"Es una historia de nunca acabar. El sector bancario mundial sigue
revolcándose en un lodo de escándalos, corrupción y mala gestión. (...)
Durante el colapso financiero de 2008, el sector bancario de los EE.UU.
tuvo que descontar 600 mil millones de dólares en activos y su valor
bursátil cayó en 1 billón de dólares. Sin embargo, las autoridades (de
la Reserva Federal y el Tesoro), “en nombre de los contribuyentes,
rescataron a estos bancos errantes con dinero en efectivo, garantías y
préstamos por valor de más de 3 billones de dólares.
Ahora, con la
recuperación supuestamente en marcha, hay menos bancos, pero son más
grandes y vuelven a sus viejos trucos, igual que antes. (...)
Ahora se ha sabido que durante el colapso financiero, cuando Barclays se
vio amenazado con una nacionalización parcial, la junta de Barclays
prestó dinero a Qatar para que invirtiera en acciones del propio banco
por valor 12 mil millones de libras. De esta manera, el banco evitó
controles del Estado ¡mediante la emisión de más préstamos!
Todavía no
está claro qué «comisiones» se les pagaba a los inversores de Qatar.
Dexia, el banco belga, eventualmente forzado a la nacionalización,
también intentó el mismo truco en 2008 y también lo hizo el podrido
banco de Islandia, Kaupthing, que «prestó» dinero a un miembro de la
familia real qatarí, que lo reinvirtió en el banco.
Los qataríes
cobraban una «comisión» y si las acciones no valían nada después, a
ellos les daba igual. Simplemente aumentaban las pérdidas del banco y el
coste para el contribuyente en caso de rescate. (...)
Tras los escándalos se encuentran las preguntas más importantes de:
¿para qué sirven los bancos? y ¿qué valor añadido o que servicios
contribuyen a la sociedad? (...)
Recientemente ha tenido lugar un debate entre los economistas
ortodoxos sobre si el sector financiero añade algún valor a la economía.
En los EE.UU., el sector financiero ’contribuye’ el 8% de todos los
ingresos de la economía.
En un nuevo estudio, dos académicos trazan el
crecimiento del sector financiero, que, sorpresa, sorpresa, no es el
resultado de conceder más préstamos a la industria o los hogares, sino
en la creación de activos respaldados en hipotecas y otros instrumentos
financieros exóticos para venderse basura tóxica entre sí (The Growth of Modern Finance).
Lo que el estudio demuestra es que gran parte de las operaciones de
banca no ha sido para ayudar a la industria y los hogares, sino para
participar en ’tradings’, que básicamente significa, en palabras de
Michael Lewis, autor del libro Poker de mentirosos, «dejar sin blanca a
los necios».
Los mercados financieros son ineficientes en
la asignación del crédito y el ahorro y el sector financiero es
inherentemente inestable y propenso a las crisis (Minsky, Shiller, etc).
Por encima de todo, lejos de añadir «valor» a la economía, el sector
reduce los recursos disponibles para la inversión productiva (en el
sentido capitalista) y en su lugar canaliza el sobreproducto hacia
capital ficticio que solo sirve para “destruir valor”. (...)
He aquí una gran cita del economista novecentista Frederic Bastiat, cortesía del análisis devastador de Bill Black sobre
la corrupción de los banqueros durante la crisis: «Cuando el saqueo se
convierte en una forma de vida para un grupo de hombres que viven juntos
en sociedad, acaban creando para sí mismos en el transcurso del tiempo
un sistema legal que lo autoriza y un código moral que lo glorifica». (Michael Roberts, Attac Madrid, 21/02/2013)
No hay comentarios:
Publicar un comentario