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Editorial Le Monde Diplomatique: El 27 de abril, el diario conservador alemán Die Welt publicaba el último borrador del acuerdo de paz negociado por Kiev y Moscú al inicio de la guerra. Un texto importante, por tanto, cuya adopción habría podido evitar dos años de guerra y cientos de miles de muertos... Kiev abre la puerta a un estatuto de neutralidad y Moscú, a un alto el fuego. Sin embargo, las discusiones se interrumpen por razones sobre las cuales se sigue debatiendo... Dos semanas de tira y afloja que transformaron las grandes líneas fijadas en Estambul en un texto detallado, de diecisiete páginas de largo. Su lectura permite calibrar las prioridades de ambos bandos y la amplitud de los compromisos que estaban dispuestos a asumir para que cesaran los combates... Más que conquistas territoriales, Rusia buscaba conseguir garantías de seguridad en sus fronteras, planteando desde el artículo uno la “neutralidad permanente” de Ucrania, que aceptaría renunciar a toda alianza militar, prohibir la presencia de tropas extranjeras en su suelo y reducir su arsenal, aunque conservando la posibilidad de ingresar en la Unión Europea. En contrapartida, Moscú se comprometía a retirar sus tropas de las zonas ocupadas desde el 24 de febrero y no volver a atacar a Ucrania, además de aceptar –para garantizar ese compromiso– el mecanismo de ayuda que reclamaba Kiev: en caso de que Ucrania fuera agredida, los miembros del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas se comprometerían a defenderla... ¿Por qué los ucranianos acabaron abandonando la mesa de negociaciones? Los indicios señalan la responsabilidad de Estados Unidos y el Reino Unido

 "Pero ¿qué les pasa a los periodistas y analistas franceses, de ordinario tan aficionados a los “documentos secretos” sobre Rusia? ¡Con la de “planes ocultos” de Moscú destinados a hacer trizas la cohesión de las sociedades democráticas y la de “topos” rusos agazapados en el aparato del Estado a los que han seguido la pista! El 27 de abril, el diario conservador alemán Die Welt les servía en bandeja de plata un documento confidencial procedente del Este: el último borrador del acuerdo de paz negociado por Kiev y Moscú al inicio de la guerra. Un texto importante, por tanto, cuya adopción habría podido evitar dos años de guerra y cientos de miles de muertos. La prensa francesa apenas se han hecho eco de ello (1), acaso por no ahondar en un asunto en el que el bando de los belicistas occidentales no queda en muy buen lugar.

Estambul, 29 de marzo de 2022. Las delegaciones rusa y ucraniana se encuentran para una nueva ronda de negociaciones, la séptima en un mes, en un contexto militar cambiante en el que el agresor ruso ha experimentado sus primeros reveses. Al final de las discusiones, ambas partes señalan avances “significativos” y dan muestras de optimismo. Kiev abre la puerta a un estatuto de neutralidad y Moscú, a un alto el fuego. Sin embargo, las discusiones se interrumpen por razones sobre las cuales se sigue debatiendo. El documento de Die Welt aporta algunas precisiones.

Según la versión oficial, la revelación de las masacres de Bucha, en los primeros días de abril, cambiaron las tornas al convencer al presidente Volodímir Zelenski de que no podía seguir negociando con “genocidas”. En realidad, las reuniones siguieron adelante por videoconferencia durante cerca de quince días después de descubiertos los crímenes de guerra, hasta el 15 de abril. Dos semanas de tira y afloja que transformaron las grandes líneas fijadas en Estambul en un texto detallado, de diecisiete páginas de largo. Su lectura permite calibrar las prioridades de ambos bandos y la amplitud de los compromisos que estaban dispuestos a asumir para que cesaran los combates.

Más que conquistas territoriales, Rusia buscaba conseguir garantías de seguridad en sus fronteras, planteando desde el artículo uno la “neutralidad permanente” de Ucrania, que aceptaría renunciar a toda alianza militar, prohibir la presencia de tropas extranjeras en su suelo y reducir su arsenal, aunque conservando la posibilidad de ingresar en la Unión Europea. En contrapartida, Moscú se comprometía a retirar sus tropas de las zonas ocupadas desde el 24 de febrero y no volver a atacar a Ucrania, además de aceptar –para garantizar ese compromiso– el mecanismo de ayuda que reclamaba Kiev: en caso de que Ucrania fuera agredida, los miembros del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas se comprometerían a defenderla.

¿Por qué los ucranianos acabaron abandonando la mesa de negociaciones tras proseguir con las discusiones –pese a Bucha– y cuando la paz parecía al alcance de la mano? Dos años después, los indicios señalan la responsabilidad de Estados Unidos y el Reino Unido, que, demasiado confiados en la derrota de Moscú, se supone que rechazaron con firmeza el dispositivo de protección concebido por los negociadores. “Cuando volvimos de Estambul, [el presidente británico] Boris Johnson vino a Kiev [el 9 de abril] y dijo: ‘No firmaremos nada con ellos [los rusos], sigamos luchando’”, contaba recientemente el jefe de los negociadores ucranianos, David Arakhamia (2). Un relato que el interesado niega, pero corroborado por una investigación del Wall Street Journal (3). Los medios de comunicación franceses, por su parte, miran a otro lado.

 (1) Le Figaro, periódico asociado al consorcio que hizo estas revelaciones, publicó una traducción del artículo de Die Welt, pero en su página web. Al margen de ello, se dio cuenta de la noticia, de manera sucinta, en las páginas web de Midi Libre, La Dépêche du Midi y Le Parisien.

(2) Citado en Olena Roshchina, “Head of Ukraine’s leading party claims Russia proposed ‘peace’ in exchange for neutrality”, Ukrainska Pravda, 24 de noviembre de 2023, www.pravda.com.ua

(3) Yaroslav Trofimov, “Did Ukraine miss an early chance to negotiate peace with Russia?”, The Wall Street Journal, 5 de enero de 2024."                  (Benoît Bréville , Editorial Le Monde Diplomatique, junio, 2024)

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