18.6.24

Cómo las narrativas populistas alimentan las crisis en la frontera entre Marruecos y España... la crisis de las fronteras y de los refugiados puede instrumentalizarse utilizando una lógica populista de articulación para justificar la exclusión y las propuestas antiinmigración. Sin embargo, también demuestra que las crisis fronterizas pueden ser aprovechadas como una oportunidad por quienes quieren impulsar una agenda de desfronterización, exponer el peligro de las narrativas de la derecha radical y subrayar que las personas que intentaban cruzar la frontera no eran la causa del problema, sino víctimas de él

 "En 2021 y 2022, las crisis en la frontera entre Marruecos y España se convirtieron en un tema importante de la política española. Basándose en nuevas investigaciones, José Javier Olivas Osuna examina cómo reaccionaron los políticos españoles ante las crisis.

El final de la Guerra Fría y el proceso de globalización acelerado por las tecnologías de la información nos hicieron creer brevemente que nos dirigíamos hacia un mundo sin fronteras. Sin embargo, las múltiples crisis de refugiados, el Brexit, la pandemia del COVID-19 y, más recientemente, la invasión de Ucrania y la guerra entre Israel y Hamás han devuelto la frontera a nuestras vidas.

Nos guste o no, la frontera sigue siendo un elemento clave en la construcción de las identidades políticas y un recurso discursivo para los líderes populistas de extrema derecha. Los partidos populistas pueden emplear selectivamente las fronteras físicas y políticas para clasificar a las personas en categorías morales y crear y exacerbar emociones como el miedo, la ira o la indignación. Estas emociones ayudan a movilizar a los votantes y a recabar apoyos para políticas radicales. La forma en que los políticos articulan la noción de frontera y se refieren a los inmigrantes y refugiados refleja su concepción de la sociedad y la soberanía.

Tragedias en las fronteras del sur

 Las ciudades autónomas españolas de Ceuta y Melilla son las únicas y más meridionales fronteras terrestres de la UE con un país africano. Las vallas de diez metros de altura que las separan de Marruecos constituyen una manifestación visible de la noción de "Fortaleza Europa". Al igual que ocurre en varias islas griegas e italianas, estas zonas fronterizas han sido con frecuencia escenario de tragedias humanitarias y violencia, lugares donde se entrecruzan las desigualdades de género, raciales y socioeconómicas.

Entre ellos, dos grandes incidentes han conmocionado a la opinión pública española. En primer lugar, el 18 de mayo de 2021 unas 10.000 personas -entre ellas más de 1.000 niños- cruzaron irregularmente la frontera de Ceuta, al parecer facilitadas por la decisión de Marruecos de suspender temporalmente la aplicación de los controles fronterizos acordados con España y la Unión Europea. A esto siguieron miles de deportaciones sumarias, posteriormente declaradas ilegales.

En segundo lugar, el 25 de junio de 2022, otro intento masivo coordinado de cruzar la frontera se saldó con al menos 37 muertos y decenas de heridos tras una violenta intervención de las fuerzas de seguridad marroquíes en la frontera con Melilla. Ambos incidentes atrajeron una gran atención mediática, pero la forma en que diferentes políticos y expertos los enmarcaron divergió significativamente. Estos sucesos mostraron profundos desacuerdos dentro de la coalición de izquierdas que gobierna en España y entre los principales partidos de la oposición.

El discurso populista de Vox

 En un estudio reciente, analizo 45 discursos de diputados españoles relacionados con los trágicos incidentes de Ceuta en 2021 y de Melilla en 2022 en el Congreso de los Diputados y revelo una compleja relación discursiva entre el populismo y la frontera. Estos incidentes se convirtieron en una ventana de oportunidad para que la derecha radical de Vox generara una sensación de pánico moral, con discursos populistas hiperbólicos que reflejaban un sentido reaccionario del lugar. Vox describió estas fronteras como una fuente de identidades relativamente poco problemáticas e inmutables y a las personas que las cruzan como extraños que no pertenecen.

Las contribuciones de Vox contenían muchas referencias populistas y re-fronterizas. Los líderes de Vox se refirieron a los refugiados que intentaron cruzar a España como "asaltantes" y "arietes de batalla humanos" y aludieron a "culturas incompatibles" y a una "invasión por sustitución" replicando la conspiración del Gran Reemplazo utilizada por otros líderes de extrema derecha.

Aplaudieron las deportaciones sumarias y enfrentaron al "pueblo" con los "inmigrantes" y las "élites internacionales". Los representantes de Vox hablaron de "importar personas" de culturas reñidas con la "civilización europea" y acusaron a las ONG que trabajan en la frontera de colaborar con traficantes de personas.

 En resumen, en línea con lo que otros partidos de derecha radical han hecho anteriormente en el contexto de las crisis de refugiados, Vox presentó estos intentos de cruzar la frontera sur como una amenaza existencial para los españoles y una justificación para su agenda draconiana en materia de inmigración. Esto no es completamente nuevo, ya que Vox también intentó transformar la crisis del COVID-19 en una crisis política en 2020.

Otros partidos se distancian de Vox

Sin embargo, en este caso no se observa ningún proceso de imitación o "puja populista" ya que el resto de partidos políticos se distanciaron muy claramente de Vox. La mayoría de los oradores hicieron hincapié en la dimensión humanitaria del problema y expresaron su preocupación por la indefensión de las personas en tránsito.

Los representantes del Partido Socialista (PSOE) (el principal partido de la coalición gobernante), el Partido Popular (PP) (el mayor partido de la oposición) y Ciudadanos (Cs) adoptaron un tono algo desapasionado para defender a España y la política de fronteras de la UE. Aunque ambos utilizaron algunas expresiones antagónicas como "ataque violento" y "agresión" al referirse al intento de cruzar por la fuerza la frontera de Melilla, y justificaron la actuación de las fuerzas de seguridad españolas, sus discursos incluyeron también muchas referencias antipopulistas desfronterizadoras.

 Otros partidos como el izquierdista Unidas Podemos (UP) y partidos nacionalistas catalanes como Izquierda Republicana de Cataluña (ERC) y Unidos por Cataluña (JxC) utilizaron un lenguaje populista con rasgos morales y antagonistas. Sin embargo, éste no iba dirigido contra quienes cruzaban la frontera, sino contra las fuerzas policiales españolas y Vox. También concienciaron sobre las injusticias que sufren quienes buscan refugio en la frontera y sugirieron la necesidad de facilitar su llegada.

También es interesante señalar que la mayoría de los oradores, salvo los del PSOE, criticaron duramente la actuación de las fuerzas de seguridad marroquíes. El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, insistió en que nadie murió en territorio español. Muchos diputados le criticaron por dar un valor diferente a las vidas según se pierdan a un lado u otro de la valla. Este es un ejemplo de cómo estas fronteras físicas contribuyen a establecer jerarquías de humanidad, que al menos en este caso la mayoría de los políticos rechazaron.

 A pesar de los esfuerzos de Vox por deshumanizar a quienes tratan desesperadamente de llegar a la UE y enmarcar estos incidentes como graves amenazas para España, las referencias a la vulnerabilidad y las necesidades de los inmigrantes y solicitantes de asilo fueron más frecuentes que las que les culpaban. A excepción de los diputados de Vox, la mayoría de los políticos que participaron en estos debates parlamentarios insinuaron un sentido algo más progresista del lugar. Sus discursos reflejaban que estas zonas fronterizas son una especie de punto de encuentro en una red más amplia y compleja de relaciones socioeconómicas.

Este caso confirma que la crisis de las fronteras y de los refugiados puede instrumentalizarse utilizando una lógica populista de articulación para justificar la exclusión y las propuestas antiinmigración. Sin embargo, también demuestra que las crisis fronterizas pueden ser aprovechadas como una oportunidad por quienes quieren impulsar una agenda de desfronterización, exponer el peligro de las narrativas de la derecha radical y subrayar que las personas que intentaban cruzar la frontera no eran la causa del problema, sino víctimas de él."

(José Javier Olivas Osuna es Investigador Principal del Proyecto Comparativo Interdisciplinar sobre Populismo y Secesionismo (ICPPS) en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) de Madrid, LSE, 18/06/24, traducción DEEPL, enlaces en el original)

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