19.5.23

Lo que está ocurriendo es una reorganización de Eurasia en torno a una alianza estratégica entre Irán, Rusia y China... un espacio autosuficiente, capaz de generar una dinámica propia y convertirla en la centralidad del planeta tierra.... A eso obviamente Estados Unidos va a intentar oponerse con todo lo que tiene... China busca construir un bloque de oposición a las malas políticas, belicistas e irresponsables, de Estados Unidos que crean un desorden permanente. Y así aparecer China como una fuerza ordenadora, pacificadora, que busca alianzas múltiples... Donde Estados Unidos interviene con toda su fuerza genera consecuencias que no es capaz de gobernar y que al final le llevan a una situación de planificada estrategia de derrota. Es un poco lo que hasta ahora está viviendo Estados Unidos y es el gran temor hoy de las élites norteamericanas

 "(...) Dentro de estos escenarios de cierta presión, Ucrania-Europa, Taiwán-Mar de China y el Sahel-África, que proponen Estados Unidos y el imperialismo colectivo de occidente, en esta disputa, te pediría comparar la dinámica de China respecto de la de Estados Unidos en la cuestión entre Asia Occidental (paz entre Irán y Arabia Saudita) y África, y si crees que la zona de conflicto del primero podría pasar a tener mayor foco en el segundo.

La última vez que hablamos de este tema, yo señalé que se habían ido construyendo tres líneas de frente. Tres escenarios muy complejos, cuatro quizás. La primera línea de frente en Europa y Ucrania, en segundo lugar el Mar de China Meridional con Taiwán y el tercero para mí es la defensa adelantada de Occidente y de Europa en África, qué pasa convertirse de nuevo en un espacio de disputa entre las grandes potencias. Siempre lo ha sido de una manera u otra, pero ahora regresa con mucha fuerza.

Hay un cuarto escenario, el mediático cognitivo, pero ese lo vamos a dejar para otro día. Es lo que podemos llamar el inmenso control de los medios de información, de manipulación y de construcción del imaginario social que Estados Unidos y Occidente ha puesto en marcha en este proceso que no va solo contra Rusia sino también claramente contra China. Se está convirtiendo en un discurso disciplinario donde se marginan a las voces críticas, aquellos que no están de acuerdo con la narrativa que Estados Unidos y el Imperio Colectivo de Occidente están imponiendo.

Estados Unidos tiene una superioridad clara (que nunca es bueno no tenerla en cuenta), la político-militar. Ningún país del mundo puede competirle militarmente. Sus 800 bases militares, su presencia en todos los mares, sus enormes portaviones, su capacidad de movilizar una fuerza expedicionaria de 200.000 o 300.000 efectivos en cualquier lugar del mundo, todo eso solamente lo puede hacer Estados Unidos. Posee, por ahora, la fuerza para crear escenarios de conflicto. Estados Unidos vuelve y cuando vuelve, como decía Biden, es para presionar sobre aquellos países que están cuestionando lo que ellos llaman los valores de Occidente y la hegemonía del orden internacional y sus reglas, es lo que han venido imponiendo.

Esto lleva a que se hayan establecido tres grandes escenarios creados por los Estados Unidos que intenta gobernarlos, y por ejemplo en un reciente artículo que escribí sobre Taiwán, lo llamo un termostato que gobierna el conflicto entre Estados Unidos y China. Cuando le interesa al poder norteamericano presionará sobre ese termostato, para que el conflicto sea, y, cuando no le interesa pues lo apaciguará. Pero empieza ya a trabajar en esta perspectiva de crear un bloque alternativo a China a partir del conjunto de bases militares que tiene por toda la zona que prácticamente arrincona y acosa China permanentemente y que está poniendo en marcha. Y recientemente de una manera muy fuerte en Filipinas y sobre todo en Corea del Sur, donde ya por primera vez hay submarinos nucleares que están actuando activa y permanentemente en esa zona.

Taiwán es también algo no pequeño, Estados Unidos reconoce que tiene ya varios centenares de asesores militares en su zona y que además lo está rearmando sistemáticamente y de una manera más firme, rompiendo todos los acuerdos internacionales que reconocen que Taiwán es parte de China. Entonces, desde esa perspectiva, los conflictos están todos abiertos y el país norteamericano los gobierna en función de la propia capacidad de gestionarlo. China lo que ha aprendido y está aprendiendo, es aquello que en Perú le llaman pisar el palito. Hay un dicho: “este lo que quiere es que yo pise el palito” y lo que quiere Estados Unidos es que pise el palito de Taiwán.  Después de la experiencia de Ucrania, si lo pisan, será porque sepan que lo van a ganar y que van a actuar decididamente para cambiar la situación.

Lo que está haciendo ahora mismo China es el retorno como gran potencia pacificadora y capaz de arreglar los entuertos, los conflictos de una potencia en declive, que crea desorden y crisis permanentemente y que pone en peligro la paz mundial. Está poniendo en marcha, con su orientación, un nuevo orden económico y político internacional. Eso crecientemente está bien visto por países asiáticos, africanos, latinoamericanos que ven en este nuevo orden una posibilidad de construir un mundo donde el imperialismo colectivo de Occidente no se imponga permanentemente. Y les permita así a los pueblos un nuevo Bandung y una nueva orientación económico social, que de una u otra forma, ponga fin a la miseria, a la pobreza y un desarrollo económico sostenible, y sobre todo, les permita superar una situación neocolonial que pesa decisivamente sobre las condiciones de vida de las poblaciones del llamado el Sur Global.

¿Cómo crees que trata de construir China la infraestructura china de la Nueva Ruta de la Seda, mientras Estados Unidos trata de socavarla? Teniendo en cuenta también otro foco de conflicto que a veces viene de décadas, como Asia central y el espacio postsoviético, donde Estados Unidos trata de ejercer coacción. Mirando toda esa interconexión euroasiática y las bases militares que rodean tanto China, Irán y Rusia, ¿Cómo es ese papel contradictorio entre Estados Unidos, China y Rusia?

Eso es un conflicto que diría yo existencial. Para Estados Unidos Rusia no es un conflicto existencial. Para China sí que lo han definido así, para ellos es incompatible el desarrollo y crecimiento del gigante asiático con el futuro de la hegemonía norteamericana, y por lo tanto, la van a combatir sistemáticamente. Vuelve aquello que la gente interesada por la geopolítica siempre hemos estudiado, que es la centralidad de Eurasia. Sin eso, no se puede entender lo que está ocurriendo, que es una reorganización espacio-temporal de Eurasia en torno a una alianza estratégica entre Irán, Rusia y China.

Dicha alianza va a ser enorme porque va a ser no solamente una serie de mecanismos de infraestructura tecnológica de gran nivel, de Ferrocarriles, sino todo un conjunto de dispositivos que, por un lado, pretenden orillar la influencia que tiene Estados Unidos, por ejemplo, en el Canal de Suez y en toda la zona del Mar Rojo. Además, procuran articular Eurasia como un espacio autosuficiente, capaz de generar una dinámica propia y convertirla en la centralidad del planeta tierra. Eso se está haciendo en una alianza tripartita que no será fácil, va a significar todo un conjunto de medidas económicas, tecnológicas, de transporte, relacionadas también con la energía, que van a convertir a Eurasia en un espacio económico autosuficiente y con capacidad de interpelar al conjunto del planeta Tierra desde su propia centralidad.

A eso obviamente Estados Unidos va a intentar oponerse con todo lo que tiene, no solo en el espacio de Asia central, o impulsando los conflictos ya existentes, movilizando de nuevo a Georgia o Moldavia, sino intentando intervenir en las antiguas repúblicas exsoviéticas, que tienen algunas de ellas dificultades no pequeñas. Pero no se nos puede olvidar que en ese mundo hay otra presencia actuante, que va a ser muy específica, es la India, que va a ser el otro gran actor de esa zona. Hasta ahora está navegando entre diversas posiciones y beneficiándose de esa intermediación, equidistancia o buena relación entre uno y otro. Y eso lo va a hacer fortaleciendo su tecnología, su industria militar, también su propia industrialización sustitutiva de importaciones, y va a jugar un papel fundamental.

Lo que está haciendo básicamente China es intentar generar un bloque con diversos contenidos. Yo diría que de geometría variable, donde no va a dar por perdido a ningún país, por ejemplo, Japón, Corea del Sur, o Filipinas sabiendo que son parte de un bloque que está reorganizando Estados Unidos, ninguna de las piezas fundamentales de la geopolítica de Asia. Va a seguir estrechando relaciones con países que así lo quieran como Indonesia o Malasia y va a crear condiciones para un futuro de cooperación económica con los países latinoamericanos y los países africanos.

China busca construir un bloque de oposición a las malas políticas, belicistas, yo diría que irresponsables de Estados Unidos de crear un desorden permanente. Y así aparecer ella como una fuerza ordenadora, pacificadora, que busca alianzas múltiples, unas de mutuo interés económico a corto plazo; otras con formulaciones a medio plazo, cada vez más fuertes, en torno al hombre; y luego un núcleo estratégico que le lleva a relacionarse activamente con Rusia y con Irán. Tanto Estados Unidos como China están construyendo o redefiniendo bloques de geometría variable, con acentos diferentes. E intentando en el caso de China dar una imagen de moderación, de pacificación y de cooperación. Ir dejándole a Estados Unidos el triste papel de matón de barrio que solamente sabe resolver los problemas, creando problemas cada vez más grandes: el caso de Libia, de Iraq, de Afganistán, de tantos y tantos países, incluso la propia Ucrania.

Donde Estados Unidos interviene con toda su fuerza genera consecuencias que no es capaz de gobernar y que al final le llevan a una situación de planificada estrategia de derrota. Es un poco lo que hasta ahora está viviendo Estados Unidos y es el gran temor hoy de las élites norteamericanas. Es decir, que este ensayo se convierta en un arma donde pierda la potencia hegemónica sus tres grandes componentes de poder: el primero, su enorme poder económico; el segundo, su control sobre las grandes instituciones económicas internacionales; y, en tercer lugar, su enorme potencial económico-militar que prácticamente la convierte en un imperio en el conjunto del mundo. (...)"                     ( Manolo Monereo , El Viejo Topo, 13/05/23)

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