31.1.25

Jaime Miquel: La foto electoral hoy... y qué hacer para impedir un gobierno PP-Vox... Irene Montero como cabeza de lista por Madrid de Podemos pasaría de 930.000 votos a 300.000 y como mucho, un escaño... la alta valoración que tiene Yolanda Díaz como ministra de Trabajo se ve penalizada por su baja valoración como líder de un espacio político inexplicado... un acuerdo del PP con Junts secundado por Vox para encaramar a los populares al gobierno de España, es una gilipollez, no va a suceder nunca... hay que recuperar territorios, especialmente la Comunidad Valenciana, e invertir tendencias y sensación social... abriendo un cauce amplio a la oferta electoral definitiva para las elecciones generales con un nuevo liderazgo de Unidad Popular tan indiscutible y prestigiado que quien no participe en él se quedará sin votos... Los números son sencillos: se empata a 175 escaños con el PSOE en 7,1 millones de votos y la candidatura de Unidad Popular en 3,2 millones, es decir, con medio millón de votos y cuatro escaños menos que el 23J

 "Si mañana se celebrasen elecciones generales, ganaría el Partido Popular con 7,8 millones de votos y 140 escaños (+3), para totalizar 177 y mayoría absoluta con Vox, que repetiría los 3 millones de votos del 23J pero ahora con 37 escaños (+4). Estos números son indiscutibles y se deducen de las tablas de resultados del barómetro de enero del CIS, la misma información con la que Tezanos sitúa al PSOE por delante, seguro que por incompetencia porque sería tramposo tratar de beneficiar a su partido. 

En cualquier caso, Sánchez no se guía por estas estimaciones de voto de Tezanos, sino por las que realizan los técnicos de la unidad de Análisis y Estudios de su Gabinete y otras del Departamento de Innovación, Análisis y Nuevas Audiencias  de Ferraz (DIANA), dirigido por Juanmi Becerra en dependencia directa del secretario de organización del PSOE, Santos Cerdán. Pedro Sánchez, que no es ningún lince en materia electoral, está asesorado por algunos altos cargos que, lejos de hacer caso a los datos de sus técnicos, pueden estar confundiéndole en su toma de decisiones.   

Así, por ejemplo, Sánchez ha promocionado a la secretaría general del PSPV-PSOE  a la gandiense Diana Morant, cuando la valenciana Pilar Bernabé le da cien mil vueltas como candidata a la presidencia de la Generalitat Valenciana. Otro ejemplo es la elección de María Jesús Montero como candidata a la Junta de Andalucía, sin caer en la cuenta de que pertenece a una clase política detestada por decenas de miles de votantes del PSOE que ya están votando a Juanma (ni al PP ni a Moreno Bonilla). Que Sánchez es torpe en esta materia y además está muy mal asesorado lo certifica la idea de hacer coincidir las elecciones generales con los comicios andaluces. Cualquiera que vea los datos de valoración que le da el CIS a Pedro Sánchez en Andalucía concluirá que esta idea es un disparate. Hay muchos ejemplos de ocurrencias presidenciales de este estilo: Juan Espadas sería un revulsivo y Lobato un gran candidato, pero ambos fueron errores garrafales. Óscar López, al menos, sabe cómo apretarle las tuercas a Ayuso, pero es un paracaidista de color caoba y subraya mejor que otros el abuso que hace el presidente de la autoritaria designación digital. Y así, Alegría para Aragón y lo que se le ocurra, que suele ser simplón, pijo o superficial y nadie se atreve a discutir. En este orden de cosas, algunos figurones le aseguran a Sánchez que el PSOE puede alcanzar el 35% de los votos válidos, lo que viene a ser unos 8,5 millones de votos y 140 escaños para una participación del 69% del Censo de Electores Residentes (CER). Con esto y con cierto aporte de Podemos e Izquierda Unida, además de los socios del ámbito autonómico, la aritmética parlamentaria estaría resuelta: toda una burrada. 

Dicho esto, conviene señalar que la continuidad del gobierno de coalición no depende de los resultados del PSOE, que a día de hoy son suficientemente buenos —7,1 millones de votos, 30% y 126 escaños (+5)—, sino de la reparación del espacio que fracturó Podemos a continuación de las elecciones del 23J. Recordemos que el resultado de Sumar en esas elecciones, con Podemos dentro pese al veto a Irene Montero, fue muy importante, tanto en términos cuantitativos —3 millones de votos, 12,3% y 31 escaños—, como cualitativos, porque sin ese resultado estaría gobernando ahora mismo el PP. Podemos no podía cargar con la culpa de un gobierno de la derecha pero fracturó el espacio después del 23J, lo que quedó certificado en las urnas y visibilizado en las elecciones europeas del año pasado, con Sumar con tres eurodiputados, Izquierda Unida extraparlamentaria y los de Irene Montero con dos. En la actualidad, Podemos sumaría alrededor de 930.000 votos, el 3,9% y 3 actas en unas elecciones generales, mientras que Sumar defendería hacia los 1,5 millones, el 6,3% y 9 escaños. Es decir, donde hubo 31 escaños el 23J ahora tenemos 12 (-19), luego lo conseguiste, Podemos, destruiste la aritmética; con 12 escaños en ese espacio, un gobierno del PP condicionado por Vox está asegurado. 

A diferencia del período preelectoral del 23J, ahora a Podemos le da lo mismo que gobierne la derecha, lo que nos hacen saber cada vez que hacen referencia al malmenorismo: si votáis por el mal menor, estáis trabajando para el mal mayor; naturalmente, cualquier opción de la izquierda del ámbito estatal y otras autonómicas, como Más Madrid o Compromís, son el mal menor. Todas, excepto Podemos. El descubrimiento de Iglesias es una doble idiotez. Primero, porque los electorados de Izquierda Unida, Compromís o Más Madrid son una realidad, luego así aseguramos, precisamente, la fractura y el éxito del mal mayor —PP+VOX—. Y segundo, porque en el mercado electoral existe el voto útil, que consiste, precisamente, en votar a una segunda opción personal para evitar el éxito del mal mayor —PP+VOX—.  Nadie compra Pepsi para fastidiar a Coca-Cola, pero mucha gente de la izquierda vota al PSOE para fastidiar al PP, particularmente donde se reparten pocos escaños y elegir la primera opción personal es tirar el voto: por ejemplo, votar a Podemos en Ávila. 

Lo que nos dice Podemos con el malmenorismo es que le importa un comino quién gobierne en España, lo que nos proporciona un dato fijo para construir la solución que necesita la izquierda impura o malmenorista: Podemos concurrirá a las elecciones generales próximas por separado, con Irene Montero como cabeza de lista por Madrid. Un dato importante porque ayuda a definir el trabajo que tenemos por delante: construir una oferta electoral de un prestigio tal que quien no participe se quede sin votos. Dicho de otra forma, si ahora Podemos se está llevando 930.000 votos (CIS), buena parte del trabajo consistirá en que la nueva oferta rebaje esa cifra a 300.000 votos y, como mucho, a un escaño por Madrid. 

Ahí los ves manguera en mano llenando piscinas tan vacías como un acuerdo del PP con Junts secundado por Vox para encaramar a los populares al gobierno de España. Esto es, sencillamente, una gilipollez, no va a suceder nunca

Si Podemos hubiera tenido una trayectoria exitosa en el mercado electoral, Sumar no habría existido. En abril de 2021 UP no garantizaba el umbral de los 35 escaños que vamos a construir de nuevo —no les quepa duda—, pero Yolanda Díaz tenía una valoración de 6,9 puntos entre votantes del PSOE cuando Sánchez tenía 6,4 (CIS), y superaba igualmente al madrileño en el total de la población de 18 y más años de edad: tenía la valoración más alta de todas y todos en España. Esa valoración la había conseguido como ministra de Trabajo y su liderazgo proporcionaba la expectativa más razonable para asegurar la continuidad del gobierno de coalición. Se creó Sumar y funcionó. Sin embargo, Sumar no ha construido un espacio electoral propio desde el 23J y es percibido en el mercado electoral como la coalición de partidos que concurrió en las elecciones generales del 2023. O, como mucho, un PSOE con matices o la operación reformista de los Comunes, la coalición de diseño barcelonés. Si Sumar no representa el consenso plurinacional de los demás que delimita o indica al PSOE las políticas que puede desplegar, deja de ser útil y esto ya ha sucedido. Las  consecuencias son inmediatas. Por un lado, se activan transferencias de voto al PSOE y a Podemos, reduciéndose  su potencia a los electorados que integran la coalición por separado, esto es, a los 1,5 millones de votos actuales. Por otro, la alta valoración que tiene Yolanda Díaz como ministra de Trabajo se ve penalizada por su baja valoración como líder de un espacio político inexplicado. ¿Quién está peleando en la actualidad por la reducción de la jornada laboral a 37,5 horas semanales? La misma Yolanda Díaz de la reforma laboral, pero no lo rentabiliza; Mónica García ya no va por la vida apartando los árboles a puñetazos y  Ernest Urtasun nos parece más finolis que pueblo. 

Hay periodistas y tertulianos supuestamente amigos que tienen que hacer coincidir la realidad con sus análisis y no al revés, y ahí los ves manguera en mano llenando piscinas tan vacías como un acuerdo del PP con Junts secundado por Vox para encaramar a los populares al gobierno de España. Esto es, sencillamente, una gilipollez, no va a suceder nunca: ni señales, ni medios plazos, ni pistas de aterrizaje ni historias. Los votantes de Junts no tienen nada que ver con la derecha autoritaria española, pero además, los votantes del PP y los de Vox lo que quieren es ver a los dirigentes de Junts en la cárcel y, repetimos por enésima vez: este mercado es de demanda, lo que significa que haz de tu capa un sayo y verás dónde terminas.      

Que estos del PSOE son trileros lo sabe cualquiera, pero no resolvemos nada diciéndolo. Del mismo modo, no nos aporta nada recordarle a quien exhibe las plumas más coloridas que sus votos son igual de importantes que los de las plumas pardas: sería del género idiota y tendría todo el coste electoral para Junts dejar caer a este gobierno, Miriam Nogueras. Primero, porque siete de cada diez votantes de Junts prefieren presidente de España a Pedro Sánchez. Y, segundo, porque las Cortes Españolas han aprobado una ley de amnistía que exonera de responsabilidades penales a cientos de personas implicadas en los sucesos del 1-O: esa es la voluntad popular y ese es el norte también para el poder judicial. 

Por lo tanto, hay tiempo. Nos olvidamos de las elecciones generales con las andaluzas, porque seguiría gobernando Moreno Bonilla y además Feijóo, y dejaremos pasar los comicios autonómicos y municipales de 2027, porque hay que aprovechar esas elecciones para recuperar territorios, especialmente la Comunidad Valenciana, e invertir tendencias y sensación social. Unos comicios, los autonómicos, donde el espacio situado a la izquierda del PSOE presentará novedades importantes, abriendo un cauce amplio a la oferta electoral definitiva para las elecciones generales: un nuevo liderazgo tan indiscutible y prestigiado que quien no participe se quedará sin votos. Para llegar hasta allí harán falta presupuestos y acción legislativa y, desde luego, menos circo.  

Los números son sencillos: se empata a 175 escaños con el PSOE en 7,1 millones de votos y la candidatura de Unidad Popular en 3,2 millones, es decir, con medio millón de votos y cuatro escaños menos que el 23J. "      (Jaime Miquel , InfoLibre, 30/01/25)

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