"(...) El desastre de Podemos de este domingo tiene una paternidad
indiscutible y no se circunscribe a Madrid.
Se ha desaparecido en
Castilla-La Mancha, lo que ha llevado a la dimisión de José García
Molina en un gesto con el que nadie más se ha sentido aludido; lo mismo
ha ocurrido en Cantabria, Extremadura y en la ciudad de Valencia; se ha
avanzado vertiginosamente hacia la irrelevancia en Castilla y León,
Navarra y Murcia; se han perdido todas las joyas de la corona municipal,
a excepción de Cádiz, quién lo iba a decir, y buena parte de la
bisutería; como consuelo, y pese a la jibarización, se conserva la llave
de los gobiernos en Baleares, La Rioja y Asturias, aunque en dos de
estos territorios también hay otros con acceso a la cerradura. Pues
bien, se culpa de todo ello a Errejón por haber olvidado los intereses
de la ciudadanía.
En medio de semejante naufragio se llama a reconstruir Podemos, y se
vuelve a errar el tiro porque para reconstruir algo es necesario que
hubiera estado construido, y el partido, entretenido en estos años en
asaltar los cielos, se olvidó por completo de poner sus cimientos en
tierra firme.
No hay organización territorial ni nada que se le parezca,
y de eso quizás debería ilustrar a sus compañeros Pablo Echenique,
secretario de Organización de la ídem o, para ser más exactos, sólo
secretario. Lo de ser una engrasada maquinaria de guerra electoral
sonaba muy bien cuando se ganaban batallas pero se reduce a un sarcasmo
cuando deja de votarte hasta el apuntador.
Así las cosas, lo que parece inevitable es una refundación no tanto
de Podemos sino de su espacio, donde el mentado Errejón ha puesto una
pica y con el que habrá que contar por mucho que se le considere un
cuerpo extraño, la mota que ha enrojecido el ojo que todo lo ve y que,
por lo escuchado, sigue bastante ciego.
El futuro de lo que será ese
espacio ya no está en manos de Podemos y, posiblemente, tampoco el de
Podemos pase por Iglesias, cuya fuerza para imponer sus criterios,
incluida su propia sucesión, se asemeja bastante a la de Sansón tras
pasar por un peluquero del Ejército de Tierra.
En ese futuro habrá que escuchar a muchos, empezando por IU,
donde algunos ya piden una asamblea para reformular su relación con
Podemos en vista de que la coalición les ha producido flato. Hace varios
meses ya se decía aquí que Alberto Garzón presagiaba como irreversible
el declive de Podemos y que la inevitable refundación de esa izquierda
tendría que hacerse en condiciones bien distintas a la que aceptaron en
el llamado ‘pacto de los botellines’ por una simple cuestión de física
elemental: cualquier empequeñecimiento de los de Iglesias, les agranda.
Forzosamente, una de las principales voces será la de Errejón que,
pese al empeño de Iglesias, no es el líder de una partido distinto con
el que habrá que hablar ni mucho menos un submarino de las cloacas, como
le ha reprochado Monedero con una salida de pata de banco, sino un
referente entre los inscritos de Podemos que ha demostrado que existe
otra fórmula y, sobre todo, otras maneras. O se le llama a esa cena o se
montará el banquete por su cuenta.
La construcción de este movimiento es un imperativo ante los millones
de electores que se creyeron que sí se podía y que, tal y como
llegaron, han decido irse ante el espectáculo cainita y el fulgor del
acero toledano. Hoy existen serias dudas de que se pueda pero al menos
habría que intentarlo." (Juan Carlos Escudier, Público, 28/05/19)
No hay comentarios:
Publicar un comentario