30.12.24

Después de décadas de 'El fin de la historia', la historia se ha reiniciado tumultuosamente... 2024 ha sido probablemente el año más lleno de acontecimientos históricos desde el final de la Segunda Guerra Mundial... el 2024 fue el año en el que quedó claro que ahora estamos en guerra... con el regreso del golpe de estado en Occidente, como herramienta para resolver las tensiones políticas internas, hasta el auge de los drones y la inteligencia artificial que ha cambiado para siempre la forma de hacer la guerra... con la guerra de Israel contra el eje de resistencia, que ha normalizado el genocidio como herramienta para resolver las disputas internacionales, hasta el colapso definitivo de la economía y de las clases dominantes europeas, que ha convertido al viejo continente en un sujeto completamente marginal de la política internacional... con la escalada bélica en el Pacífico... con la consolidación de la India como una de las principales potencias mundiales... con la derrota del neocolonialismo europeo en África... con el fin del formalismo democrático liberal en el mundo... con el colapso definitivo del eje franco-alemán, y de cualquier ambición de autonomía estratégica para Europa... y con el acontecimiento que más que ningún otro, está destinado a cambiar los destinos del planeta durante las próximas décadas, la guerra en Ucrania (Ottolina TV)

 "Este es un repaso que va desde triunfo electoral de Trump hasta la ampliación de los BRICS , un Foro que se ha convertido en la organización multilateral más importante del planeta y que no es una emanación directa de antiguas potencias coloniales 

Va desde el regreso del golpe de estado al Occidente como herramienta para resolver las tensiones políticas internas hasta el auge de los drones y la inteligencia artificial que ha cambiado para siempre la forma de hacer la guerra.

También desde la guerra de Israel contra el eje de resistencia que ha normalizado el genocidio como herramienta para resolver las disputas internacionales hasta el colapso definitivo de la economía y de las clases dominantes europeas que ha convertido al viejo continente en un sujeto completamente marginal de la política internacional. 

De hecho 2024 ha sido probablemente el año más lleno de acontecimientos históricos desde el final de la Segunda Guerra Mundial; el 2024 fue el año en el que quedó claro que ahora estamos en guerra; y por lo tanto sólo podríamos comenzar con una noticia sobre cómo se libra la guerra hoy. 

Décimo lugar: comencemos con la utilización definitiva de los drones como el arma por excelencia en la guerra del siglo XXI.

Con el espectacular ataque contra Israel del pasado mes de abril, en el que Irán desplegó más de 300 drones a la vez, ha quedado claro que la capacidad de emplear el mayor número posible de vehículos aéreos no tripulados de bajo coste sería, en rigor, la variable fundamental para determinar el equilibrio de poder en un conflicto: y a pesar de sus limitaciones su uso en cantidades masivas es capaz de saturar rápidamente los sistemas de defensa.

Además , el desarrollo de la inteligencia artificial permite, por un lado, coordinar cada vez más la acción conjunta de un número cada vez mayor de drones y, por otro, hacerlos autónomos a la hora de identificar y alcanzar el objetivo, haciendo cada vez más ineficaces las herramientas de defensa basadas interferencias electrónicas.

El centro del conflicto ha pasado así del frente a las cadenas de producción: ha comenzado una carrera armamentista en todos los países del mundo que aumentará el valor global del mercado de drones. 

Es una carrera muy similar a la que afectó al mundo de la construcción naval a principios del siglo XX o a la producción de tanques durante la segunda mitad. Pero esta vez cuenta con el liderazgo indiscutible de los chinos, que solitos controlan el 80%. del mercado de drones comerciales, así como de la capacidad de producción de las baterías de iones de litio necesarias para hacerlos volar y de toda la cadena de producción, partiendo del sustancial monopolio sobre buena parte de las tierras raras necesarias. 

La llegada de la era de los drones no sólo cambia la forma de hacer la guerra, sino también toda la geopolítica global, contribuyendo al cambio de la centralidad de los países ricos en combustibles fósiles a la de los países ricos en las materias primas necesarias para la transición energética y digital.

Noveno lugar: La India de Modi se consolida definitivamente como una de las principales potencias mundiales.

Aunque con una mayoría inferior a la esperada, la victoria en las elecciones del pasado mes de junio y el inicio del tercer mandato de Modi han permitido a la India aprovechar esta fase turbulenta de transformaciones en las relaciones internacionales para afirmar definitivamente su papel de protagonista principal del nuevo orden multipolar. Consolidando el estatus de nación más poblada del planeta alcanzado el año pasado.

India ha superado a Gran Bretaña en términos de PIB nominal alcanzando el quinto puesto en el ranking mundial, mientras que en términos de PIB calculado con igual poder adquisitivo, se sitúa en la tercera potencia mundial, sólo por detrás de China y Estados Unidos. Y con un crecimiento del 6,3% en 2024, es con diferencia el país que crece más rápidamente entre las grandes economías del planeta, lo que lo convierte probablemente en el país más cortejado del planeta.

La India de Modi, de hecho, está explotando su potencial económico y geopolítico para forjar el papel en el equilibrio de poder entre el Occidente colectivo y las nuevas potencias emergentes que cuestionan el viejo orden unipolar liderado por Estados Unidos. 

India ha demostrado ser capaz de aprovechar las tensiones globales para llevar a cabo su propia agenda nacional, hasta el punto de que se le permite mantener relaciones comerciales y militares cada vez más sólidas con Rusia sin que nadie en Washington tenga el valor de abrir la boca; y, de hecho, también se le permite llevar a cabo ejecuciones extrajudiciales en el “corazón del mundo libre” sin pagar como ocurrió con el asesinato del activista independentista Sikh, Hardeep Sing Nijjar en Canadá en junio de 2023 o el fallido asesinato de Gurpatwant Singh Pannun en EE.UU. 

El excepcionalismo indio promete ser imparable en un futuro próximo gracias a la elección de Donald Trump, quien (sólo para enviar una señal inequívoca) ha propuesto a Tulsi Gabbard , una ferviente hindú, como jefa de la comunidad de inteligencia estadounidense…Este personaje debe su carrera política enteramente a la diáspora india en Estados Unidos, que hoy representa la quinta columna de Modi en el Occidente colectivo y un pilar fundamental de la ideología identitaria y nacionalista hindú.

Octava posición : escalada bélica en el Pacífico

Las provocaciones estadounidenses contra Pekín en su patio trasero alcanzaron un nuevo pico con el despliegue del sistema de misiles Typhon en Filipinas el pasado mes de abril: el Typhon es un sistema de misiles capaz de lanzar misiles como el Tomahawk y el SM-6 capaces de alcanzar fácilmente a China continental y que en el pasado estaban prohibidos por el Tratado INF (el tratado firmado entre EE.UU. y la Unión Soviética en 1987 que prohibía los misiles balísticos y crucero con una autonomía de entre 500 y 5.500 kilómetros). 

El despliegue del sistema Typhon representa una clara violación de la propia Constitución filipina, que prohibiría la presencia de fuerzas armadas extranjeras en el país. Menos de un mes después de que circulara esta noticia, China llevó a cabo el ejercicio jamás realizado alrededor de la isla de Taiwán, donde desplegó de fuerzas en todas las áreas, desde el mar hasta el cielo, pasando por la poderosa flota de guardia y demostrando su capacidad de sitiar la isla en muy poco tiempo, haciendo imposible que las fuerzas aliadas intervinieran de manera oportuna. 

La combinación de estos dos elementos puede mostrarnos  a una dinámica similar a la que ya se ha visto en Ucrania, donde Estados Unidos y sus aliados, corren el riesgo de empujar al adversario a intervenir antes de que sea demasiado tarde; por otra parte esta disuasión no impide al adversario alcanzar sus objetivos militares y, por tanto, plantea la hipótesis de una larga guerra de desgaste librada hasta el último taiwanés y el último filipino, como se esta luchando hasta el último ucraniano.

Séptima posición: la derrota del neocolonialismo europeo en África.

Aunque los tres golpes patrióticos en el Sahel, en Mali, Burkina Faso y Níger, son anteriores al 2024, este año será seguramente recordado en el futuro como el año de la descolonización definitiva de África, en particular para Francia.

Este es el año en el que quedó claro que estos acontecimientos históricos son ahora irreversibles y representan un ejemplo para el resto del continente: el pasado 6 de julio los tres países rebeldes anunciaron oficialmente la creación de la Confederación de Estados del Sahel ; al mes siguiente, las fuerzas estadounidenses se retiraron de Níger. 

Poco después, el Fondo Monetario Internacional confirmó que Niger ha crecido más del 10,6%, frente a una media inferior al 4% para el resto del continente; esto con diferencia, es uno de los mejores resultados a nivel mundial, lo que también ha convencido a otros países africanos que la descolonización es el camino correcto. 

Así, a finales de noviembre los dos últimos bastiones del neocolonialismo francés en el continente decidieron hacer lo mismo que Niger: tanto Chad como Senegal anunciaron oficialmente el fin de los acuerdos militares con los franceses y el cierre de las bases militar extranjeras en su territorio. .

Sexta posición : el fin del formalismo liberal en el mundo.

Como era previsible, perseguir intereses nacionales es completamente incompatible con el apoyo incondicional a la agenda imperial de Washington. Esto está provocando el colapso de las clases dominantes en los países vasallos, que han demostrado que anteponen los intereses de EE.UU. ante los sus respectivos ciudadanos. 

Para impedir que la opinión de los ciudadanos provoque un cambio radical el Imperio ha recurrido de manera cada vez más sistemática a la suspensión de los derechos políticos y democráticos mediante una serie de golpes de Estado más o menos institucionales.

A finales de noviembre, el presidente coreano, con un apoyo que había caído por debajo del 15%, conmocionó al planeta al anunciar la entrada en vigor de la ley marcial.

En Rumania, un tribunal constitucional designado políticamente anuló los resultados de las elecciones porque el candidato ajeno al establishment ganó las elecciones.

En Georgia, la presidenta de origen francesa -que obtuvo la ciudadanía hace apenas unos años- declaró que no acepta el resultado de las elecciones y que seguirá en el cargo porque Bruselas y Von der Leyen le dijo que podía hacerlo. 

Y en Francia, Macron lleva meses insistiendo en nombrar primeros ministros que perdieron las elecciones este verano, mientras tanto sigue gobernando de forma interina con decretos presidenciales, despojando al parlamento su derecho constitucional ha impedir la reforma de las pensiones aprobada contra la voluntad de la gran mayoría de sus ciudadanos. 

En resumen: el formalismo liberal es un lujo que los vasallos de Estados Unidos involucrados en la guerra por poderes contra Rusia ya no pueden permitirse. 

2024 será recordado como el año en el que la mentira de la democracia liberal quedó definitivamente expuesta.

Quinta posición: la ampliación de los BRICS y la histórica cumbre de Kazán.

Mientras la propaganda supremacista sigue delirando sobre el aislamiento de Putin y su política sigue ejerciendo impacto sobre “todos los bárbaros del planeta” -que ya manifiestan abiertamente sus críticas sobre el doble rasero del orden fundados sobre reglas escritas por Occidente a imagen y semejanza de los intereses de sus oligarquías.

El supuesto dictador del Kremlin , robó una de los acontecimientos internacionales más importantes de las últimas décadas. En la suntuosa cumbre de Kazán, en la que participaron 36 países y 20 jefes de Estado (precedida por una serie interminable de reuniones preparatorias a nivel interministerial), el Sur global demostró al Occidente colectivo y a Washington que sus dictados afectan ahora exclusivamente a una parte limitada y minoritaria de los países del mundo , países que han  renunciado al ejercicio de cualquier forma de soberanía para mantener contento al ocupante de la Casa Blanca

Muchos observadores –y nosotros, en primer lugar– han destacado la ausencia de resultados concretos tangibles de largo alcance de la cumbre y esto es ciertamente parte de la historia.

La otra parte de la historia, sin embargo, es igualmente (si no más) importante y tiene un significado histórico:con la duplicación del número de miembros de los BRICS y con la formalización de otros cincuenta candidatos. 

A diferencia de los organismos multilaterales establecidos por el Occidente colectivo (comenzando por el G7 ), los BRICS representan un tipo de institución completamente nueva donde los miembros individuales no aceptan un orden jerárquico preestablecido y donde la soberanía nacional es respetada independientemente de las relaciones de fuerza.

No se trata de imponer una línea unitaria dictada por las potencias hegemónicas, sino de colaborar en expedientes que conciernen a todos, partiendo del reconocimiento de sus respectivos intereses nacionales; un cambio de paradigma revolucionario que caracterizará las relaciones internacionales en las próximas décadas.

Cuarta posición: El triunfo electoral de Trump .

Es un hecho de doble significado porque Trump no ganó simplemente, literalmente triunfó, en un grado que nadie había previsto. Lo que significa que el mundo y Estados Unidos ya han cambiado: la vieja hegemonía liberal es ahora cosa del pasado y estamos inmersos en un nuevo paradigma en el que la fuerza hegemónica  es una nueva política supremacista de la derecha reaccionaria.

Por el otro, todo el establishment (incluso los más impacientes) se han obligado a arrodillarse ante el nuevo príncipe , como lo demuestra la larga serie de celebridades obligadas a peregrinar a la corte de Mar-a-Lago y besar las zapatillas de Donald y Elon Musk el Grande , como lo define explícitamente Trump en declaraciones oficiales. 

Equipado con plenos poderes -como probablemente ningún otro presidente desde Reagan- Trump está aterrorizando a todo el planeta con sus ruidosas amenazas sobre las medidas proteccionistas extremas que adoptará una vez que cruce el umbral de la Casa Blanca.

Con toda probabilidad, se trata de medidas en gran parte irreales, ya que los EE.UU. sobreviven sólo gracias a la inmensa cantidad de bienes y dólares que llegan del exterior. Un cambio con Trump donde los rituales codificados del viejo orden se están transformando en el uso sistemático del arte del farol y que hace que todo sea extremadamente volátil e incierto, desde las relaciones comerciales hasta la geopolítica.

Y así llegamos finalmente a la zona del podio: en el escalón más bajo del podio en la tercera posición encontramos el triunfo momentáneo de Israel y la derrota momentánea del Eje de la Resistencia .

Seguramente será sólo una coincidencia; el hecho es que a partir del verano habíamos empezado a fantasear con el hecho de que Donald Trump, probablemente se estaba convirtiendo en la única opción sensata para el imperialismo estadounidense en ese momento. 

El magnate del mechón naranja, de hecho, era la única posibilidad que tenía Estados Unidos de salir de la derrota ucraniana sin declarar oficialmente el fin del estatus de superpotencia invencible: habría bastado con echar toda la responsabilidad a los incapaces y cobardes  demócratas. 

Pero poder imponer una narrativa capaz de amortiguar la debacle ucraniana era necesario lograr una victoria sustancial en otro frente; el del Oriente Medio -para evitar que la victoria rusa en la Europa del Este se traduzca en un triunfo total de 360 grados-.

La idea que, salvo los fracasos temporales debidos a la insuficiencia de algunos cobardes, el brazo armado del viejo Tío Sam todavía hay cartas bajo la manga por jugar; y este frente, necesariamente, sólo podría ser Oriente Medio. 

Entonces, como por arte de magia, en menos de un mes el eje de resistencia -que hasta ahora había apoyado la lucha de liberación del pueblo palestino- se derrumba primero en el Líbano, y después , en pocos días, en Siria, que hasta entonces, gracias al apoyo de Rusia e Irán, había resistido la agresión imperialista durante 13 años.

Como reveló el ex general estadounidense Wesley Clark (ya en 2007) , de hecho, la estrategia a mediano plazo del partido único neoconservador estadounidense (inaugurado por la administración Bush hijo) la Guerra contra el Terrorismo consistía en imponer cambios de régimen en 8 países de la zona: Afganistán, Irak, Libia, Líbano, Somalia, Sudán, Siria e Irán. 

Alguien podría señalar que en ninguno de estos países el mundo libre y democrático liderado por las bombas estadounidenses ha logrado imponer un nuevo régimen verdaderamente alineado con el Occidente colectivo y que, por tanto, el plan neoconservador ha fracasado; sin embargo, en realidad, en la mayoría de estos casos se logró el objetivo principal: los regímenes fueron derrocados y estos países quedaron reducidos a una ingobernabilidad que ha impedido la construcción de una nueva arquitectura de seguridad regional capaz de de poner fin al proyecto colonial sionista.

Esta entidad sionista que aparece triunfante es el puesto de avanzada del imperialismo estadounidense en la zona pero será  insostenible a largo plazo. 

Nosotros pensábamos que el control de Assad en Siria era tan sólido que incluso los enemigos históricos -como las petromonarquías y la galaxia de los Hermanos Musulmanes- habían tenido aceptar la realidad y readmitirlo en las filas de la Liga Árabe después de 12 años de suspensión. 

Evidentemente, habíamos calculado mal: 13 años de guerra por poderes,  habían reducido a la Siria de Assad a otro estado fallido más en el área.  

En realidad Siria se mantuvo unida sólo gracias al apoyo de fuerzas extranjeras hasta que el equilibrio de poder entre potencias extranjeras se vio alterada por la victoria de la entidad sionista contra el eje de resistencia; y todo se derrumbó a la velocidad de la luz, representando -salvo muchas incógnitas- en una derrota estratégica momentánea para Irán y Rusia. 

Una verdadera vergüenza: el uso indiscriminado del exterminio masivo por parte del colonialismo sionista, en los últimos meses -entre el tribunal de justicia y el tribunal penal internacional- parecía haber derribado el muro de la impunidad disfrazado de lucha contra el antisemitismo que siempre ha protegido al estado terrorista de Tel Aviv; 

Sin embargo el equilibrio de poder militar, aparentemente, ha hecho que esta esperanza sea completamente vana y desafortunadamente no es el único éxito que el imperialismo liderado por Estados Unidos (tal vez considerado con demasiado optimismo como moribundo) ha logrado lograr durante este año.

Y así llegamos al segundo escalón del podio: el colapso definitivo del eje franco-alemán y de cualquier ambición de autonomía estratégica para Europa.

Como repetimos a menudo, teníamos expectativas bajas, pero diocesanas, con respecto al proyecto europeo … Como ya hemos mencionado, la brillante idea de nuestras clases dominantes de apoyar incondicionalmente los dictados de Washington, incluso hasta el punto de ayudar pasivamente en los asuntos como los ataques terroristas en su propio territorio (caso de Nord Stream)- constituyeron un acto tan flagrante de venta de los intereses nacionales más básicos que hoy, para mantener el poder, a menudo se ven obligados a recurrir a la suspensión de los derechos políticos más fundamentales.

También aquí el triunfo electoral de Trump no hizo más que descubrir definitivamente una caja de Pandora que llevaba un tiempo hirviendo. De hecho nosotros antes de que terminara el recuento de votos predijimos que dentro de unos días surgiría una crisis gubernamental en Alemania; habíamos sido optimistas: la crisis gubernamental, de hecho, llegó unos minutos después. 

¿Nos hemos convertido en Nostradamus? La cuestión es que a pesar de la propaganda supremacista por minimizar el impacto que la guerra de Washington contra Rusia ha tenido en la economía europea, este año ha demostrado claramente que, en realidad, las predicciones más catastróficas probablemente fueron edulcoradas.

Evidentemente no se trata de un colapso como los que a veces azotan a los mercados financieros, donde en pocos días se queman miles de miles de millones y se tiene la prueba que todo era un castillo de naipes. 

En Europa quedan muy pocas burbujas por estallar (todas están en el extranjero): la economía europea está formada en gran medida por personas que trabajan por salarios miserables y que, al final, producen algo, hasta el punto de que tienen un superávit comercial de casi 200 mil millones con Washington.

Esto a pesar que, mediante sanciones ilegales y ataques terroristas a las infraestructuras, nos han obligado a desperdiciar 100 mil millones para comprar sus carísimos gas y petróleo sucios. 

No: la destrucción de la economía europea se esta produciendo necesariamente de forma bastante gradual y de manera menos espectacular. Sin embargo, 2024 fue el año de la verdad y, obviamente, el epicentro sólo podía ser Alemania -es decir, el país que rediseñó toda la arquitectura del tejido productivo europeo a imagen y semejanza de los intereses de sus grandes grupos industriales. 

Como ya han aprendido hasta los muros, Alemania es el país que más que ningún otro ha vinculado su crecimiento económico a una relación orgánica tanto con Rusia como con China, a las que ha renunciado por sumisión a los objetivos hegemónicos de Washington.

En este contexto, la única válvula de escape que queda son las exportaciones a EE.UU., que ya empezaba a sufrir algunos golpes con la Bidenómica y que ahora, crecerán con las amenazas proteccionistas de Trump. 

Al principio, Francia se mantuvo al margen y observó; de hecho: parecía casi feliz de ver al engorroso vecino teutónico colapsar bajo las contradicciones de su despiadado mercantilismo y, como verdadera potencia chovinista , incluso parecía cultivar la ilusión de que una Alemania debilitada podría devolverle alguna forma de primacía europea. 

En resumen: Francia casi parecía ver en este declive inducido externamente la oportunidad adecuada para rediseñar una Europa que volvería a perseguir el objetivo de lograr su autonomía estratégica, pero, en lugar de hacerlo en nombre de la dominación industrial alemana, apostaba por el dominio financiero francés. 

Lo sé: parece una broma; y en cambio es el sueño que parecen haber cultivado seriamente sectores de una clase dominante francesa y europea corrupta y completamente desconectada de la realidad. 

Evidentemente, la única y remota posibilidad que ha tenido la Unión Europea de crear un espacio de autonomía estratégica consiste en un fortalecimiento del eje franco-alemán, que debería guiar una auténtica integración del mercado europeo que sólo es posible si, a través de políticas económicas expansivas, la periferia de Europa también alcanza los niveles de salarios y capacidad de consumo del centro. 

El camino seguido fue, por el contrario, diametralmente opuesto: una carrera imprudente hacia la austeridad más feroz que fragmentó el mercado único (en lugar de fortalecerlo) e hizo a Europa totalmente dependiente de la globalización neoliberal -que, sin embargo, estaba gobernada y gestionada por otros que, tan pronto como les convino rompieron el juguete. 

Que la receta estaba completamente equivocada se ha vuelto tan evidente que (con más de 20 años de retraso) incluso algunos de sus partidarios más orgullosos se han visto obligados a empezar a admitirlo, empezando por nuestro siempre presente San MarioPio de Goldman Sachs. que después de haber gobernado durante casi diez años el gigantesco proceso de robo del capitalismo financiero estadounidense en detrimento de Europa, se ha convertido (de palabra) en un paladín del relanzamiento de la industria del viejo continente. 

Increíblemente , a pesar del halo de infalibilidad que le envuelve, llega después de que los bueyes, en lugar de haber escapado del establo, ya han sido asesinados, degollados, engullidos sobre nuestras cabezas, y él (Mario Draghi)  lo hace respetando los intereses de las oligarquías, con el objetivo de confiar la redención europea a esas mismas fuerzas fantasmales del mercado

Para que Europa pueda retroceder el reloj de la historia y recuperar el declive que este año se ha convertido definitivamente en derrota, son necesarias un par de décadas de políticas monetarias y económicas expansivas que creen los recursos necesarios y una gran sobredosis de dirigismo estatal con una planificación rigurosa, pasando por encima de los intereses egoístas de nuestras burguesías parásitas; en resumen: hacer a lo grande lo que -a pequeña escala- Vladimir Putin intenta empezar a hacer en casa.

Y así estamos (por fin) en lo más alto de nuestro podio, porque también para 2024 el acontecimiento que más que ningún otro está destinado a cambiar los destinos del planeta durante las próximas décadas es obviamente la guerra en Ucrania.

La primera gran guerra convencional entre pares tecnológicos librada por el imperialismo liderado por Estados Unidos desde el final de la Segunda Guerra Mundial (aunque por poderes) y que –y que es, con diferencia, la noticia más importante de 2024-.

El imperialismo liderado por Estados Unidos esencialmente ha perdido, hasta el punto que en los últimos meses incluso la gigantesca fábrica de noticias falsas de la propaganda occidental ha comenzado a admitirlo abiertamente.

Han tenido que recurrir a nuevas narrativas como un ilusorio cambio en el Kremlin con Putin reemplazado por algunos representantes de más Europa . Sin embargo, un año después, los resultados para cantar victoria se han reducido decididamente.

A Moscú le bastaría con contentarse con permanecer en la orilla oriental del Dniéper o, al menos, no llegar tan lejos como Odessa . 

Enumerar las principales consecuencias de este extraordinario acontecimiento requeriría otra perorata entera, pero llegados a este punto los ahorraré. Lo que no les ahorraré se desprende de nuestra lista de acontecimientos que hicieron de 2024 haya sido un año crucial

 Cada vez con mayor claridad, se confirma el hecho de que después de décadas de El fin de la historia y No hay alternativa la historia se ha reiniciado tumultuosamente. Sin embargo, el resultado de las transformaciones de época que estamos presenciando es incierto.

Como siempre, cuando hay grandes transformaciones su resultado es impredecible. Cada variable cuenta y puede cambiar el curso de la historia: esto significa que incluso los subordinados, después de décadas de frustración e impotencia, pueden volver a expresar su opinión y hacer que su voz cuente. 

Para ello, sin embargo, deben volver a organizarse y la organización debe basarse en un análisis de la realidad lo más científicamente preciso y detallado posible. En este largo y muy agotador año de trabajo, nosotros en Ottolina, a pequeña escala, hemos demostrado que mediante un estudio diario de lo que sucede ante nuestros ojos cada día, lo más profundo posible y libre de dogmas heredados acríticamente de la pasado, es posible orientarse en medio de mil miles de acontecimientos que se suceden de forma aparentemente caótica y encontrar la clave del problema.

Con un análisis serio se puede incluso anticipar desarrollos futuros; al mismo tiempo, gracias a una larga serie de errores garrafales, también hemos aprendido lo inadecuados que somos todavía y cuánto trabajo y organización necesitaríamos para evitar todos los escollos y no confundir nuestros deseos con la realidad. 

La moraleja de la historia, por lo tanto, es que hoy más que nunca sentimos la urgencia de renovar nuestro llamado a construir todos juntos  medios de comunicación capaces de orientarnos a través de las complejidades de esta fase de transformaciones turbulentas para poder seguir adelante unidos hacia la construcción de un mundo Multipopular. Para ello, parafraseando a Gramsci, necesitaremos toda la inteligencia y toda la fuerza."

(OTTOLINA TV, Medio de comunicación  Italiano, Observatorio de la crisis, 30/12/24)

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