23.5.13

En ciudades como Brockton los gobiernos locales podrían utilizar la capacidad que les otorga el "derecho de expropiación" para obligar a los bancos a redefinir las hipotecas de las viviendas devaluadas.

"... para la mayoría de los estadounidenses la situación es mucho más dura. La magnitud de la devastación provocada por la crisis de 2008 es abrumadora. (...)

 Esta situación ha dado lugar a un creciente movimiento a favor de la justicia económica, que lucha para que la gente pueda conservar sus hogares e impulsa iniciativas para que los gobiernos de las ciudades y los municipios exijan la renegociación de los contratos tóxicos que tienen con los grandes bancos y que están estrangulando a los gobiernos locales y los servicios públicos. (...)

La peso de la deuda hipotecaria devaluada es ahora uno de los principales lastres de la economía de los EE UU y una de las principales causas de la crisis de empleo. Catorce millones de familias en todo el país deben 1,1 billón de dólares en hipotecas cuyo valor es superior al de sus casas. 

A pesar de que los estadounidenses han visto recortados sus ingresos por la recesión, tienen que continuar pagando a los bancos hipotecas infladas durante el boom inmobiliario. 

Si estas hipotecas se redefinirían al valor razonable de mercado, el dueño de una casa devaluada ahorraría un promedio de 574 dólares por mes en el pago de la hipoteca. De esta forma la economía nacional podría ahorrar 95 mil millones de dólares al año, que permitirían crear alrededor de 1,4 millones de empleos.

Debido a que los inversores que detentan hipotecas sobre viviendas devaluadas y los bancos que han otorgado esos préstamos son reacios o se niegan a revisar esas hipotecas de motu propio, algunas ciudades están tratando de hacerse cargo de este problema. 

En virtud de un plan que está siendo estudiado en ciudades como Brockton, en Massachusetts, los gobiernos locales podrían utilizar la capacidad que les otorga el "derecho de expropiación" para obligar a los bancos a redefinir las hipotecas de las viviendas devaluadas.

Este plan alienta a las instituciones locales a hacerse con los pagarés hipotecarios que correspondan a casas devaluadas. El dueño de la casa podría llegar a quedarse en la casa, pero la propiedad del préstamo sería transferida del inversor al ayuntamiento la ciudad.

 La ciudad pagaría el préstamo a su valor de mercado, lo que obligaría a los inversores a cargar con las pérdidas potenciales. Luego, la institución otorgaría al dueño de casa un nuevo préstamo por una cantidad y un interés inferior. La institución podría bien titularizar el nuevo préstamo y venderlo para recuperar su inversión original o quedarse con el mismo y cobrarlo.

Las instituciones nunca han tenido problemas a la hora de expropiar casas para construir estadios o carreteras. Utilizar esa capacidad para hacerse con las hipotecas con el fin de socorrer a los vecinos o equilibrar los presupuestos de la ciudad y restablecer las hipotecas al valor justo del mercado, ayudaría a impulsar la recuperación económica a nivel local.   (...)

Los organizadores de la iniciativa por el derecho a la vivienda han utilizado algunas de las tácticas más militantes y creativas para impedir la ejecución de las hipotecas y los desalojos. Impidieron a los ayudantes del sheriff -los agentes del orden autorizados para hacer cumplir las ejecuciones hipotecarias- desalojar a las familias. 

El bloqueo de los desalojos ha impedido que muchas familias sean expulsados de sus hogares. En este tipo de acciones han sido detenidas cientos de personas y, en algunos casos, incluso se han visto confrontadas a los fuertes dispositivos armados del SWAT que tratan de evacuarlos. 

 Recientemente, en Minneapolis un jurado les absolvió de las acusaciones inventadas contra ellos que podrían haberles costado varios años de cárcel si hubieran sido condenados.

En Atlanta y Minneapolis, Occupy Our Homes y NOC establecieron campamentos alrededor de las casas amenazadas de desalojo, impulsando la desobediencia civil no violenta para obstaculizarlos físicamente. Estas actividades se prolongaron durante meses con enfrentamientos contínuos con la policía.

 En Nueva York y San Francisco, la gente boicoteó las subastas de viviendas desahuciadas haciendo ruido para impedir que los compradores potenciales pudieran escuchar al subastador. Esta prácica también ha dado lugar a numerosas detenciones.

Este tipo de acciones han impedido desalojos y expulsiones en las ciudades de todo el país, ayudando a la gente a conservar sus hogares y atrayendo a sus filas a gente dispuestas a interferir directamente en la ejecución de una hipoteca y bloquear la maquinaria del desalojo. Occupy Our Homes incluso ha elaborado un manual de defensa que se puede encontrar en su sitio web How to Defend Your Home (Cómo defender tu casa) en el que describe algunas de estas tácticas.   (...)

Además de la defensa de la vivienda, los activistas han pasado a la ofensiva contra los bancos por su responsabilidad en la destrucción de las comunidades. Por ejemplo, a menudo, después de ser desalojadas, las viviendas se encuentran vacías durante meses o incluso años. Y vacías, las casas se deterioran, acumulan basura y atraen la delincuencia. 

Los vecinos de las casas cercanas sufren las consecuencias y las instituciones locales se ven obligadas a gastar el dinero de los contribuyentes para evitar un deterioro mayor. Los habitantes de estas comunidades están contraatacando mediante la recogida de la basura de estas casas para "depositarla" en los vestíbulos de los bancos a través de una táctica que se conoce como "basura-in". 

Activistas de Action Now en Chicago, Communities United for Action en Cincinnati, ACCE en California, 1Miami y Occupy San Luis se encuentran entre los muchos que han utilizado esta táctica para obligar a los bancos a hacer frente a los impactos locales de los deshaucios.

Los "traslados" (move-ins) son otra táctica efectiva que ha obligado a los bancos a enfrentarse directamente a los impactos humanos de los deshaucios. Cuando una familia lucha para salvar su hogar, grupos como Occupy Wall Street y ACCE llevan sus muebles a la sucursal u oficina del banco que ejecuta la hipoteca, bloqueando su actividad normal.

 Grupos de todo el país también han llevado a cabo acciones en las que acuden a las oficinas y sucursales bancarias presentando enormes facturas y exigiendo a los bancos el pago del dinero que robaron a la comunidad a través de prácticas comerciales ilegales o no éticas. 

A veces, estas facturan van acompañadas de un cheque gigante del banco a favor de los contribuyentes que los miembros de la comunidad exigen que sea firmado por el gerente del. Cuando los bancos se niegan a pagar, los contribuyentes también pueden negarse a pagar la hipoteca del banco. 

 Otra versión de esta iniciativas, cuando el banco se niega a pagar, consiste en rodear el exterior del banco con la cinta que se utiliza para aislar el escenario de un crimen. Esta táctica, o variantes de la misma, se ha sido utilizada en Portland, San Francisco, Los Ángeles, Minneapolis, Chicago.

Algunas de estas tácticas también han sido orientadas hacia las reuniones y eventos corporativos. Así, activistas de Chicago’s Southsiders Organised for Unity and Liberation (SOUL) llevaron a cabo una acción en el interior/exterior durante la convención de la Asociación de Banqueros Hipotecarios. 

Dieciséis miembros de SOUL fueron arrestados por realizar una sentada en la sala de recepción y negarse a abandonarla mientras que otros muchos les animaban desde el exterior. En las convenciones de la Asociación Americana de Banqueros en Chicago y Boston se repitieron acciones similares."   (Stephen Lerner y Saqib Bhatti, Viento Sur, Rebelión, 22/05/2013)

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