“Como han explicado los académicos del MIT en su informe The Future of Nuclear Power (web.mit.edu/nuclear), para que la energía nuclear pueda formar parte del mix energético futuro hay que resolver antes cuatro problemas fundamentales: coste, seguridad, residuos y proliferación; a los cuales cabe añadir el de la percepción social. Pero para resolverlos, el esfuerzo que hay que realizar es de tal magnitud que "sólo se justificaría si la energía nuclear pudiera contribuir significativamente a reducir el calentamiento global, lo cual implica una importante expansión del parque nuclear". Y concluyen que sólo hay dos escenarios que merecen ser considerados, un despliegue a gran escala, o el cierre planificado de todas las centrales en 50 años.
Pero es en el terreno económico donde se libra la verdadera batalla porque, como dice el informe, "sólo habrá inversiones privadas si pueden esperarse costes de producción de electricidad inferiores a los de otras alternativas menos arriesgadas", o si el sector público garantiza la rentabilidad de estas inversiones. Y en este ámbito, los cinco años transcurridos han desmentido con rotundidad muchas de las hipótesis de los autores. El coste del kWh nuclear es en un 70% un coste financiero, y la inversión total, el plazo de construcción y la tasa de interés son las variables fundamentales. Pues bien, las estimaciones actuales hablan de incrementos de más del 300% en las inversiones, y la única central europea en construcción (Olkiluoto, en Finlandia) lleva ya dos años de retraso, por los que tendría que pagar 2.200 millones de euros de penalización. (…)
El declive nuclear no fue consecuencia del accidente de Three Mile Island de 1979 ni del movimiento ecologista que desencadenó. La primera crisis del petróleo hirió de muerte el programa nuclear mundial. En EE UU los pedidos de centrales nucleares cayeron desde las 35 unidades en 1973 hasta las cero unidades en 1978, sin que hasta el día de hoy se haya cursado un solo pedido más.
En los últimos cuatro años, los precios del petróleo y otras materias primas se han cuadruplicado y están induciendo un repunte de las tasas de interés, lo cual incide directamente en los costes de construcción de las nucleares. Nos enfrentamos quizás a una época de menor crecimiento, con un repunte inflacionista, y eso nos coloca en una situación análoga a la que provocó el primer declive nuclear. Si añadimos la frágil situación del sistema financiero internacional, no parece el mejor escenario para un renacimiento nuclear que requeriría centenares de miles de millones de euros de nuevas inversiones durante décadas. (…)
Quizás sea ésta la razón por la cual John Rowe, presidente de Exelon, el principal operador nuclear de EE UU, y presidente del Nuclear Energy Institute (NEI), decía el pasado 6 de mayo que "no podemos dejarnos llevar por el entusiasmo de las notas de prensa"… "Nada enfriará más el renacimiento nuclear que encontrarnos, después de 18 meses de haber iniciado una construcción con 18 meses de retraso", añadió, en clara referencia a lo que ha ocurrido en Finlandia. "Los costes asustan. Hemos de encontrar nuevas formas de compartir el riesgo".
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