3.2.25

Hacia la reconstrucción de la izquierda... estamos ante una grave encrucijada... el capitalismo salvaje está haciendo que el planeta llegue a sus límites físicos... el declive del Occidente global se resiste al nacimiento de un orden global multipolar... El intento de los EE.UU, la UE y sus satélites de evitar este declive recurriendo a la fuerza de las armas está acabando con los últimos restos de libertades civiles... las oligarquías eurpeas dominantes enfeudadas a Washington, ya proclaman que la guerra es inevitable... decididos a mantener su hegemonía mundial, los EE.UU, la UE y sus aliados recurren al sistema utilizado por todos los imperios en declive: la fuerza militar a través de su OTAN... las guerras siempre han sido el motor de la industria armamentística y, por tanto, una forma eficaz de acumulación capitalista. Pero las guerras también han sido siempre un acicate para el crecimiento de las fuerzas derechistas y la proliferación de todo tipo de políticas totalitarias y antidemocráticas... es prioritario frenar ese camino hacia la guerra, la destrucción y su regresión social... Sin embargo, la reconfiguración del mapa político europeo y español nos presenta un auge de las Derechas, incluidas las más extremas, y una notable irrelevancia de la Izquierda alternativa... En anteriores momentos cruciales hubo capacidad para promover una movilización democrática y hacer frente a las amenazas inminentes. Pero ahora lo que contemplamos es un descenso del conflicto social, la resignación política y el abandono ideológico... se ha roto el lazo entre la continua degradación de las condiciones de vida y trabajo de las grandes mayorías, y su traslación al campo de la lucha política... Reconstruir ese nexo resulta imperativo para salir del bucle actual y recuperar el protagonismo popular en la vida social y política... La que se ha de reconstruir ha de ser una izquierda para transformar en político el conflicto social dotado de una orientación de clase, que combata activamente el creciente belicismo, que no acepte los bloques y se oponga decididamente a la OTAN y al constante incremento de los gastos militares (Polo de la Izquierda)

 "No cabe duda de que el Mundo está hoy ante una grave encrucijada. Por un lado el capitalismo salvaje está haciendo que el planeta llegue a sus límites físicos. Por otro el declive del llamado Occidente global, que ha ejercido su dominación durante todos los últimos decenios se resiste al nacimiento de un orden global multipolar.

El intento de los EE.UU, la UE y sus satélites de evitar este declive recurriendo a la fuerza de las armas está acabando con los últimos restos de libertades civiles, al tiempo que destruye, con su doble rasero, todos los fundamentos del Derecho Internacional y de la Carta de las Naciones Unidas. Por si esto fuera poco, la proliferación de armas atómicas y los planes para su uso en las guerras que ya afectan a millones de personas y pueden llegar a tener un carácter mundial, nos ponen ante el riesgo cierto de una hecatombe nuclear.

Nuestro país, España, está inserto en la Unión Europea. Una UE gangrenada por su acentuado corrimiento extremista y cuyo principal vínculo es hoy su adhesión y sumisión a la OTAN. Europa, como consecuencia de esta dependencia, es cada vez más irrelevante en el mundo, pero sus oligarquías dominantes enfeudadas a Washington ya proclaman abiertamente que la guerra es inevitable, quieren prepararnos para ella y anuncian ya cuantiosos incrementos en el gasto militar de los países miembros. Europa es también nuestro campo de actuación, pues en él nos hallamos, por lo que es prioritario que seamos capaces de analizar correctamente la situación para intentar, entre otros, frenar ese camino hacia la guerra, la destrucción y su regresión social.

Sin embargo, los hechos son que la reconfiguración del mapa político europeo y español, nos presenta un auge de las Derechas, incluidas sus versiones más extremas, y una notable irrelevancia de la histórica Izquierda alternativa, convertida en apéndice de la tradicional izquierda del sistema capitalista europeo, a su vez mutada de socialdemócrata a social-liberal. Las versiones populistas de la izquierda, que alguien vio como posible reemplazo, buscan ya cómo sobrevivir desde el poder y confusas alianzas que sólo generan más descrédito. Al tiempo, el insistente mantra de que el desarrollo económico capitalista era sinónimo de progreso social ha demostrado ya fehacientemente su absoluta falsedad. Es evidente que el crecimiento salvaje ha tropezado ya con los límites físicos naturales, al tiempo que la tasa de ganancia media del capital está descendiendo. Todo ello está produciendo lacerantes desigualdades y una grave descomposición social que ya no se puede ocultar y que, entre otros, se refleja en el acoso y desarticulación del Estado de Bienestar .

La desaparición de la URSS, ya hace más de treinta años, hizo aparecer el espejismo de un mundo unipolar, controlado por los EE.UU., que aseguraría el fin de la historia y un plácido discurrir de la globalización capitalista. Muy pronto se puso de manifiesto que nada de eso era verdad. El ascenso de nuevos poderes y actores globales, no dependientes de EE.UU, así como la catastrófica crisis capitalista del año 2008, puso en jaque el globalismo yankee y también el dominio planetario establecido en base a organismos dependientes de Washington como son el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y la Organización Mundial del Comercio. Así las cosas, decididos a mantener su hegemonía mundial, los EE.UU, la UE y sus aliados recurren al sistema utilizado por todos los imperios en declive: la fuerza militar a través de su OTAN.

En lo que va de siglo XXI se han multiplicado las guerras. Guerras cada vez más cruentas y destructivas, que afectan a más zonas del planeta y que han vuelto a Europa (ya a fines del siglo anterior en Yugoslavia), cuando este continente pensaba que 1945 marcaba el fin de las contiendas globales. Para el sistema del capital las guerras siempre han sido el motor de la industria armamentística y, por tanto, una forma eficaz de acumulación capitalista. Pero las guerras también han sido siempre un acicate para el crecimiento de las fuerzas derechistas y la proliferación de todo tipo de políticas totalitarias y antidemocráticas. Por eso la izquierda consecuente jamás ha vacilado, ha promovido y se ha identificado con el fomento de las movilizaciones populares antibelicistas. Al menos hasta ahora, justo cuando el peligro es mayor, pues no debemos olvidar que vivimos en un mundo con armas nucleares y esto, cuando sabemos que quienes recurren a la fuerza armada para mantener su poder jamás han vacilado en usar todas las armas a su disposición, nos coloca a todos ante un peligro inmediato, definitivo y mortal.

En anteriores momentos cruciales hubo capacidad para promover una movilización democrática y hacer frente a las amenazas inminentes. Pero ahora lo que contemplamos es un descenso del conflicto social, la resignación política y el abandono ideológico, al tiempo que se asume lo existente como racional y único posible. La perplejidad que afecta a tantos sectores sociales, producto de la dimensión de la derrota sufrida, hace que se haya roto el lazo entre la continua degradación de las condiciones de vida y trabajo de las grandes mayorías y su traslación al campo de la lucha política.

Desapareció el nexo entre la objetiva existencia social de la “clase en sí” con su dimensión política como “clase para si” que fundamentalmente se expresa en el desarrollo del conflicto social y mediante la participación e intervención políticas. Reconstruir ese nexo resulta imperativo para salir del bucle actual y recuperar el protagonismo popular en la vida social y política. Nada de ello será posible con una sedicente izquierda que se recrea con viejas recetas frente a las nuevas y complejas realidades o con la posmoderna “woke” que aúna el neoliberalismo a su discurso simplista y binario, desclasado, descalificatorio y autosuficiente, haciéndose cómplice de las prácticas políticas propias de la derecha, incluidas las más indecentes y corruptas. Todo ello unido a la promoción del miedo social (muy eficaz en España), la negación de espacios de diálogo, el abusivo monopolio del poder y la práctica de la mentira, el engaño y la opacidad tendentes a encubrir su insolvencia política.

No todo vale en la acción política de la Izquierda. La que se ha de reconstruir no puede ser la izquierda de un Sistema que impugnamos. Ha de ser una izquierda para transformar en político el conflicto social dotado, como elemento central, de una orientación de clase hacia la transformación y la alternativa progresista. Una Izquierda responsable que se enfrente de verdad, y no con meros eslóganes publicitarios, a la creciente desigualdad, así como a la transgresión de los límites físicos que ponen en peligro la vida humana en el planeta. Y una Izquierda que combata activamente el creciente belicismo, que no acepte los bloques y se oponga decididamente a la OTAN y al constante incremento de los gastos militares.

Llamamos a reconstruir unitariamente esa Izquierda, en pie de igualdad, desechando cualquier tentación hegemonista y comprometiendo todos nuestros esfuerzos para ello. Somos conscientes de las dificultades de esta tarea, así como que no es factible realizarla si no es a través de la práctica concreta hacia un objetivo claro y explícito: reconquistar el discurso político, el espacio cultural y el terreno militante de la Izquierda en nuestro país.

Dada la urgencia de derrotar al belicismo e imponer la Paz, sugerimos la articulación de una coordinación estable de todas las energías posibles en torno a “NO A LA GUERRA – OTAN NO”. Proponemos la urgente convocatoria de un Encuentro Nacional abierto a la participación de todos aquellos movimientos sociales, sindicatos de clase, asociaciones culturales y colectivos políticos dispuestos a debatir y acordar un Plan de Acción para la Paz, el Desarme y el Progreso.

La lucha en común por objetivos compartidos siempre ha contribuido decisivamente a abrir vías de acuerdo entre las fuerzas de Izquierda, pues ésta no puede ser sólo diagnóstico y crítica. Esa lucha en común en defensa de la Paz, desde el ámbito del conflicto social de clase, permitirá ir coincidiendo, o identificando correctamente las diferencias, en torno a los elementos programáticos fundamentales para la Izquierda que hoy se necesita. Asimismo, se recuperará y fortalecerá el activismo militante organizado, indispensable para dar pasos reales hacia una Unidad con principios, ya que la bondad de las ideas y programas nunca ha sido suficiente, como nos enseñó Marx en su introducción a la Crítica del Programa de Gotha.

Finalmente, si fuéramos capaces de satisfacer los objetivos que motivan esta propuesta política unitaria, no cabe duda que cabría plantearse verosímilmente la culminación orgánica del proceso. Este es el reto político ante el que nos encontramos y cuya urgencia es cada día más evidente en España. También en Europa.

Promueven esta Declaración:

Baena Ortiz, José; Cuqui Cabo Bravo, Amparo González Juan, comunistas, y demás miembros de “la Izquierda Necesaria” que participan en el Polo de la Izquierda.


Siguen Firmas (...) Enero 2025"             (Salvador López Arnal, blog, 03/02/25)

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