés, filósofa, CTXT, 14/12/16)

7.1.16

La ausencia de inversión productiva solo se corregirá cuando de una puñetera vez el Estado inicie procesos de inversión masivos centrados en energía, transporte, educación, investigación y desarrollo en infraestructuras de tratamiento del agua

"(...) las soluciones de mercado no funcionan. Así de fácil, así de sencillo. Dicho discurso precedió a la publicación por parte de Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) de sus últimas previsiones macroeconómicas donde se constataba una desaceleración profundamente preocupante en el comercio mundial, que ha caído a niveles asociados a recesión global.

 Pero lo más interesante es que Stiglitz entró a fondo a desmontar las profundas falsedades que subyacen en los modelos neoclásicos que describen el comportamiento de la economía. 

Para ello se basó en los avances recientes en la investigación económica y en la nueva evidencia empírica que directamente culpan del estancamiento económico en curso al llamado "Consenso de Washington", es decir, al conjunto de políticas neoliberales que emergieron con la llegada al poder en los ochenta de los neoconservadores en Estados Unidos y Reino Unido, y que después incluso fueron abrazadas en parte por la socialdemocracia.

Como ya hemos expuesto hasta la saciedad, desde estas líneas, el Consenso de Washington se compone de una serie de políticas interrelacionadas que requieren reducciones en el gasto público; desregulación desenfrenada para reducir las restricciones a los bancos, las empresas y otros actores financieros; una amplia privatización de los servicios sociales y públicos; y la liberalización basada en la reducción de impuestos, aranceles y barreras no tarifarias al comercio. Todo ello con la intención aparente de impulsar el crecimiento y mejorar la distribución de la riqueza. Pero en realidad han producido todo lo contrario. 

Se nos venden una serie de recetas económicas basadas en una serie de “verdades indiscutibles”, cuando en realidad no representan nada más que juicios metodológicos previos.

Estos modelos no logran captar el comportamiento real ni de las personas ni de las empresas, incluyendo temas como el ahorro, el consumo y la inversión. 

Pero además pasan por alto el papel crucial de las instituciones en la reducción de la eficiencia y que sirven en realidad para preservar las estructuras de poder que benefician a una pequeña minoría. 

Contrariamente a la opinión prevaleciente entre los políticos, los fallos del mercado son generalizados, asociados a la competencia, las externalidades, el riesgo y los mercados de capitales. El mercado por sí mismo da lugar a un endeudamiento excesivo y conduce a instituciones financieras demasiado grandes para quebrar. Los mercados no son eficientes, ni siquiera estables. 

Las externalidades negativas son económicas, políticas, sociales y ambientales. Surgen múltiples necesidades de intervención del gobierno ya no solo para una estabilización macroeconómica, sino también en las políticas industriales, comerciales, necesidad de fuertes regulaciones del sector financiero, y el fomento de la igualdad de oportunidades.

 Nos damos cuenta, en definitiva, que el gobierno es esencial, y una parte central de la política de desarrollo es mejorar la actuación del sector público. Hay nuevos estudios y evidencias empíricas, como los de Mariana Mazzucato o los economistas Ha-Joo Chang o Richard Koo, y ya no hablemos de los postkeynesianos, que desmontan multitud mitos extendidos en los medios de comunicación convencionales como si fueran dogmas de fe.

Cuando se habla, por ejemplo, de innovación, por parte de políticos y expertos, generalmente se argumenta que la innovación reside en las fuerzas del mercado, en el empresariado innovador con su capacidad para afrontar riesgos y asumir el futuro desconocido. Sin embargo, la realidad de la innovación no parece ser así. 

La innovación no reside en el mercado sino en el Estado, el gobierno. Mariana Mazzucato, profesora de la Universidad de Sussex, en el libro El Estado Empresarial analiza varios estudios de casos sobre el crecimiento impulsado por la innovación, y describe la situación opuesta, el sector privado sólo se atreve a invertir después de que el Estado ha realizado las inversiones de alto riesgo.

En este libro, Mazzucato, sostiene que en la historia del capitalismo moderno, el Estado ha generado actividad económica que de otro modo no habría sucedido, y ha abierto activamente nuevas tecnologías y mercados en los que los inversores privados más adelante pueden entrar. 

Lejos de las críticas a menudo escuchadas al Estado de que potencialmente “desplaza” las inversiones privadas, el Estado hace que sucedan, formando y creando mercados, no sólo “corrigiendo” sus fallos. Ignorar esta realidad sólo sirve a fines ideológicos, y perjudica a la formulación de políticas eficaces. 

Un ejemplo es la situación actual, donde la ausencia de inversión productiva solo se corregirá cuando de una puñetera vez el Estado inicie procesos de inversión masivos centrados en energía, transporte, educación, investigación y desarrollo en infraestructuras de tratamiento del agua,… que sirvan posteriormente de arrastre al sector privado. Mientras tanto, más pobreza. ¡Porca miseria!"              (Juan Laborda, Vox Populi, 14/11/15)

6.4.11

"Si no existieran (fuerzas armadas), el desempleo en EEUU sería el 11.5% de la población activa, en lugar del 9,5% actual"

"El estado federal de EEUU interviene mucho más en la economía estadounidense que los estados de la UE-15. Un detalle, por ejemplo, que los economistas neoliberales españoles parecen desconocer, es que EEUU es el país de la OCDE que tiene el mayor programa de creación de empleo público existente en la OCDE.

Tal programa se ha situado en el centro del desarrollo económico de aquel país, convirtiendo al gobierno federal de EEUU en uno de los gobiernos actuales más keynesianos del mundo desarrollado.

Lo que ocurre es que no se presenta o define como tal. Ni que decir tiene que su impacto económico es enorme. Las regiones urbanas en EEUU, donde las rentas familiares han aumentado, han sido aquellas donde se ha concentrado la creación de tal empleo.

Este programa se llama: las fuerzas armadas de EEUU. El país, tiene 1.400.000 personas empleadas en servicio activo, 833.000 en la reserva, 1.600.000 trabajando en el territorio de EEUU, en las industrias relacionadas con tales fuerzas armadas.

En realidad, si no existieran tales fuerzas, el desempleo en EEUU sería el 11.5% de la población activa, en lugar del 9,5% actual.

Tal empleo continúa creciendo sin que exista una lógica militar que la sostenga." (Vicenç Navarro, en www.vnavarro.org, 01/04/2011, Artículo publicado por Vicenç Navarro en la revista digital SISTEMA, 1 de abril de 2011)

23.9.10

¿La Caja Única de la Seguridad Social está rota?

"El acuerdo es absolutamente escrupuloso con la Constitución y no toca la Caja Única de la Seguridad Social". Esta fue la afirmación tajante del portavoz socialista, José Antonio Alonso, en previsión de que pueda haber reproches de que el Gobierno, con tal de asegurarse la aprobación de los Presupuestos, haya sido capaz de romper la Caja de la Seguridad Social, al incluir en la transferencia las bonificaciones de las cuotas empresariales.

Y los reproches llegaron. Poco después de las nueve de la noche, el portavoz económico del PP, Cristóbal Montoro, distribuyó un comunicado en el que daba por supuesto que "el Gobierno ha negociado con el PNV uno de los pilares básicos del Estado, que es la Seguridad Social, su Caja Única y la igualdad de todos los españoles para tener un empleo y formarse".

Y continuó: "Esto es grave e inaceptable porque a cambio de un año más de legislatura, que no hace más que alargar la crisis económica, Zapatero ha aceptado una reivindicación de carácter nacionalista que no tiene encaje en el Estado de las Autonomías". (El País, 23/09/2010)

"Con el acuerdo, no solo gana Zapatero, que asegura los Presupuestos sin el coste de la ruptura de la caja única de la Seguridad Social. Gana el PNV al lograr un traspaso pionero en el Estado de las Autonomías, las bonificaciones de las cuotas empresariales para el empleo, por la metodología del Cupo, con una valoración de 472 millones." (El País, 23/09/2010)

"Por su parte, el secretario general de IU, Cayo Lara, advirtió el pasado lunes que si finalmente el Gobierno pactaba los PGE con el PNV no serían los presupuestos “del conjunto de los ciudadanos” y criticó que los representantes de una parte del territorio -en referencia al PNV- negociaran los intereses generales de todos los ciudadanos. (...)

A partir del 1 de enero de 2011, según ha informado el PNV, se transferirán al Gobierno autonómico del País Vasco las funciones, bienes y personal de un paquete de transferencias sociolaborales entre las que se incluyen, además de las antes citadas, la intermediación laboral del antiguo INEM, y cuya cuantía ha sido pactada en 472 millones de euros que el Estado descontará del cupo anual del próximo año.

También el FOGASA

El PNV también ha acordado con el Gobierno que, en cuanto se reorganice el Fondo de Garantía Salarial (FOGASA) debido a la última reforma laboral aprobada por las Cortes, se procederá a la transferencia de las funciones ejecutivas vinculadas al mismo. En este sentido, los nacionalistas vascos han calificado el acuerdo de ‘histórico’ y han conseguido dejar a un lado al Gobierno autonómico del País Vasco, en manos del PSOE, y a su lendakari, Patxi López.

En un comunicado, los nacionalistas ha valorado como acuerdo ‘muy importante’, en la medida que se dotará al País Vasco, a partir del 1 de enero de 2011, de las herramientas públicas necesarias para realizar una gestión independiente en el ámbito sociolaboral." (lavozdebarcelona.com, 22/09/2010)

16.9.10

Los vecinos de Vitoria ayudarán a luchar contra el fraude social... vigilando a sus vecinos

"El Ayuntamiento de Vitoria activará un sistema para que los ciudadanos faciliten información sobre aquellos vecinos que defraudan en las ayudas de emergencia social (AES). El servicio, que servirá para agilizar la lucha contra el fraude que ya llevan a cabo los trabajadores de intervención social, comenzará el 1 de octubre y pretende "que las ayudas lleguen sólo a aquellas personas y familias que de verdad cumplen los requisitos", explicó el alcalde, el socialista Patxi Lazcoz, en la presentación de su programa de gobierno para el último año de legislatura.

La iniciativa que impulsa el consistorio vitoriano, pionera en los municipios vascos, surge con dos objetivos básicos: ayudar a que la ciudadanía no sienta que los defraudadadores actúan con impunidad, por un lado, y poner freno a la "leyenda urbana", calificación que asumió Lazcoz, de que los inmigrantes son quienes se benefician de las AES. "A la inmensa mayoría de las personas que vienen de fuera lo que les interesa es un contrato de trabajo porque buscan al fin y al cabo un permiso de residencia; y un programa social no se traduce en ese permiso", aclaró.

El procedimiento de este servicio de colaboración será sencillo y deja toda la responsabilidad de la investigación en los servicios sociales de base, dependientes del Ayuntamiento de Vitoria, que son los que gestionan estos programas. "Aunque luego las partidas procedan de otras instituciones como la Diputación o el Gobierno vasco; se trata de evitar la trampa", explicó Lazcoz.

El ciudadano que tenga constancia de fraude se pondrá en contacto con el Ayuntamiento por teléfono o por correo electrónico. Se le emplazará para una cita personal en la que explicará su caso y los expertos municipales se encargarán de la investigación, siempre atendiendo a la Ley de Protección de Datos. "En muchas ocasiones, el asunto servirá para explicar el alcance de las AES, pero nunca para revelar la situación de ningún ciudadano; sólo se informará de que la resolución ha sido positiva o negativa", advirtió el alcalde, que dejó claro que no se trata de un mecanismo de denuncia, "para el que ya existen otras vías". (El País, 16/09/2010)

22.1.08

En Suecia se paga el 50% de la renta, luego el exceso de carga de los impuestos es a partir de ahí

“¿Por qué tienen que bajar los impuestos?

Los impuestos ocasionan a los individuos pérdidas de bienestar cuyo valor monetario es superior a los ingresos públicos que generan. Esto significa que aun cuando cada individuo recibiera del Estado la misma cantidad que le paga a través de sus impuestos, su bienestar se habría deteriorado en el proceso. Los economistas denominan a este fenómeno el peso muerto o el exceso de carga de los impuestos y su coste para la sociedad crece exponencialmente en proporción aproximada al cuadrado de los diversos tipos impositivos. La raíz de dichos costes reside en las distorsiones que los impuestos engendran sobre el sistema de precios. Los impuestos merman la remuneración que obtienen los individuos por la venta de sus servicios productivos o suben los precios que han de pagar por los bienes y servicios que consumen, induciendo así menores niveles de producción y empleo de los recursos productivos.

A pesar de estos costes, los impuestos son imprescindibles para financiar la provisión de bienes públicos. A partir de cierto nivel, sin embargo, la productividad marginal del gasto público es decreciente mientras que los costes de eficiencia de los impuestos son continua y exponencialmente crecientes.” (El País, ed. Galicia, Opinión, 17/01/2008, pp. 41)

Menos del 50% de tributación sobre la renta, es de países de mediano/mal desarrollo; el 50% es de países con desarrollo óptimo (los nórdicos, con los mayores niveles de bienestar del mundo, y con las economías mas internacionalizadas); bajar mucho o muchísimo del nivel del 50%, tercer mundo. Lógico.

19.1.07

El Estado es...

"Nunca he visto un Gobierno en mi vida, sólo he visto jóvenes con armas y mucha destrucción", asegura Sara Alí Sharif, de 18 años, bien cubierta con el hiyab (pañuelo) musulmán. "Imagino que un Estado es algo que te protege de las balas y de los bombazos". Sara vive en Galcayo, cerca de la frontera etíope, y lejos de su familia, que permanece atrapada en Mogadiscio. "El Kaláshnikov es la única autoridad real de Somalia", afirma Amin, uno de los dos médicos del hospital de Galcayo". (El País, Portada, 19-01-07)

A los pobres les favorece un estado fuerte.