17.5.23

Colau y su equipo han protagonizado un fenómeno único en el España y en Europa. No es ya el lawfare que ha convocado, sino su grado de intensidad. Esta mañana a primera hora Colau, que ha visto cómo se sobreseían más de diez causas judiciales, aún tiene cuatro casos, penales, abiertos... La erosión sufrida por Colau habla de cierta crispación inducida, nacida en torno a unos medios de comunicación, muy progubernamentales y verticalizados... En esos medios, en ocasiones a través de una suerte de humor, se vertebran estados de ánimo próximos al odio... a pesar de todo, los buenos resultados esperados hablan de Comuns como un grupo central... es uno de los que más posibilidades tiene de establecer alianzas amplias

 "(...) 4- Colau/Comuns significa, junto a Cádiz, el único ayuntamiento con una relación intelectual y estética con los idus de 2011. La relación del pack comuns con el procesismo –y, me temo, también con el posprocesismo, con las reformas cutres y de escasa calidad democrática en el Código Penal– sesgó las posibilidades de Comuns en el ámbito español –llegó a ser el partido catalán más votado en dos elecciones generales; no es el caso hoy–, y las redujo sensiblemente en el ámbito catalán. 

No obstante, en el ámbito municipal, Comuns es otro cantar. Es una voz solitaria –sin medios de comunicación acólitos; más bien lo contrario–, importante y respetada en el municipalismo europeo, en el que BCN es una suerte de lo que fue Bologna hasta los 80. Las superilles –en BCN una illa es una manzana de casas; una superilla es la restricción del tráfico y la reurbanización del espacio público en un tramo de manzanas, en el que prima el peatón y el vecino– repercuten en la vida de la ciudad. 

Son un fenómeno que se exporta a otros municipalismos europeos, como París, y que plantea un tipo de ciudad sin coches, imparable, visto lo visto. Pero también es un fenómeno que repercute en el precio de venta y alquiler en las zonas afectadas. Lo que habla de la dificultad de gestión política del urbanismo y la ciudad en, snif, el neoliberalismo, ese poder constante y no institucional. El Ajuntament de BCN es, a su vez, un fenómeno municipal extraño, único en la Península.

 Es una suerte de Estado, con competencias en educación, sanidad, vivienda, bienestar... La vertebración de todo ese poder se ha notado en la ciudad en la crisis pandémica, y en la actual crisis. Sobre las políticas municipales emitidas, un dato importante: su recepción. Curiosa, como poco. Colau y su equipo han protagonizado un fenómeno único en el Estado y en Europa. No es ya el lawfare que ha convocado, sino su grado de intensidad. Esta mañana a primera hora Colau, que ha visto cómo se sobreseían más de diez causas judiciales, aún tiene cuatro casos –penales– abiertos. 

Se trata, fundamentalmente, de causas por el pack urbanismo y vivienda, y otras más variopintas, detrás de las cuales hay empresas de suministros, como lo es el agua. La erosión sufrida por Colau habla de la agenda política del Ajuntament. Y también habla de ello un fenómeno nuevo: cierta crispación inducida, nacida en torno a unos medios de comunicación, muy progubernamentales y verticalizados, como se vio en 2017. En esos medios, en ocasiones a través de una suerte de humor, se vertebran estados de ánimo próximos al odio. 

Fundamentalmente, ante las restricciones al tráfico. Lo que dibuja cierto negacionismo derechista ante el calentamiento global, menos gore que en Doñana, si bien igual de cafre y reaccionario. La inversión en juicios y en información chunga, y la resiliencia, los buenos resultados esperados, incluso, hablan de Comuns como un grupo central. A pesar de ser el grupo más opuesto al resto de grupos del pelotón, es uno de los que más posibilidades tiene de establecer alianzas amplias y poco restrictivas. (...)"               (Guillem Martínez, CTXT, 12/05/23)

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