"... para la mayoría de los estadounidenses la situación es mucho más dura.
La magnitud de la devastación provocada por la crisis de 2008 es
abrumadora. (...)
Esta situación ha dado lugar a un creciente movimiento a favor de la
justicia económica, que lucha para que la gente pueda conservar sus
hogares e impulsa iniciativas para que los gobiernos de las ciudades y
los municipios exijan la renegociación de los contratos tóxicos que
tienen con los grandes bancos y que están estrangulando a los gobiernos
locales y los servicios públicos. (...)
La peso de la deuda hipotecaria devaluada es ahora uno de los
principales lastres de la economía de los EE UU y una de las principales
causas de la crisis de empleo. Catorce millones de familias en todo el
país deben 1,1 billón de dólares en hipotecas cuyo valor es superior al
de sus casas.
A pesar de que los estadounidenses han visto recortados
sus ingresos por la recesión, tienen que continuar pagando a los bancos
hipotecas infladas durante el boom inmobiliario.
Si estas hipotecas se
redefinirían al valor razonable de mercado, el dueño de una casa
devaluada ahorraría un promedio de 574 dólares por mes en el pago de la
hipoteca. De esta forma la economía nacional podría ahorrar 95 mil
millones de dólares al año, que permitirían crear alrededor de 1,4
millones de empleos.
Debido a que los inversores que detentan
hipotecas sobre viviendas devaluadas y los bancos que han otorgado esos
préstamos son reacios o se niegan a revisar esas hipotecas de motu
propio, algunas ciudades están tratando de hacerse cargo de este
problema.
En virtud de un plan que está siendo estudiado en ciudades
como Brockton, en Massachusetts, los gobiernos locales podrían utilizar
la capacidad que les otorga el "derecho de expropiación" para obligar a
los bancos a redefinir las hipotecas de las viviendas devaluadas.
Este plan alienta a las instituciones locales a hacerse con los pagarés
hipotecarios que correspondan a casas devaluadas. El dueño de la casa
podría llegar a quedarse en la casa, pero la propiedad del préstamo
sería transferida del inversor al ayuntamiento la ciudad.
La ciudad
pagaría el préstamo a su valor de mercado, lo que obligaría a los
inversores a cargar con las pérdidas potenciales. Luego, la institución
otorgaría al dueño de casa un nuevo préstamo por una cantidad y un
interés inferior. La institución podría bien titularizar el nuevo
préstamo y venderlo para recuperar su inversión original o quedarse con
el mismo y cobrarlo.
Las instituciones nunca han tenido
problemas a la hora de expropiar casas para construir estadios o
carreteras. Utilizar esa capacidad para hacerse con las hipotecas con el
fin de socorrer a los vecinos o equilibrar los presupuestos de la
ciudad y restablecer las hipotecas al valor justo del mercado, ayudaría a
impulsar la recuperación económica a nivel local. (...)
Los organizadores de la iniciativa por el derecho a la vivienda han
utilizado algunas de las tácticas más militantes y creativas para
impedir la ejecución de las hipotecas y los desalojos. Impidieron a los
ayudantes del sheriff -los agentes del orden autorizados para hacer
cumplir las ejecuciones hipotecarias- desalojar a las familias.
El
bloqueo de los desalojos ha impedido que muchas familias sean expulsados
de sus hogares. En este tipo de acciones han sido detenidas cientos de
personas y, en algunos casos, incluso se han visto confrontadas a los
fuertes dispositivos armados del SWAT que tratan de evacuarlos.
Recientemente, en Minneapolis un jurado les absolvió de las acusaciones
inventadas contra ellos que podrían haberles costado varios años de
cárcel si hubieran sido condenados.
En Atlanta y Minneapolis, Occupy Our Homes y NOC
establecieron campamentos alrededor de las casas amenazadas de
desalojo, impulsando la desobediencia civil no violenta para
obstaculizarlos físicamente. Estas actividades se prolongaron durante
meses con enfrentamientos contínuos con la policía.
En Nueva York y San
Francisco, la gente boicoteó las subastas de viviendas desahuciadas
haciendo ruido para impedir que los compradores potenciales pudieran
escuchar al subastador. Esta prácica también ha dado lugar a numerosas
detenciones.
Este tipo de acciones han impedido desalojos y
expulsiones en las ciudades de todo el país, ayudando a la gente a
conservar sus hogares y atrayendo a sus filas a gente dispuestas a
interferir directamente en la ejecución de una hipoteca y bloquear la
maquinaria del desalojo. Occupy Our Homes incluso ha elaborado un manual de defensa que se puede encontrar en su sitio web How to Defend Your Home (Cómo defender tu casa) en el que describe algunas de estas tácticas. (...)
Además de la defensa de la vivienda, los activistas han pasado a la
ofensiva contra los bancos por su responsabilidad en la destrucción de
las comunidades. Por ejemplo, a menudo, después de ser desalojadas, las
viviendas se encuentran vacías durante meses o incluso años. Y vacías,
las casas se deterioran, acumulan basura y atraen la delincuencia.
Los
vecinos de las casas cercanas sufren las consecuencias y las
instituciones locales se ven obligadas a gastar el dinero de los
contribuyentes para evitar un deterioro mayor. Los habitantes de estas
comunidades están contraatacando mediante la recogida de la basura de
estas casas para "depositarla" en los vestíbulos de los bancos a través
de una táctica que se conoce como "basura-in".
Activistas de Action Now en Chicago, Communities United for Action en Cincinnati, ACCE en California, 1Miami y Occupy San Luis
se encuentran entre los muchos que han utilizado esta táctica para
obligar a los bancos a hacer frente a los impactos locales de los
deshaucios.
Los "traslados" (move-ins) son otra táctica efectiva
que ha obligado a los bancos a enfrentarse directamente a los impactos
humanos de los deshaucios. Cuando una familia lucha para salvar su
hogar, grupos como Occupy Wall Street y ACCE llevan sus muebles a la sucursal u oficina del banco que ejecuta la hipoteca, bloqueando su actividad normal.
Grupos de todo el país también han llevado a cabo acciones en las que
acuden a las oficinas y sucursales bancarias presentando enormes
facturas y exigiendo a los bancos el pago del dinero que robaron a la
comunidad a través de prácticas comerciales ilegales o no éticas.
A
veces, estas facturan van acompañadas de un cheque gigante del banco a
favor de los contribuyentes que los miembros de la comunidad exigen que
sea firmado por el gerente del. Cuando los bancos se niegan a pagar, los
contribuyentes también pueden negarse a pagar la hipoteca del banco.
Otra versión de esta iniciativas, cuando el banco se niega a pagar,
consiste en rodear el exterior del banco con la cinta que se utiliza
para aislar el escenario de un crimen. Esta táctica, o variantes de la
misma, se ha sido utilizada en Portland, San Francisco, Los Ángeles,
Minneapolis, Chicago.
Algunas de estas tácticas también han sido orientadas hacia las reuniones y eventos corporativos. Así, activistas de Chicago’s Southsiders Organised for Unity and Liberation
(SOUL) llevaron a cabo una acción en el interior/exterior durante la
convención de la Asociación de Banqueros Hipotecarios.
Dieciséis
miembros de SOUL fueron arrestados por realizar una sentada en la sala
de recepción y negarse a abandonarla mientras que otros muchos les
animaban desde el exterior. En las convenciones de la Asociación
Americana de Banqueros en Chicago y Boston se repitieron acciones
similares." (Stephen Lerner y Saqib Bhatti, Viento Sur, Rebelión, 22/05/2013)
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