5.6.19

La depresión global: el gatillo comercial y el tecnológico... la amenaza de una guerra comercial entre los EE.UU. y China podría ser un nuevo detonante de una recesión global...

"A pesar de todos los discursos optimistas del presidente de Trump sobre el estado de la economía estadounidense, los últimos datos sobre la actividad económica y la producción industrial sugieren que Estados Unidos se suma a Europa y Japón en una fuerte desaceleración al entrar en la segunda mitad de 2019. Y ello ocurre cuando la guerra comercial y tecnológica entre los EE.UU. y China ha subido un nuevo escalón y amenaza con desencadenar una recesión global antes de que termine el año.  (...)

Los índices de compras de los gerentes (PMI) son encuestas de opinión de las compañías sobre sus compras y ventas actuales y futuras. Han demostrado ser orientadores razonables de la producción real. Y un crecimiento del 2,5% a nivel mundial se considera una ‘perdida de velocidad' de la economía mundial, por debajo de la cual se avecina una recesión. (...)

Según JP Morgan la fabricación mundial de manufacturas está sufriendo la peor parte - de estar casi en 50 en el PMI (por debajo de 50 significa una contracción). Pero los servicios, que constituyen el 70-80% de la mayoría de las principales economías (al menos en la definición oficial), también se deslizan hacia los niveles de la mini-recesión de 2015-6.

 Hasta ahora, ha sido en Europa y Japón dónde eran visibles las señales de una desaceleración e incluso de una franca recesión. Pero ahora la economía de Estados Unidos puede sumarse. El PMI manufacturero de Estados Unidos cayó a 50,6 en mayo, lo que implica casi un estancamiento. Es el índice más bajo desde septiembre de 2009 como consecuencia de que los nuevos pedidos cayeron por primera vez desde agosto de 2009, mientras que la producción y el empleo aumentaron menos. (...)

Cuando se llega a Europa, la última cifra para la locomotora de Europa, la industria manufacturera alemana, es una lectura particularmente triste. El índice de mayo apunta un quinto mes de contracción en el sector industrial, porque los nuevos pedidos continuaron cayendo bruscamente, en gran parte debido a la menor demanda en toda la industria del automóvil y los efectos de la liquidación de existencias. Además, la tasa de destrucción de empleo se aceleró hasta ser la mayor desde enero de 2013. 

 La economía de Japón está  “empeorando” por primera vez en más de seis años, de acuerdo con uno de los principales indicadores del gobierno. (...)

Como acotación al margen, vale la pena señalar que Japón es un ejemplo de la política fiscal y monetaria keynesiana. El Banco de Japón tiene tasas de interés negativas y ha comprado casi todos los bonos gubernamentales disponibles de los bancos, así como deuda corporativa y valores, a través de inyecciones de crédito masivas en los últimos diez años. 

Y ha aplicado sistemáticamente déficits presupuestarios para tratar de impulsar la economía; tanto es así que la deuda pública en relación con elPIB es la más alta del mundo. Sin embargo, el crecimiento del PIB nominal y de los precios continúa estancado.

 Los que defienden la Teoría Moderna Monetaria deberían tomar nota. Sí, se pueden ejecutar déficits presupuestarios de manera permanente y contraer deudas públicas sin consecuencias para la inflación o incluso la divisa en una economía como Japón. Pero no se puede conseguir un impulso permanente del crecimiento si las empresas japonesas o el gobierno no invierten. La creación de dinero no es necesariamente creación de valor.

 Fuera de los bloques imperialistas, las economías de los llamados "mercados emergentes” también se están desacelerando.  (...)

La baja rentabilidad es lo que explica sobre todo por qué la inversión corporativa ha sido tan débil desde 2009.  Los beneficios realizados han sido desviados a la especulación financiera: fusiones y adquisiciones, la recompra de acciones y el pago de dividendos. Además, ha habido una cierta acumulación de dinero en efectivo por los FAANGS. Todo esto se debe a que la rentabilidad de la inversión productiva sigue siendo históricamente baja.

El otro factor clave en la larga depresión ha sido el aumento de la deuda, especialmente de la deuda corporativa. Con una baja rentabilidad, las empresas han acumulado más deuda para financiar proyectos o especular. 

Las grandes empresas como Apple o Microsoft pueden hacer esto porque tienen reservas de efectivo en las que apoyarse si algo va mal; las empresas más pequeñas pueden manejar esta espiral de la deuda porque las tasas de interés se mantienen en mínimos históricos y, por lo tanto, el servicio de la deuda sigue siendo viable - siempre y cuando no haya una caída de las ventas y ganancias.

Cuando los fundamentos como la rentabilidad y la deuda son negativos para el capital, cualquier cosa puede desencadenar una depresión. Cada crisis tiene un disparador diferente o causa próxima.

Pero detrás de cada una de estas crisis hubo un movimiento a la baja en la rentabilidad del capital productivo y, finalmente, una desaceleración o disminución de la masa de ganancia. (El nexo entre inversión y beneficios). Ahora parece posible que la amenaza de una guerra comercial entre los EE.UU. y China podría ser un nuevo detonante de una recesión global.  (...)

Está en marcha una reacción en cadena en la medida en que una industria gigante se prepara para un choque violento. El banco de inversión estadounidense Goldman Sachs ha observado que, desde 2010, el único lugar donde los beneficios empresariales han crecido es en los EE.UU.. Y esto, según Goldman, se debe totalmente a las empresas de super-tecnología. 

Las ganancias globales fuera de ese sector son sólo moderadamente más altas de lo que eran antes de la crisis financiera, mientras que los beneficios del sector tecnológico se han disparado bruscamente hacia arriba (lo que refleja principalmente el impacto de las grandes empresas tecnológicas de Estados Unidos).

La desaceleración del crecimiento está siendo impulsada por una baja inversión y rentabilidad en la mayoría de las economías y en la mayoría de los sectores. Sólo las grandes empresas de tecnología en los EE.UU. han evitado esta tendencia, ayudadas por una reciente bonanza de los beneficios procedentes de las reformas fiscales de  Trump

Pero ahora la guerra tecnológica con China afectará también a las ganancias de las empresas de tecnología - incluso si los EE.UU. y China llega a un acuerdo comercial.

El FMI está muy preocupado. (...)

Roberto Azevedo, director general de la Organización Mundial del Comercio, dijo que la guerra comercial entre EEUU y China estaba perjudicando a la economía mundial. La OMC ha quedado al margen, en la medida en que la administración Trump dirige sus ataques directamente contra China. Azevedo ha señalado que: “se han introducido $ 580 mil millones de medidas restrictivas en el último año, siete veces más que el año anterior. 

Esto desanima a los inversores, está frenando a los consumidores, y por supuesto está teniendo un impacto en la expansión de la economía mundial. Todo el mundo pierde ... cada uno de los países perderán si no encontramos una solución“. 

Así es."                     (Michael Roberts, Sin Permiso, 02/06/19)

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