16.10.24

Esteban Hernández: El porqué de la purga de Monasterio... La ideología no es un problema dentro de Vox... La salida de Rocío Monasterio es producto de la convicción de que el matrimonio está maniobrando con el objetivo de poner en marcha un partido (o de coaligarse con alguno existente)... la aparición de una nueva formación significaría una mayor división del voto entre las derechas... el partido señala que "tampoco sabemos si la versión liberal del PP que Espinosa quiere vender le quitaría más votos al PP o a nosotros" pero, en todo caso, significaría un fraccionamiento del voto que debilitaría a las derechas en general y que podría perjudicar a Vox a consecuencia del sistema electoral

 "El problema con Espinosa de los Monteros refleja el momento de Vox, pero en un sentido diferente al que suele subrayarse. La teórica brecha abierta entre liberales y conservadores cercanos al falangismo, que sería la causa explicativa de las divergencias internas, no existe como tal. La ideología no es un problema dentro de Vox o, al menos, no en esos términos. La prioridad es mantener un rumbo que ya ha quedado marcado. Hay razones nacionales e internacionales para ello.

La salida de Rocío Monasterio, producto de la convicción en Bambú de que el matrimonio está maniobrando con el objetivo de poner en marcha un partido (o de coaligarse con alguno existente), preocupa relativamente. Y no tanto por los problemas internos que pueda causar, sino por los externos: la aparición de una nueva formación significaría una mayor división del voto entre las derechas. Desde Vox aseguran que "Espinosa tiene un capital ganado porque se fue bien de aquí, y quiere ver ahora en qué lugar puede utilizarlo. Lleva tiempo moviéndose en esa dirección". Su propósito es encontrar un lugar "más de moqueta, señalando que él no es como Santiago, que es más razonable, y que no tiene nada que ver con gente como Orbán o Le Pen".

Otra fuente del partido señala que "tampoco sabemos si la versión liberal del PP que Espinosa quiere vender le quitaría más votos al PP o a nosotros" pero, en todo caso, significaría un fraccionamiento del voto que debilitaría a las derechas en general y que podría perjudicar a Vox a consecuencia del sistema electoral.

La ideología marcada

En lo interno, la preocupación no reside en que arrastre a una parte liberal que estaría descontenta con la posición de la cúpula. Vox no está librando una pelea ideológica interna, ya que su ideario ha quedado ya bien delimitado. La formación de Abascal nació a través de la reunión de distintos tipos de derechas, desde quienes pretendían conformar un PP verdadero hasta los grupos religiosos, pasando por los libertarios o por falangistas. Esas corrientes ya no existen como tales, aseguran desde Bambú, en la medida que las prioridades políticas están marcadas y se resumen en una serie de puntos que los alinean con las derechas europeas: "Inmigración ilegal, menos impuestos, fronteras y soberanía, y libertad de educación".

"Los partidos europeos de nuestra órbita llevan años trabajando. Y eso significa, ante todo, que han construido organización y tienen cuadros"

Para crecer, señalan desde Bambú, no les hace falta un programa diferente o poner el acento en elementos ideológicos distintos, sino estructura: "Todos los partidos europeos de nuestra órbita llevan muchos años trabajando o son la continuación de partidos que han estado ahí desde hace mucho tiempo. Y eso significa fundamentalmente que han construido organización y tienen cuadros. En provincias y en CCAA necesitas eso para crecer. Nosotros somos un partido joven todavía, por lo que necesitamos asentar esos elementos". Una vez que se cuenta con una estructura fuerte, la manera de crecer es "machacando y machacando con tu programa". Esa fue, aseguran, la clave del éxito de los partidos europeos que operan en su ámbito.

La vertiente exterior

Para entender la seguridad de Vox en la eficacia de esta fórmula, hay que remitirse a la intervención de Orbán en el Europarlamento el pasado miércoles, donde tuvo un choque enconado con Von der Leyen. Defienden modelos distintos de Unión Europea, tanto en lo cultural como en lo económico, pero también existe una divergencia muy profunda sobre el caudal de competencias del que la Comisión debe disponer.

Una victoria de Trump impulsaría que Orbán vertebrara una alianza con Meloni y la AfD en el Europarlamento

La división en el seno de la UE, que está atravesada por los variados intereses de los distintos países, está ideológicamente marcada por una nueva línea. De un lado está el PPE, al que se han sumado liberales, socialistas y verdes para representar una suerte de bloque sistémico. Por otro, Patriotas por Europa, donde están Orbán, Le Pen y Abascal, Europa de las naciones soberanas, encabezado por la AfD, que forman el bloque de oposición sistémica. ECR, el grupo de Meloni y de los polacos, mantiene una posición ambigua: de momento han apoyado las iniciativas de Von der Leyen, pero pueden girar hacia Orbán en cualquier instante. En este instante, la relación entre PPE y ECR está girando hacia la derecha, la orientación de la Comisión, lo que socialistas y verdes ven con preocupación.

Pero todo esto puede cambiar con las elecciones estadounidenses. Una victoria de Trump, que no sería improbable, favorecería enormemente que Patriotas por Europa nucleara una alianza con Meloni y la AfD para poner en marcha el segundo grupo en el Europarlamento. El objetivo, que ha repetido con insistencia Orbán, no es retirarse de Bruselas, "sino ocuparla. Hay que arrebatar Bruselas a los burócratas y devolvérsela al pueblo europeo".

"En EEUU, nuestra opción política no busca secesionarse, sino gobernar Washington; Bruselas es nuestro Washington"

Este bloque tiene una doble naturaleza: ideológica y territorial. Las formaciones soberanistas aspiran a una Unión Europea diferente, con mayor poder para los Estados y menos para la Comisión, y a la realización de un programa político anclado en la derecha que coincide en sus líneas maestras con lo que Vox trata de difundir en España. Según Vox, "en una Europa que va hacia la federalización o hacia la destrucción, no hay que huir de Bruselas, sino ocuparla. En EEUU, la pelea política no consiste en tomar posturas secesionistas, sino en gobernar Washington; Bruselas es nuestro Washington".

Esos propósitos han provocado que las alarmas se disparen. Al socialista Raphaël Glucksmann le preocupa una "ofensiva concertada de Orban y sus aliados para poner fin al paréntesis democrático de la construcción de una Europa basada en el Estado de derecho"; mientras, Orbán acusa al bloque sistémico de hipócrita por desarrollar acciones antidemocráticas contra Hungría.

Esperando la ola

En Vox creen que esa tensión en Europa y los vientos de la época generará una ola que pueden aprovechar en España, y dado que en nuestro país el bipartidismo es bastante sólido, están a la espera de que llegue su momento. Es ahí donde la cuestión de la estructura y de la organización se vuelve crucial para Bambú. La purga de Monasterio entra dentro de ese propósito. Y no atribuyen mucho recorrido, según Bambú, a las intenciones de Espinosa de los Monteros porque "el grupo de los que salieron de Vox es muy amplio y heterodoxo. Lo único que les puede unir es que están molestos con nosotros, pero ideológicamente carecen de unidad, son muy distintos entre ellos".

(Esteban Hernández , El Confidencial, 13/10/24)

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