"Investigate Europe analiza el accionariado de las 23 empresas con minas de materias primas críticas o proyectos avanzados para abrirlas
Investigate Europe analiza el accionariado de las 23 empresas con minas de materias primas críticas o proyectos avanzados para abrirlas
Da igual que se llamen BlackRock o HSBC, Oaktree o BNP Paribas, JP
Morgan o Blackstone. Los grandes fondos y bancos de inversión del mundo
tienen intereses en las minas de cobre, wolframio o litio de España. El
Estado chino es el principal beneficiario de uno de los yacimientos más
rentables del país. El segundo hombre más rico de México planea reabrir
la mina sevillana de Aznalcóllar. Empresarios venezolanos salpicados por
los Papeles de Panamá intentan hacerse de oro con
explotaciones en Galicia y un expresidente boliviano acusado por los
fiscales de su país de genocidio es el dueño de una mina de cobre en
Asturias… El boom de la nueva minería, centrada en la explotación de lo
que se conoce como “materias primas críticas”, es una llamada para el
gran capital transnacional y también para personajes turbios que buscan
enriquecerse en un sector tan dado a la especulación.
La cosa debería ir a más. La UE está impulsando decididamente
la apertura de nuevas minas en Europa. Quiere garantizarse el
suministro de litio, cobre, níquel y otras materias primas esenciales
para la transición ecológica y la alta tecnología, que ahora están
controladas en buena medida por China. Para lograr ese objetivo está
prevista la aprobación de un nuevo Reglamento que incorpora dos medidas polémicas:
reducir los plazos para obtener los permisos necesarios para iniciar la
explotación de un yacimiento y fomentar la financiación pública y
privada de las actividades mineras.
Los países nórdicos y
la Península Ibérica son los lugares de Europa donde hay mayores
yacimientos, tanto en explotación como potenciales. Así que el
incremento previsto de la demanda ha llevado a que se multipliquen en
los últimos años las solicitudes de licencias para nuevos proyectos
mineros.
Un negocio que se augura boyante. Y que plantea una
pregunta obvia: ¿quién está detrás de las empresas mineras? Para
responderla, Investigate Europe analizó el accionariado de las 23
principales compañías con yacimientos abiertos o proyectos avanzados
para explotar materias primas críticas en España.
Una de las
principales conclusiones es que el gran capital español está de momento
ausente. No hay casi rastro de la banca y el listado de inversores
está dominado por entidades y gestoras de fondos estadounidenses,
británicas y francesas. “La banca española lleva 40 años saliendo del
mundo industrial y la minería es uno de los ámbitos industriales con más
riesgo. La banca española no tiene una cultura de apoyo a la industria
extractiva. Eso explica que los empresarios españoles en el sector de
las materias primas críticas sean muy pocos”, explica Pedro Mora, cargo
en la Fundación Minería y Vida, impulsada por las patronales mineras.
Tampoco
hay apenas millonarios españoles que estén aprovechando la resurrección
de la minería para entrar en el sector. Una de
las excepciones es Miguel Rodríguez Domínguez, dueño de la empresa de
relojes Festina Lotus y que ocupa el puesto 448 en la última lista de los más ricos de España que elabora El Mundo.
Rodríguez es accionista, a través de una empresa de Luxemburgo, de la
empresa que planea abrir una mina de litio en la localidad
de Cañaveral (Cáceres). En ese proyecto también figuran como
inversores Alejandro Chaves y Gustavo Carrero, que hicieron fortuna en el sector de las renovables, y están en los puestos 314 y 319 de los más ricos de España.
De
las 23 empresas analizadas, solo ocho tienen su sociedad matriz en
España. Hay cinco que están en Canadá y otras cinco que tienen su
domicilio en Australia. La razón es que en estos dos países se
encuentran sendas Bolsas especializadas en la captación de fondos para
proyectos mineros. El resto de compañías tienen la sede de su matriz en
Chipre, Luxemburgo, Reino Unido, Francia y México.
El trabajo de
Investigate Europe ha intentado determinar siempre quiénes son las
personas físicas que son dueñas de las minas, que a veces se esconden
tras una compleja trama societaria. Pero hay casos en los que no es
posible. Cuando en la cúspide de la trama está un fondo de gestión o
una entidad financiera que invierte el dinero de sus clientes, la
identidad de éstos no se puede conocer a través de documentos de acceso
público. Es el fondo o el banco quien aparece como accionista a todos
los efectos en los registros.
En España están en explotación diez complejos mineros de materias
primas incluidas en la lista de 34 minerales críticos aprobada
recientemente por la UE (puedes consultarla aquí).
Hay además otros dos que cerraron en los últimos años, pero que cuentan
con planes de reapertura. Cuatro son yacimientos de cobre, tres
de wolframio, dos de estroncio, dos de fluorita y uno de coltán.
La mina sevillana de Cobre Las Cruces ha sido durante años una de las “más rentables del mundo”,
según presumían sus responsables, porque se extraía un mineral con una
pureza mucho mayor que en otros yacimientos. Agotadas las reservas que
se explotaron desde 2009 a cielo abierto, la actividad continuará de
forma subterránea. La dueña del complejo minero es la sociedad
canadiense First Quantum Minerals Ltd.,
cuyo principal accionista es Jiangxi Copper Co.Ltd, propiedad del
Estado chino. También tienen inversiones significativas los
fondos Capital Research & Management y Fidelity Management.
Como desveló Investigate Europe, Cobre Las Cruces es la segunda empresa de toda Europa que más subvenciones verdes recibe
para proyectos de investigación relacionados con materias primas
críticas, a pesar de sus reiterados incumplimientos medioambientales. La
empresa canadiense explota yacimientos en diversos países de Europa, África y América. En el último mes ha estado en el foco mediático por las fuertes protestas ciudadanas producidas en Panamá contra la concesión para explotar la mayor mina de cobre a cielo abierto de Centroamérica.
La sociedad australiana Sandfire Resources Ltd. explota
tres minas de cobre en la provincia de Huelva: Aguas
Teñidas, Magdalena y Sotiel. Las adquirió en 2021 por un importe de 1.585 millones de
euros, lo que da idea del negocio que generan. Los vendedores fueron
Trafigura y Mubadala Investment Company. La primera es una de las
mayores comercializadoras mundiales de materias primas como el petróleo y
sus derivados. Aunque se suele decir que es un grupo suizo porque tiene
allí sus oficinas centrales, en realidad está registrada en Singapur,
su dueña directa es una sociedad en Países Bajos y la matriz es una fundación en Panamá (Farringford Foundation). Mubadala, por su parte, es el fondo de inversión del Emirato de Abu Dabi. Otra cifra explica el pelotazo que
dieron los vendedores: Trafigura se anotó unas ganancias de 340
millones por la venta de las minas onubenses, que había comprado cinco
años antes.
Los tres principales accionistas de Sandfire
Resources son gigantes de la inversión financiera: HSBC, JP Morgan y
Citicorp. De acuerdo con el último informe anual presentado por la compañía en la Bolsa de Australia, entre los tres acaparan más del 70% del capital.
También
en Huelva están las históricas minas de Riotinto, que aún cuentan con
197 millones de toneladas de reservas de cobre. El pasado mes de julio,
la Junta de Andalucía autorizó la ampliación de la vida útil de la mina
hasta 2031. La sociedad propietaria se llama Atalaya Mining Plc. y
su rastro lleva a los territorios europeos usados masivamente por las
multinacionales para reducir al mínimo el pago de impuestos. Con sede
en Chipre, el principal accionista de Atalaya Mining es la maltesa Urion
Holdings Ltd. ¿Y quién está detrás de esta última? Trafigura. Sí, la
misma que dio el pelotazo de 340 millones con la venta de las minas
onubenses a Sandfire. Claro que esa cifra palidece comparada con los
beneficios que está logrando Trafigura gracias a la crisis energética
iniciada tras la invasión de Ucrania: 6.700 millones de
euros en un año. La compañía sostiene que su capital se reparte entre
más de mil empleados, pero se desconoce quién maneja la fundación
panameña que está al final de la madeja societaria de Trafigura.
El segundo principal accionista de Atalaya Mining es la gestora de fondos española Cobas Asset Management.
Y Banc Sabadell controla, según la propia sociedad chipriota, el 3% de
su capital. Una participación muy minoritaria, pero que llama la
atención porque la banca española está por lo demás ausente del sector
minero.
El mapa de las explotaciones de cobre se completa con la mina asturiana de El Valle-Boinás, un yacimiento del que también se extrae oro y plata. La propietaria es la sociedad canadiense Orvana Minerals Corp., quien a su vez tiene como accionista mayoritario a
la compañía panameña Andean Resources SA. Esta última fue fundada en
1980 y ha estado controlada siempre por Gonzalo Sánchez de Lozada, dos
veces presidente de Bolivia. Fue derrocado en 2003 por el levantamiento
popular tras “la masacre de octubre”, en la que fueron asesinadas más de
60 personas. Sánchez de Lozada se fugó a Estados Unidos, que se negó a extraditarlo después de que la Fiscalía boliviana lo acusara de genocidio. En Andean Resources han ocupado cargos directivos tanto Sánchez de Lozada como su padre, un hermano y su hija, Alexandra.
El
interés por el wolframio o tungsteno español no es nuevo. Durante la II
Guerra Mundial, la Alemania nazi intentó asegurarse el suministro desde
España de este material, que usaba para reforzar sus proyectiles
antitanque. Ya entonces estaba abierta la mina de Barruecopardo, en Salamanca. Tras cerrar en los años ochenta, reabrió en 2019.
El
historial de los cambios de propiedad de Barruecopardo es un ejemplo de
cómo las minas se han convertido en un objeto de deseo para los grandes
fondos de inversión. Los planes para sacar de nuevo wolframio en el
yacimiento salmantino los inició una compañía irlandesa
denominada Ormonde Mining, que tenía entre sus accionistas a
los fondos Tiberius, M&G Investment, Rathbone Brothers y JP Morgan
Asset Management. En 2015, Ormonde vendió el 70% de sus acciones en la
mina a Oaktree Capital Management, un gigante mundial del capital
riesgo. En España es conocido por el pelotazo que dio con la compraventa de Eolia y más recientemente por sus negocios en el sector inmobiliario, después de que comprase la promotora del Sabadell. Oaktree compró la mina a través de una sociedad en Luxemburgo.
En agosto de este año, Oaktree llegó a un acuerdo con la sociedad australiana EQ Resources,
a la que traspasó Barruecopardo a cambio de hacerse con más del 15% de
su capital. Junto al fondo estadounidense, el otro accionista de
referencia de EQ Resources es la entidad financiera francesa BNP
Paribas.
En España hay otras dos minas de wolframio con licencia para operar,
pero que han cerrado en los últimos años. En ambos casos tienen planes
para reabrir en un futuro próximo.
El yacimiento de La Parrilla,
en Cáceres, tiene una de las mayores reservas de wolframio de Europa.
Tres años después de su reapertura, paralizó la producción en abril de
2022. Aparentemente por problemas de liquidez de la sociedad gestora,
Iberian Resources Spain SL, cuyo accionista único es la compañía
británica W Resources Plc. En mayo de 2023, un juzgado de Cáceres aprobó
el plan de reestructuración de la compañía, que convirtió a BlackRock
en su principal accionista. La firma estadounidense, que es la
administradora de activos más grande del mundo, había prestado cerca de
90 millones a la dueña de la mina extremeña. A cambio de capitalizar la
deuda, se quedó con el 95% del capital.
BlackRock está en el
capital de otras empresas mineras españolas, aunque no con una posición
mayoritaria como en La Parrilla. Tiene más del 4% de Atalaya Mining, la
dueña del yacimiento de Riotinto, y cerca del 2% de First Quantum
Minerals, la propietaria de la mina de Las Cruces.
La extracción de wolframio en Los Santos (Salamanca) estuvo en marcha entre 2008 y 2020. La dueña es la sociedad canadiense Almonty Industries Inc., que anunció sus planes de
inminente reapertura en una comunicación enviada el pasado mes de mayo a
la Bolsa de Toronto. La compañía explota otros importantes yacimientos
de wolframio en Portugal y Corea. Sus principales accionistas son la
familia austriaca de los Schwarzkopf y la empresa alemana Deutsche
Rohsfoff AG.
Junto al cobre y el wolframio, otra materia prima
crítica relevante es el estroncio, puesto que España es el único
productor de dicho mineral en Europa. Los principales yacimientos están
en la provincia de Granada. Las minas de Escúzar fueron explotadas
históricamente por Solvay SA, que pasó a denominarse Kandelium Minerales
SA tras su venta en 2021 al fondo de private equity francés Latour Capital.
La
otra mina importante de estroncio se llama Montevive y su propietaria
es la compañía española Bruno SA, nombre que coincide con el apellido de
la familia que administra la sociedad desde hace décadas. En 2022
tenía la mayor reserva de Europa de
celestina, mineral del que procede el estroncio, que se utiliza por
ejemplo para la fabricación del vinilo de las pantallas de televisión.
Una
cuarta materia prima crítica que se produce en España es la fluorita o
espatofluor, muy usada en la industria óptica. Los principales
yacimientos están en Asturias. La sociedad Minerales y Productos
Derivados SA (Minersa), una histórica del sector, explota las
minas Moscona, Cucona, Emilio y La Viesca. Varias de ellas acumulan
denuncias por contaminar ríos próximos, aunque a veces la infracción
sale realmente barata. Por ejemplo, los 1.300 euros de multa que
le impuso el año pasado la Confederación Hidrográfica del Cantábrico no
parece que vayan a llevar a la quiebra a la compañía. Y tampoco
provocan un efecto disuasorio: en abril de este, la misma mina contaminó
presuntamente el mismo río.
De
acuerdo con su último informe anual de gobierno corporativo, el
principal accionista de Minersa es la compañía luxemburguesa Lombard
International Assurance SA, controlada por la estadounidense Blackstone,
otra de las principales gestoras de fondos del mundo. También tienen
participaciones significativas la familia Marco-Gardoqui (puesto 466 entre
los más ricos de España); María Isabel Lipperheide Aguirre, que además
de empresaria minera es ganadera taurina, y Alejandro Aznar Sainz, dueño
de la multinacional naviera Ibaizabal y de las bodegas Marqués de
Riscal (puesto 149).
Una
historia muy diferente es la de otra mina de fluorita, Órgiva, en
Granada. Uno de sus tres socios también es vasco, Jorge Peñagarikano,
pero nada tiene que ver con la burguesía industrial y financiera de los
Lipperheide y los Aznar. “Cuando mis dos socios y yo compramos Minera de
Órgiva en 2010 apenas facturaba 30.000 euros. Multiplicamos esa
facturación por cien, pero en los últimos años lo estamos pasando
regular”, indica Peñagarikano en conversación con Investigate Europe.
Por
último, entre las materias primas críticas que se extraen en España,
están el niobio y el tántalo de la mina de Penouta (Ourense). Ambos
minerales son la base del coltán, que gracias a características como la
superconductividad se utiliza en múltiples campos, desde la telefonía
móvil a los implantes médicos o las llamadas armas inteligentes. Penouta
es el único yacimiento del que se extrae coltán en Europa. En otros lugares, como la República Democrática del Congo, el negocio del coltán genera explotación infantil y conflictos armados.
La empresa propietaria de Penouta es una filial de la canadiense Strategic Minerals Europe Corp,
cuyos principales accionistas son los empresarios venezolanos Miguel de
la Campa, Serafino Iacono y Jaime Pérez Branger. Los dos primeros
ocuparon titulares de prensa por su gestión al frente de la
colombiana Pacific Rubiales Energy, que era la petrolera independiente más grande de Latinoamérica. Los pequeños accionistas los acusaron de llevar la compañía a la quiebra de forma “fraudulenta” y de beneficiarse ellos mismos con la propuesta de reestructuración que hicieron para salvarla.
No es la única vez que aparecieron en los medios. Miguel de la Campa y Serafino Iacono también quedaron retratados en la investigación periodística conocida como Papeles de Panamá, que dejó al descubierto miles de empresas creadas en paraísos fiscales por el bufete panameño Mossack Fonseca.
En
definitiva, si uno se fija en el principal accionista de las 12 minas
con licencia para extraer materias primas críticas el panorama que se
encuentra es el siguiente: tres fondos de inversión (BlackRock,
Blackstone y Latour Capital); dos multinacionales bancarias (HSBC y BNP
Paribas); una empresa controlada por el Estado chino (Jiangxi Copper);
una de las principales comercializadoras de petróleo del mundo cuya
matriz es una fundación panameña (Trafigura); un expresidente boliviano
acusado de una matanza y que se fugó del país; unos empresarios
venezolanos con un historial de quiebras sospechosas y sociedades en
paraísos fiscales, y una familia de millonarios austriacos. Las otras
dos compañías tienen al frente a pequeños empresarios desconocidos.
La demanda prevista de materias primas críticas ha disparado en los
últimos años la solicitud de permisos de exploración y explotación. La
puesta en marcha de un proyecto minero es, no obstante, un proceso laborioso que
de media lleva entre 8 y 12 años. Los expertos calculan, además,
que menos de un 2% de las exploraciones que se inician terminan
convirtiéndose en un yacimiento operativo.
Investigate Europe,
tras consultar publicaciones especializadas y preguntar a miembros de
las patronales, ha identificado catorce proyectos que ya llegaron a una
fase avanzada, aunque tres de ellos están paralizados por los tribunales
o los Gobiernos autonómicos. En el mundo minero una paralización rara
vez equivale a un abandono. Las empresas, además de agotar lógicamente
los recursos judiciales, muchas veces modifican el proyecto –por
ejemplo, convirtiendo en mina subterránea una propuesta de yacimiento a
cielo abierto– y lo vuelven a presentar.
El análisis de quiénes
son los dueños de esos 14 proyectos muestra actores similares a los de
las minas con licencia para operar. Para empezar, porque hay cuatro
nombres que se repiten. Almonty Industries tiene un proyecto para abrir
una mina a cielo abierto de wolframio en la localidad zamorana de Valtreixal, en un área que forma parte de la red Natura 2000. Atalaya Mining pretendía extraer cobre en la localidad coruñesa de Touro, pero la Xunta le tumbó el proyecto hace tres años por su impacto ambiental, lo que ha llevado a la compañía a reformarlo y anunciar que lo presentará de nuevo. Los empresarios venezolanos Miguel de la Campa y Serafino Iacono están detrás de una empresa canadiense de
reciente creación para extraer litio en dos zonas conocidas
como Alberta II y Carlota, que se extienden por varios municipios de la
provincia de Ourense. Y, en julio de 2023, la Junta de Andalucía
concedió a la empresa Minera de Órgiva licencia para
obtener fluorita del Pozo Lupión, en la localidad granadina de Berja.
Uno de los minerales que más interés están despertando es el litio, fundamental para las baterías de los vehículos eléctricos. El Gobierno español prevé que,
de aquí a 2040, la demanda de litio se multiplicará por 40 respecto a
la situación actual, siendo la materia prima crítica que experimente
mayor crecimiento.
En Extremadura hay dos proyectos en marcha
para extraer litio. La compañía Lithium Iberia SL prevé explotar a
partir de 2025 el yacimiento de litio de Las Navas, en el municipio
de Cañaveral (Cáceres). Además de la mina, está planeada la construcción
de una fábrica de cátodos para las baterías, que están formados por
óxido metálico de litio. El objetivo, en definitiva, es extraer y
procesar el mineral en Extremadura. De la fábrica de cátodos se
encargará la compañía Phi4tech. Ambas empresas tienen un acuerdo estratégico y comparten buena parte de los accionistas.
Investigate
Europe ha tenido acceso a la composición del accionariado de Lithium
Iberia. Y, aunque con participaciones minoritarias, hay nombres
conocidos del empresariado español. El caso más llamativo es el
de Miguel Rodríguez Domínguez, dueño de las marcas de relojes Festina y
Lotus. Controla el 6% del capital a través de una sociedad de Luxemburgo
denominada Golden Estate SA, constituida el 9 de agosto de 2007 por una
sociedad de las Islas Vírgenes Británicas (Dugan Management SA) y otra
de Belize (Nayland International SA), ambos conocidos paraísos fiscales.
A
preguntas de Investigate Europe, un portavoz de Miguel
Rodríguez explicó que no tenía interés por el sector minero como tal:
“Su interés es por las baterías para los vehículos eléctricos. También
tiene una participación del 6% en Phi4tech, y como es esencial asegurar
el suministro de litio para la fábrica de cátodos, por eso invirtió en
la mina. Pero él llega a la mina a través de las baterías”. En cuanto a
las sociedades en paraísos fiscales, dicho portavoz aseguró lo
siguiente: “Miguel Rodríguez es desde 2005 residente fiscal en Suiza. En
2008 o 2009 necesitaba una sociedad para ciertas inversiones y habló
con Crédit Agricole. Esta entidad le ofreció adquirir una compañía que
ellos ya tenían constituida, para ahorrarse los tiempos de espera. Y eso
fue lo que hizo. Pero las empresas de Islas Vírgenes y de Belize nunca
han sido de Miguel Rodríguez. Y nada más asumir el control de Golden
Estate SA puso las acciones a su nombre”.
Otros dos
multimillonarios que están en el capital de Lithium Iberia son Alejandro
Chaves y Gustavo Carrero. El primero tiene un 5% del capital y el
segundo cuenta con un 1%. Ambos son los fundadores y principales
accionistas de OPDE, productora de energía renovable. El fondo francés
Antin lanzó en junio una oferta de compra que valora la compañía energética en 866 millones de euros.
Un
nombre conocido entre los aficionados a la caza menor, Javier Juan
Medem de la Torriente, adquirió algo menos del 1% del capital de Lithium
Iberia. Gestiona la finca La Nava, adonde acuden a pegar tiros grandes fortunas españolas e internacionales.
Los principales accionistas de la empresa minera son personas menos conocidas, Iñigo Resusta y Enrique Martinavarro, ambos socios de la firma española de private equity Queka
Real Partners. También tienen participaciones significativas los
consejeros delegados de Lithium Iberia y de Phi4tech, Ignacio Baños y
Mario Celdrán, respectivamente.
Los planes para reabrir la mina
han provocado oposición entre vecinos de las localidades afectadas,
agrupados en la Plataforma no a la mina de Cañaveral y que se declaran
preocupados porque “destroce el entorno”. Una importante oposición
vecinal generó también el otro proyecto para extraer litio en
Cáceres, la mina San José de Valdeflores, a poco más de dos kilómetros
de la ciudad y que tiene enfrente a la asociación Salvemos la Montaña.
Para empezar, la empresa minera ha tenido que cambiar su idea inicial de
hacer una mina a cielo abierto por una subterránea. La primera es más
barata, pero su impacto ambiental es mayor.
La propietaria del yacimiento de San José es la empresa australiana Infinity Lithium Corp,
cuyo principal accionista es la entidad financiera BNP Paribas. La
compañía se ha felicitado públicamente por el cambio de gobierno en
Extremadura y en la alcaldía de Cáceres. En un comunicado enviado a la Bolsa de
Australia el 3 de julio, Infinity Lithium explicó que sus directivos se
“habían reunido en los últimos días con los recién elegidos líderes
políticos locales de Cáceres y Extremadura” y se alegraban de que
estuvieran “alineados” los intereses de ambas partes para impulsar el
proyecto de San José. Si se tiene en cuenta que el pacto de gobierno
entre PP y Vox para hacer presidenta a María Guardiola se anunció solo
tres días antes, cabe concluir ciertamente que la reunión con los
directivos mineros estaba entre las prioridades de los nuevos
dirigentes.
El cuarto proyecto de litio se llama Alberta I y está
en Galicia, entre las provincias de Pontevedra y Ourense. Lo pretende
explotar una filial del grupo Samca, que pertenece a la
mayor fortuna vinculada a la minería en España, la familia Luengo Sanz,
en el puesto 26 de la lista de los más ricos. Un primer proyecto de explotación fue rechazado por las autoridades en 2020, pero este año la compañía realizó nuevos sondeos.
En cuanto al wolframio, además del mencionado proyecto de Valtreixal,
hay otros tres en marcha. El más incipiente, pero que a la vez tiene
detrás a la empresa más conocida en el sector, se encuentra en Badajoz y
lo promueve la australiana Berkeley Energia Limited.
Esta es la misma empresa que intentó abrir una mina de uranio en
Retortillo (Salamanca), pero el Gobierno central le negó la
autorización. El asunto está ahora en los tribunales. En un informe presentado
en julio, Berkeley Energia anunció que había adquirido “los derechos de
una zona minera llamada Los Bélicos”, en el municipio de Oliva de la
Frontera. En dicha zona está la histórica mina de Virgen de Gracia,
donde se extrajo wolframio y que cerró a mediados de los años setenta.
Berkeley Energia está controlada por la banca: BNP Paribas tiene la
mayoría absoluta del capital y el segundo accionista relevante es
el HSBC.
En Abenójar (Ciudad Real) está en marcha un proyecto
para obtener wolframio de la mina de El Moto, que lidera Gonzalo García
San Miguel, ex consejero delegado de Sacyr Industrial. Hace más de diez
años que se empezó a hablar de los planes para explotar el yacimiento,
pero recientemente se ha producido una ampliación de capital en la
empresa propietaria de los derechos, Mining Hills SL, lo que indica al
menos la intención de darle un empujón. El fundador de la compañía,
Diego Fidalgo, es ahora el socio minoritario.
También han pasado
diez años desde el primer proyecto para extraer wolframio de la misa
de San Finx, en Lousame (A Coruña). Los derechos de explotación se han
ido vendiendo y revendiendo, de forma que hasta cuatro empresas
diferentes han figurado al frente del proyecto. La penúltima que lo
intentó fue la canadiense Pivotal Metals Ltd., que en junio de este año
tiró la toalla y se la traspasó a
una empresa recién creada, Metáis Estratéxicos SL, cuyo socio único es
el geólogo peruano Álvaro Fernández Baca. La Cofradía de Pescadores de
Noia acusó a Pivotal Metals de “fugarse” para evitar afrontar su
responsabilidad tras efectuar supuestos vertidos ilegales, que investiga un juzgado.
Pivotal
Metals recibió este año otro revés en el segundo proyecto que tenía en
Galicia para extraer wolframio. En marzo, la Xunta declaró la caducidad de la concesión para
explotar el yacimiento de Varilongo, en el municipio coruñés de Santa
Comba. La empresa anunció que recurriría la decisión ante los
tribunales. Las entidades financieras BNP Paribas y HSBC están entre los
accionistas de referencia de la empresa australiana.
Los planes
para obtener tierras raras de la mina de Matamulas (Ciudad Real) también
están encallados, después de que el Gobierno de Castilla-La Mancha
negase la autorización, decisión que fue confirmada por el Tribunal
Superior de Justicia. La última palabra la tendrá el Tribunal Supremo.
La empresa promotora es Quantum Minería SL, a cuyo frente está Javier
Merino de la Cuesta, exmarido de la modelo Mar Flores, en su día dueño
de la mítica sala Fortuny en Madrid y principal inversor en la quebrada Star Petroleum, petrolera de moda en los años noventa de la que llegó a tener acciones el expresidente de Prisa Juan Luis Cebrián.
Mejores
perspectivas tiene otra mina en Ciudad Real, en la localidad
de Fontanarejo, de donde Fertiberia espera extraer fosfatos. El pasado
mes de junio se puso en marcha el procedimiento de expropiación forzosa
de los terrenos necesarios para la concesión minera. Fertiberia es una
histórica empresa española del sector químico, que durante años
perteneció al grupo Villar Mir, hasta que la vendió en 2020 al fondo de
capital riesgo sueco Triton Partners. La matriz de la compañía, Fertiberia Sàrl, está ahora en Luxemburgo.
Si
hay un nombre que se asocia negativamente a la minería es Aznalcóllar.
La rotura de la balsa de la mina de pirita causó el vertido de seis
millones de metros cúbicos de lodos tóxicos al río Guadiamar, provocó la
muerte de miles de peces y afectó a una superficie de 4.634 hectáreas,
parte de las cuales tuvieron que dejar de cultivarse al estar
contaminadas con metales pesados. Fue una de las principales catástrofes
medioambientales de la minería europea en el último medio siglo. Una de
las productoras de cobre más grandes del mundo, Grupo México, tiene
planes avanzados para reabrir el complejo minero sevillano.
El principal accionista de la compañía es Germán Larrea, a quien Forbes considera el segundo hombre más rico de México. La compañía esperaba iniciar los trabajos en el yacimiento este año, mientras los ecologistas ponen el grito en el cielo por las deficiencias medioambientales del proyecto." (Manuel Rico , Investigate Europa, 06/11/23)
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