“El hecho de que para obtener energía útil sea preciso invertir antes una cierta cantidad de energía es extensible a todas las fuentes primarias, e incluso a la energía contenida en los alimentos y utilizada para mantener la actividad biológica de los organismos. A veces se cuantifica esta relación mediante un parámetro, EROI (de Energy Return On Investment), que no es otra cosa que el cociente entre la energía obtenida y la que es necesario gastar previamente para obtenerla. Va de suyo que para que una fuente de energía lo sea realmente, ese cociente debe ser mayor que 1 y que cuanto mayor sea más calidad tendrá, en el sentido de que mayor será la fracción de energía neta que podemos aplicar a otros usos (así, para el petróleo, dicho indicador ha pasado de un valor de 100 a otro de 10 o menos en unos 60 años). (…)
En lo que se refiere al petróleo, es claro que en los primeros tiempos de su uso masivo el EROI era excepcionalmente alto, contribuyendo así a un rápido desarrollo de las tecnologías basadas en su uso, incluyendo el transporte y también fertilizantes y plaguicidas para la agricultura, así como al cambio en los hábitos de vida asociados a estas tecnologías. Una parte importante del sostenido crecimiento económico durante la segunda mitad del siglo XX se debe al uso intensivo de esta fuente de energía de alta calidad. Hoy, el EROI de los nuevos yacimientos es más bajo y lo más probable es que siga disminuyendo. (…)
Las energías renovables, viento y sol principalmente, presentan un buen balance energético y el aumento de su contribución a la producción de energía es un objetivo estratégico. Sus principales inconvenientes son, además del precio, la exigencia de grandes extensiones de territorio debido a su carácter difuso, y la intermitencia, que podrá resolverse con dispositivos de almacenamiento de energía, sector éste que está recibiendo una gran atención en la comunidad de científicos y tecnólogos.
La energía nuclear presenta también un buen EROI pero genera residuos peligrosos de larga vida, que son su principal inconveniente, aunque es verosímil que se encuentre un tratamiento adecuado para los mismos en el próximo futuro.
En todo caso, las renovables y la energía nuclear, ambas imprescindibles, en mi opinión, para aliviar los problemas asociados al suministro de energía y al cambio climático, tienen un balance energético claramente menos favorable que el que ha caracterizado históricamente al petróleo. Los avances en investigación y desarrollo podrán mejorar la situación pero en ningún caso invertir una tendencia que nace de las características físicas de las fuentes de energía disponibles. Lo que, si tienen razón los expertos que han estudiado la historia económica desde una perspectiva energética o biofísica, indicaría que tendríamos que enfrentar en breve plazo una situación en la que las limitaciones energéticas podrían constituirse en una de las más serias restricciones para el crecimiento económico tal y como lo hemos concebido en una época de energía de gran calidad, abundante y barata.” (CAYETANO LÓPEZ: El coste energético de la producción de energía. El País, ed. Galicia, Opinión, 18/06/2008, p. 35)
No hay comentarios:
Publicar un comentario