"En el Reino Unido existe esa legislación peculiar que hace que la prostitución como tal no sea ilegal, pero sí los anuncios, al igual que tratar de captar clientes. La prostitución estaba durante largo tiempo restringida a mujeres británicas que operaban en lugares muy definidos, y no era un gran problema.
Pero a principios de los noventa comenzaron a aparecer anuncios con postales en las cabinas, y, de repente, estaban en todas partes, en todas las pequeñas ciudades. Fue una invasión enorme que se produjo en todo el mundo. El uso de prostitutas por parte de los hombres en todos los países occidentales se incrementó de forma dramática. Cuando era estudiante en la universidad no podía imaginar que ninguno de nosotros fuese con prostitutas. Y ahora hay muchísimos jóvenes que se van de fin de semana sólo para hombres a un país báltico, y en el paquete está incluido la visita a un burdel. Es un fenómeno que está fuera de control.” (MISHA GLENNY: "La globalización es la edad de oro de la mafia". El país, El País Semanal, 06/04/2008. p. 39)
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