23.4.24

La central nuclear de Zaporiyia como objetivo militar... Por primera vez en la historia, una central nuclear se ha convertido en un objetivo militar en primera línea del frente de una guerra... la central nuclear de Zaporiyia o ZNPP sigue siendo objeto de disputa en la guerra en Ucrania, una situación nueva y sin precedentes para la que la comunidad internacional no estaba preparada... La disputa por la central, junto la con actividad militar en la región, ataques con drones, minas colocadas entre los perímetros internos y externos del emplazamiento, detonaciones y disparos cercanos a la central e incluso posibles sabotajes o acciones terroristas, aumentan claramente el riesgo de accidente... Aunque un desastre como el de Chernóbil no puede ocurrir por razones físicas y tecnológicas, si equipos esenciales de la ZNPP se vieran afectados, existiría el riesgo de alcanzar escenarios de fusión del combustible con liberación de productos radiactivos... Habría que ver la reacción del mundo, pero tal escenario alteraría el curso del conflicto, dando lugar a posibles intervenciones humanitarias externas y escalando la dimensión de la guerra ( Alejandro Zurita)

 "Por primera vez en la historia, una central nuclear se ha convertido en un objetivo militar en primera línea del frente de una guerra. Mientras que las operaciones militares previas en el reactor iraquí de Osirak (1981), la central nuclear iraní de Bushehr (1987) y la central nuclear eslovena de Krško (1991) fueron muy específicas, la central nuclear de Zaporiyia o ZNPP sigue siendo objeto de disputa en la guerra en Ucrania, una situación nueva y sin precedentes para la que la comunidad internacional no estaba preparada.

La central nuclear de Zaporiyia (ZNPP) fue tomada militarmente el 4 de marzo de 2022 por Rusia, que estableció su propiedad por decreto el 5 de octubre de 2022. Sus seis reactores VVER-1000/320 de diseño ruso producían el 27% de la electricidad ucraniana antes de la guerra, pero después de septiembre 2022 están parados sin producir electricidad. Su ubicación es crucial para el abastecimiento eléctrico a Crimea y a la región de Dombás. La central está actualmente gestionada por la empresa estatal rusa Rosatom y la agencia reguladora Rostekhnadzor. En octubre de 2022 se implementó una nueva estructura operativa con parte del antiguo personal ucraniano de Energoatom que tuvo que firmar contratos con Rosatom y finalmente adoptar la ciudadanía rusa, junto con operadores rusos adicionales llegados de Rosenergoatom.

La central nuclear de Zaporiyia necesita ser protegida

Con la ocupación rusa de la central, gran parte del personal ucraniano la abandonó. En febrero de 2024, Zaporiyia tenía alrededor de 4.500 empleados, frente a los 11.500 anteriores a la guerra. Por tanto, existen dudas sobre la capacidad actual de la central para ejecutar plenamente los programas de mantenimiento e inspección en servicio debido a la fuerte reducción de personal, contratistas externos y escasez de repuestos. Los ataques a las infraestructuras energéticas ucranianas hacen que su red eléctrica sea frágil e inestable, y la ZNPP parada depende de sus diez líneas eléctricas de alta tensión para recibir electricidad a sus sistemas de seguridad y poder enfriar el combustible irradiado. Hay que señalar que la Central Hidroeléctrica Dniéper, situada aguas arriba del rio y que suministraba electricidad a la ZNPP, está parada debido a explosiones acaecidas el 23 de marzo de 2024. En caso de un corte total externo de energía eléctrica, la central depende de sus generadores diésel de emergencia como último recurso, que se han tenido que utilizar -por primera vez durante la vida de la central-ya ocho veces, loque supone una reducción inaceptable en los márgenes de seguridad de la instalación. Ese riesgo no es exclusivo de la ZNPP, ya que en noviembre de 2022 se produjo un corte de energía eléctrica de la red que afectó simultáneamente a las cuatro centrales nucleares ucranianas.

Además, la destrucción de la presa de Kakhovka en junio de 2023 representa una pérdida masiva del reservorio de agua disponible para enfriar la central. Para ello se alimenta el estanque de refrigeración de la ZNPP con aportes desde once pozos de agua subterránea recientemente perforados en el propio emplazamiento junto con el agua del canal de descarga de una central térmica vecina. Pero esa no es una solución sostenible, especialmente si alguno de los reactores entrara en funcionamiento. La disputa por la central, junto la con actividad militar en la región, ataques con drones, minas colocadas entre los perímetros internos y externos del emplazamiento, detonaciones y disparos cercanos a la central e incluso posibles sabotajes o acciones terroristas, aumentan claramente el riesgo de accidente.

No se han anunciado planes operativos de la central a largo plazo. A pesar de algunas especulaciones sobre la posible puesta en funcionamiento de alguna de las seis unidades en el otoño de 2024, todos esos elementos hacen que la situación en la ZNPP sea precaria e insostenible a medio plazo. Es necesario proteger la central nuclear de Zaporizhzhia, ya que la reducción gradual de sus niveles y márgenes de seguridad puede generar un posible accidente nuclear para frustración de la comunidad internacional. Aunque un desastre como el de Chernóbil no puede ocurrir por razones físicas y tecnológicas, si equipos esenciales de la ZNPP se vieran afectados, existiría el riesgo de alcanzar escenarios de fusión del combustible con liberación de productos radiactivos, es decir, de niveles 4 o superiores en la escala internacional de eventos nucleares (INES). Dicha emisión de elementos radiactivos podría tener, dependiendo de su magnitud, un impacto transfronterizo e indiscriminado que afectaría a la salud pública y al medio ambiente en varios países. Habría que ver la reacción del mundo, pero tal escenario alteraría el curso del conflicto, dando lugar a posibles intervenciones humanitarias externas y escalando la dimensión de la guerra.

Carencia de un tratado global ratificado sobre no agresión a las instalaciones nucleares

La situación actual en la ZNPP va más allá de sus aspectos de seguridad nuclear y física implicando también cuestiones de interés mundial. Los Convenios de Ginebra de 1949 fueron ampliados por el Protocolo Adicional I de 1977 que concierne a los conflictos armados internacionales. Su artículo 56 aborda la protección de instalaciones con potenciales impactos graves para la población. La Federación Rusa revocó en 2019 su anterior ratificación de ese Protocolo del año 1989. Y entre otros pocos países, Estados Unidos nunca ratificó ese Protocolo y rechaza explícitamente en su Manual de Ley de Guerra del Departamento de Defensa el referido artículo 56. Por su parte, la Convención sobre la Protección Física de Materiales e Instalaciones Nucleares de 1979 del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) se centra en el tráfico ilícito y el sabotaje de materiales e instalaciones nucleares, pero no cubre taques militares a dichas instalaciones.

Estas normas son ambiguas y dejan un cierto vacío legal, lo que formalmente puede significar que atacar una instalación nuclear puede no ser ilegal. Por lo tanto, es urgente ratificar una convención o tratado global específico de no agresión contra las instalaciones nucleares para evitar que sean utilizadas como objetivos militares. Incluso si en la locura de una guerra algún país no cumpliera con esa norma, la existencia misma de normas internacionales ratificadas debería impedir la normalización de otros ataques potenciales y deslegitimar la posibilidad de justificar acciones bélicas contra instalaciones nucleares en otras regiones y crisis del mundo.

La Conferencia General anual del OIEA de 2019 ya abordó la necesidad de prohibir ataques armados a instalaciones nucleares. Más recientemente, ha habido intentos de avanzar en esta dirección, como en la Conferencia de Revisión del Tratado de No Proliferación Nuclear de agosto de 2022, que también tuvo como objetivo prohibir que instalaciones nucleares se conviertan en objetivos militares, incluidos escenarios con cambio de control de territorios en disputa. Por otra parte, Rusia rechazó una resolución votada en la Conferencia General del OIEA de 2022 sobre el riesgo de combates en las centrales nucleares ucranianas, incluida Zaporiyia, porque consideró que la central nuclear de Zaporiyia ya estaba ubicada en una provincia rusa.

Más allá, la última Conferencia General del OIEA de septiembre 2023 adoptó una resolución, apoyada por 69 países con 32 abstenciones y seis en contra, pidiendo "la retirada urgente de todo el personal militar no autorizado y cualquier otro personal no autorizado de la ZNPP de Ucrania y que la central vuelva inmediatamente al control total de las autoridades ucranianas competentes”. En esa conferencia, Ucrania fue elegida como uno de los once nuevos países de la Junta de Gobernadores del OIEA para el período 2023-2024, resultado que Ucrania interpretó como una oportunidad para acelerar la desocupación de la ZNPP. En esa línea, también una declaración del 23 de noviembre de 2023 de la Unión Europea junto con otros diez países requirió a Rusia a retirar sus tropas de Zaporiyia y a respetar las resoluciones de la Conferencia General de la OIEA.

Si la energía nuclear de fisión convencional debe seguir produciendo electricidad para el mundo, el desafío de la comunidad internacional es garantizar que sus instalaciones permanezcan estrictamente al margen de cualquier conflicto armado. De lo contrario, se produciría un daño significativo a la credibilidad de la energía nuclear.

Falta de estándares internacionales seguridad nuclear para conflictos armados

De la misma manera que la catástrofe de Chernóbil aceleró el desarrollo de los estándares de seguridad nuclear del OIEA y el accidente de Fukushima propició el desarrollo de diversos planes de acción de seguridad nuclear bajo el OIEA y Euratom entre otros, la guerra de Ucrania debería legitimar al OIEA a establecer estándares nucleares para conflictos armados, lo que actualmente no forma parte de su mandato establecido en 1957 por Naciones Unidas.

Después del estallido de la guerra en Ucrania, el OIEA estableció siete pilares de seguridad nuclear para evaluar los riesgos en contextos de guerra. Cuando el OIEA llegó a Zaporiyia en septiembre de 2022 enviado por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, concluyó que todos esos pilares estaban en mayor o menor medida afectados, recomendó acciones específicas más la demarcación de una zona de protección de seguridad nuclear sin equipamiento militar en la central y estableció turnos de inspectores de seguridad nuclear. Dado que no se logró esa zona desmilitarizada de protección de seguridad nuclear, el Consejo de Seguridad respaldó además en mayo de 2023 los cinco principios esenciales para evitar un incidente catastrófico en la ZNPP, que fueron establecidos por el OIEA. Aunque la reciente serie de detonaciones de drones en el emplazamiento de la ZNPP a principios de abril de 2024 no dañaron sistemas de seguridad, ello representa una primera violación clara de los principios esenciales mencionados y aumenta el riesgo de accidentes graves. Además, no está siendo permitido el acceso completo e irrestricto de los inspectores de la OIEA a todos los equipos, lo que también limita la capacidad del OIEA para confirmar el cumplimiento de esos cinco principios, siendo otro de ellos que la ZNPP no puede utilizarse como lugar de almacenamiento o despliegue de armamento pesado o de personal militar.

Se considera que el mencionado mandato del OIEA, que depende de Naciones Unidas, debería repensarse y adaptarse, de modo que el OIEA pueda desarrollar plenamente estándares y normas de seguridad nuclear para ámbitos con conflictos armados. En este sentido, la última reunión de la Comisión de Normas de Estándares del OIEA celebrada en noviembre de 2023 continuó analizando los avances del grupo de trabajo creado en julio de 2022, que prepara una evaluación técnica sobre la aplicabilidad práctica de los actuales estándares y normas de seguridad nuclear del OIEA, las deficiencias o retos en su aplicación y las lecciones aprendidas de las misiones del OIEA en Zaporiyia. Un ejercicio de este tipo tiene amplias dimensiones e implicaciones a largo plazo, de modo que mientras la guerra continúe parece prematuro validar estándares y normas existentes u otras nuevas del OIEA para escenarios de guerra. Ese trabajo dentro del marco del OIEA tendrá también un efecto multiplicador en aquellos países que tienen agencias reguladoras propias que también pueden desarrollar sus estándares nacionales.

El OIEA sigue buscando una mayor participación y compromiso de la comunidad internacional. El director general de la OIEA, Rafael Grossi, ha informado repetidamente sobre la situación de la ZNPP al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (la más reciente el pasado 15 de abril) y negocia al más alto nivel con las partes. Las últimas reuniones presidenciales se celebraron en Kiev el 6 de febrero y en Sochi el 6 de marzo de 2024. En teoría, nadie quiere un accidente nuclear, pero está en disputa una central nuclear como objetivo militar en un frente de guerra y ambos contendientes se acusan mutuamente de desinformar e incluso de preparar posibles acciones de sabotaje en la central, lo que violaría los mencionados principios de protección acordados en el Consejo de Seguridad. Ante la disminución de varios márgenes de seguridad, Grossi ha afirmado que Zaporiyia se encuentra en una especie de período de gracia que no es infinito y que no hay lugar para la autocomplacencia o el convencimiento de que la situación en la ZNPP está estabilizada. El tiempo juega en contra de la seguridad nuclear, por lo que no se puede excluir un posible accidente a cámara lenta, y la comunidad internacional debe poder actuar antes de que ello ocurra."               

( Alejandro Zurita Centelles . Doctor ingeniero nuclear, fue jefe de Cooperación Internacional en Investigación Nuclear de la Comunidad Europea de Energía Atómica (Euratom), Sin Permiso, 19/04/24)

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