18.5.23

El mundo de hoy vive la transición a un mundo multipolar, como una posibilidad de volver a reencontrar lo que el neoliberalismo imperial de Estados Unidos dividió, escindió, que es la cuestión social de la democracia y soberanía de los pueblos... se bsus la posibilidad de encontrar una nueva relación que haga que la política como ética colectiva se implante también en los pueblos que hasta ahora lo único que han conocido es miseria, pobreza y la trampa de la deuda... se vuelve a plantear el problema de la justicia social, de otro modelo de desarrollo y de una democracia productiva, capaz de garantizar la expectativa de las mayorías (Monereo)

"(...) Primero, me gustaría saber tu análisis respecto de dos factores clave que son la energía y los alimentos. Existe una asiatización de la economía, una vuelta del poder hacia el continente euroasiático. Segundo, ¿cuál es el rol de estas dos potencias o cómo es la relación con otros países (mencionaste África y América Latina), y si esto puede beneficiarlos?

La primera cosa, sobre esto han escrito mucho Michael Hudson y Serguei Glazyev, un economista ruso. En esta contraposición entre dos bloques, se enfrentan también dos tipos de economía. En una está la economía del G7, una economía de la nostalgia, de la financiarización, de la esquilmación, son la de aquellas grandes potencias. Lo que Braudel decía, que la financiarización era algo así como el otoño de una gran potencia. Efectivamente el G7 refleja la vieja nostalgia del Occidente colectivo que mandó durante 500 años en el mundo y que ha ido construyendo una economía financiarizada donde producen papel, depredación, una gigantesca “acumulación por desposesión”, como decía David Harvey.

Y, por otro lado, están China, Rusia, Bielorrusia, la India, todo un conjunto de países que producen cosas, que son máquinas de producción de bienes de uso para el conjunto de la sociedad. Y esta maquinaria de uso, por ejemplo, la ponen encima de la mesa en la cuestión alimentaria. Un viejo problema que lleva este año coleando, la cuestión del trigo de Ucrania, del trigo ruso… y aquí han hecho algo increíble. Los países están cambiando mucho desde que la guerra en Ucrania comenzó y uno de los países que más lo ha hecho ha sido Rusia. Hoy tiene una estructura productiva muy diversificada y una agricultura extraordinariamente eficiente que la convierte en el gran país exportador de trigo del mundo junto con Ucrania. Ha aprovechado las sanciones norteamericanas para dejar a un lado la vieja economía capitalista heredada de Yelstin y e ir hacia un nuevo tipo de economía mucho más eficiente y sobre todo productiva con una base agrícola industrial muy avanzada.

A su vez, Rusia está construyendo mecanismos industriales muy fuertes en una vieja política de sustitución de importaciones, que le está obligando también a cambiar la relación y el modo de su inserción en el mercado mundial. Está intentando abastecer un mercado interno más profundo, más desarrollado y redistribuir mejor la renta de la riqueza en el país. Se está viviendo un cierto, no diré revolución, pero sí cambio profundo de relación entre la economía y la sociedad y el papel que tienen las clases trabajadoras.

Esto tiene mucho que ver también con China, porque todos estos países, Indonesia, los viejos tigres asiáticos, todos son economías productivas, producen cosas, son capaces de generar y producir bienes de uso a nivel mundial. Mientras que Occidente es una maquinaria de depredación basada en la especulación y en el predominio del capital financiero a nivel internacional. El cual no sería posible sin el papel que tiene el dólar y el control de Estados Unidos sobre la institución económica internacional.

El otro aspecto que tú antes indicabas, tenía mucho más que ver con la posibilidad que da un mundo multipolar para volver a plantear viejas cuestiones que quedaron sepultadas con la caída de la URSS y con el triunfo del neoliberalismo, en torno al nuevo siglo americano (que lo hizo básicamente Clinton). Ese mundo liquidó Bandung, así como la posibilidad de un nuevo tipo de desarrollo, una nueva relación del crecimiento, y, por otro lado, de la renta y de la riqueza en los países.

Se volvió a plantear el problema de la justicia social, de otro modelo de desarrollo y de una democracia productiva, capaz de garantizar la expectativa de las mayorías. Yo creo que el mundo de hoy ve en esta transición a un mundo multipolar, como una posibilidad de volver a reencontrar lo que el neoliberalismo imperial de Estados Unidos dividió, escindió, que es la cuestión social de la democracia y soberanía de los pueblos.

El tema de una democracia productiva y el tema de la soberanía sigue siendo una asignatura pendiente que ­–con esta transición multipolar– los pueblos empiezan a atisbar que hay posibilidades de que el neoliberalismo no se impondrá unilateralmente como hasta ahora, por la presión tanto del occidente colectivo como específicamente de Estados Unidos y las instituciones que controlan. Y sobre todo, con la posibilidad de encontrar una nueva relación que haga que la política como ética colectiva se implante también en los pueblos que hasta ahora lo único que han conocido es miseria, pobreza y la trampa de la deuda. Y en este caso, como hemos hablado de la cuestión alimentaria, la casi maquinaria perfecta de la gran contradicción entre el covid, la crisis alimentaria y una crisis de deuda que ha machacado literalmente a los pueblos africanos y a los pueblos latinoamericanos.

Desde la geopolítica y también desde un análisis desde abajo como estás planteando, ¿Qué cambios pueden generarse a través de que haya una multipolaridad por el rol importante de la acción de otras potencias emergentes y qué cambios percibís a partir del análisis sobre lo sucedido entre Irán y Arabia?

Tú antes lo has planteado, la cuestión energética. Antes comentaba que estamos ante la mayor reorganización espacio-temporal de Eurasia desde Genghis Kan. En esa infraestructura que se están poniendo en marcha, relacionada con las nuevas rutas de la seda, con los acuerdos económicos euroasiáticos de Rusia, de la alianza cada vez más fuerte con Irán, en ese mundo que está emergiendo con mucha fuerza, me da la impresión de que una pieza decisiva va a ser la cuestión de Arabia Saudita. O sea, para Estados Unidos es una derrota estratégica de una enorme importancia lo que ha ocurrido, no solo porque dos países tradicionalmente enemistados y con conflictos, no solo latentes sino explícitos, se reencuentran, sino que a su vez van a convertirse en actores decisivos de un mundo multipolar, donde ellos tienen gran potencial económico creciente potencial tecnológico y una base de poder energético de grandes dimensiones.

Que estos países hoy se pongan de acuerdo significa una buena noticia, para resolver viejos problemas de Oriente Medio, que tiene mucho que ver con la crisis que vive Israel y también la vieja cuestión palestina. Toda la región va a ser modificada, transformada por esta alianza que se hace bajo la presencia de China. Y a su vez eso va a tener consecuencias enormes desde el punto de vista energético y de la producción de valores de uso, que son fundamentales para los pueblos en esta fase.

Pongo un acento en una cuestión fundamental, si te fijas bien no hemos hablado de un actor que es Europa, es decir, Europa acaba siendo la gran pagana, todo se mueve, pero cada vez Europa es más subalterna de Estados Unidos. Y sobre todo lo que se mueve son grandes países, demográficamente enormes, con culturas antiguas, sofisticadas, diversas, que ya son actores activos de un mundo que ya no consiente el dominio de Occidente. Y que quiere ser y tener voz propia, ser consultados, ser reconocidos y ser actores de un mundo del que ellos inevitablemente, le guste o no a Occidente, serán protagonistas esenciales. (...)"                    ( Manolo Monereo , El Viejo Topo, 13/05/23)

No hay comentarios: