"EEUU aseguró que Europa debía realizar una aportación justa a la OTAN, que debía gastar más en defensa y hacerse cargo de la seguridad de Ucrania. Según Washington, los países europeos se estaban aprovechando de su benevolencia, de modo que las contribuciones de sus socios a la defensa resultaban insuficientes. El efecto colateral es que los europeos se aprovechaban de esa la situación privilegiada que les concedía invertir poco en seguridad para competir comercialmente con EEUU. Era hora de que esa situación cambiase. Trump exigió, como antes lo había hecho Biden, una contribución superior de los países europeos a la OTAN.
Los aranceles dictados por la administración Trump forman parte de la misma mentalidad. Washington ha dictado una batería de imposiciones a los países extranjeros, pero también ha mostrado su predisposición a negociar: si quieren una reducción o una eliminación de los aranceles, tendrán que ofrecer algo a cambio. Por el contrario, si plantean contramedidas, Washington podrá incrementarlos. Con esta posición, EEUU está presionando a un buen número de Estados para que su relación se reformule en términos más favorables para Washington. El razonamiento que ha empleado en la defensa con Europa se ha trasladado al resto del mundo en el plano económico: hay naciones que se han aprovechado de la apertura del mercado americano y es hora de acabar con una situación que provoca que EEUU pierda y que sus ciudadanos vean menguado su nivel de vida.
Con los aranceles, en esencia, la administración Trump intenta reconstruir el comercio mundial desde el bilateralismo. En lugar de poner de acuerdo a un buen número de países alrededor de una serie de reglas que se articulan en una organización común, como ocurría con la Organización Mundial del Comercio, Washington ha optado por establecer una suerte de tratados comerciales bilaterales por la vía rápida.
EEUU trata de deconstruir el orden internacional para reconfigurarlo en términos que sean más provechosos para su economía
Esta visión forma parte de la mentalidad de los actuales republicanos: el orden internacional basado en reglas, que EEUU construyó, les ha acabado perjudicando, especialmente en algunos sectores, como las manufacturas. Tratan de deconstruirlo de manera que puedan posicionarse mejor en los ámbitos donde se perciben en declive y expandirse en aquellos que les resultan convenientes.
Con unos países le funcionará mejor que con otros (China ya ha anunciado que responderá con aranceles del 34% a los productos estadounidenses) y es probable que genere desconfianza, en especial con los países aliados, pero la apuesta está ya sobre la mesa. El punto final de la globalización fue constatado y afirmado por la administración Trump en el ‘Día de la liberación’.
Esa estructura en la que EEUU operaba como la potencia hegemónica y el guardián global, China era la fábrica del mundo y la UE la instancia reguladora ya no está vigente. Hay diferentes potencias jugando un nuevo papel en el orden internacional, pero la única que resulta verdaderamente amenazante para Estados Unidos es China. Su capacidad exportadora, sus avances en tecnología y energía, su salto en inteligencia artificial, el crecimiento de su ejército y las redes que ha creado en Asia, África y Latinoamérica, así como su creciente influencia global, que incluye la vinculación con Rusia, hacen temer a Washington por su papel como país dominante.
Para recomponer fuerzas, EEUU quiere forjar un bloque económico y de seguridad vinculado estrechamente a su esfera
EEUU es consciente de que el mundo ya no es unipolar, como ocurrió en la era global, y que debe recomponerse, ya que se halla en un declive relativo. No es la potencia hegemónica, sino la dominante en un orden multipolar en el que las tentaciones de países importantes de jugar un papel propio aumentan. Para recomponer fuerzas, EEUU quiere forjar un bloque económico y de seguridad vinculado a su esfera y, del mismo modo que exige a los aliados que aporten más para su defensa, pretende que pongan menos trabas a los productos y servicios estadounidenses. Washington, como ocurre con la OTAN, no quiere dejar de trabajar con los socios, sino que estos tengan otro papel.
EEUU sabe que no puede derrotar a China, que esta tiene su esfera de influencia y que será así durante mucho tiempo. Por lo tanto, pretende que sus aliados se vinculen más estrechamente a su ámbito, que no jueguen a dos bandas y que compartan los intereses estadounidenses supeditándose a ellos cuando sea necesario. Pekín tendrá su propio ámbito de influencia, en especial en Asia, de forma que terminará conformándose una suerte de nueva guerra fría. Entre ambos, existirán una serie de actores, como Arabia Saudí, India, Turquía o Rusia, que se vincularán con China o con EEUU, y que durante un tiempo se aprovecharán de las ventajas que les otorga su influencia regional para sacar partido de unos o de otros, hasta que acaben vinculándose más estrechamente a una de las dos esferas.
Trump es una respuesta a un problema de pérdida de hegemonía estadounidense
En ese escenario, los aranceles tienen el propósito de conseguir de los diferentes países, pero especialmente de lo más afines, aquello que necesitan para reforzarse, y de sancionar a los vinculados con China, de manera que no puedan obtener provecho del mercado estadounidense.
Trump es una respuesta a un problema de pérdida de hegemonía. Las soluciones que aporta pueden gustar más o menos y resultar más o menos efectivas, pero llevaban tiempo fraguándose. Biden ya impulsó la recuperación de la industria estadounidense y será difícil que el próximo presidente de los EEUU, sea del color político que sea, abandone ese propósito. Hace más de un año, la intención de dejar inactiva la OMC para conformar un nuevo orden comercial ya estaba operativa. La visión bipartidista acerca de la institución, demasiado complaciente con China y poco beneficiosa para EEUU, era compartida por buena parte de los políticos estadounidenses. Washington ha tomado un rumbo diferente y los aranceles son un instrumento más para construir el nuevo escenario."
(Esteban Hernández , El Confidencial, 05/04/25)
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