"Vivir en un casco histórico como el de Toledo es lo más parecido a hacerlo en una especie de museo de Historia al aire libre, pero tiene algunas limitaciones que condicionan la vida de sus vecinos. Una de ellas era, hasta ahora, la colocación de paneles solares en los tejados para evitar cualquier impacto en su cono visual. Algo común en las 15 ciudades Patrimonio de la Humanidad en nuestro país. Toledo las ha sorteado creando la primera comunidad energética de ese selecto grupo. La normativa permite que estos paneles se sitúen a un máximo de dos kilómetros de los puntos de consumo y alrededor del perímetro protegido. Y la Comunidad ya cuenta con dos cubiertas municipales cedidas por el Ayuntamiento para colocar las dos primeras instalaciones, cada una de ellas con una capacidad de 100 kilovatios, el máximo permitido para autoconsumo.
La demanda ha superado las previsiones. Ya se han cubierto las dos primeras instalaciones y se trabaja en una segunda fase a finales de año con otras dos cubiertas para dar salida a la lista de espera. Seguirán teniendo prioridad los vecinos del casco, pero sus impulsores no descartan abrirla a otros barrios de Toledo fuera de la zona amurallada, si no se cubre el mínimo necesario.
La iniciativa busca facilitar el acceso a una energía limpia a los residentes del Casco y, al mismo tiempo, abaratar la factura. “Con estas primeras dos instalaciones dejaremos de emitir 170 toneladas de CO₂ de forma inmediata y cuando estemos en marcha, en unas semanas, la energía que consumiremos durante el día será prácticamente gratuita”, explica a EL PAÍS Enrique García, presidente de la Comunidad Energética Casco Histórico Ciudad de Toledo.
Se prevé que la primera fase esté operativa en septiembre y entre sus 65 miembros hay particulares, comunidades de vecinos, empresas y varios de los conventos de clausura emplazados en el casco. También el Ayuntamiento que, a cambio de ceder los tejados, recibirá un 10% de la energía generada, que se volcará a la red general sin tener que cambiar de compañía. “Era injusto que los residentes del Casco no pudieran acceder a una energía limpia. No es solo el ahorro económico o que la inversión se amortice en un plazo muy corto de tiempo. Se debe, sobre todo, a un compromiso de estos vecinos con el medio ambiente”, sostiene José Manuel López, residente del barrio amurallado y gerente de la Empresa Municipal del Suelo y la Vivienda que, a través de la Oficina de Transformación Comunitaria, ha ayudado con toda la tramitación.
El mínimo a contratar para los interesados es de 0,5 kilovatios y el máximo de cinco, aunque las empresas pueden llegar a los 7,5, para evitar la concentración de la energía en pocas manos. En función de eso, la aportación monetaria para ingresar en la Comunidad es mayor o menor. “Tengo dos hermanos que viven en viviendas unifamiliares con placas solares y después está el medio ambiente. Me interesó mucho y quise conocer en qué consistía”, explica Inmaculada Labrador, vecina del casco y miembro de esta comunidad. Sus integrantes cambiarán los hábitos de consumo sin estar tan pendientes de los tramos horarios. “Hasta ahora ponía la lavadora o el lavavajillas por las noches y ahora lo pondré durante el día. Aunque por la noche sea más barato, por el día será gratis”, subraya su presidente.
Ese mismo fin persiguen los ocho conventos de Toledo que ya forman parte de la comunidad y que aglutinan a unas 130 religiosas. “Hay conventos que pagan más de 1.500 euros de luz al mes”, recuerda Francisco Rodríguez, presidente de la Asociación de Amigos de los Conventos de Toledo, que ha ayudado a estas congregaciones con todo el papeleo y que esgrime los pocos conocimientos en materia energética que suelen tener sus moradoras. “Son conventos que no han actualizado los contratos, con calefacciones rudimentarias y toda su gestión energética se ha ido deteriorando a lo largo de los años. Es un impulso que va también en línea con la inquietud que tienen por el medio ambiente”, precisa Rodríguez. “Creemos que esto puede ayudar a aminorar los gastos ordinarios y extraordinarios que estos edificios tienen debido a su antigüedad”, agrega.
Iniciativa pionera
La empresa encargada de la instalación de las placas solares —seleccionada por los propios vecinos entre las ofertas recibidas— ultima estos días la colocación de los primeros paneles en la cubierta de la pista de patinaje de la Escuela Central de Gimnasia, una de las dos cedidas por el Ayuntamiento, junto a la situada en la piscina cubierta del complejo deportivo del Salto del Caballo.
La experiencia ha llamado la atención de muchas otras ciudades —con entornos protegidos y sin ellos— que quieren imitar el ejemplo de Toledo. Hasta entonces, ciudades como Úbeda, Ávila, Segovia o Alcalá de Henares permiten la instalación de estos paneles con restricciones en su color, reflectancia y ubicación, y nunca en espacios visibles desde el exterior de las viviendas, miradores o bienes patrimoniales.
“Tenemos en lista de espera más de 50 solicitudes”, recuerda el promotor de la iniciativa, convencido de que una vez esté en marcha, y los resultados sean palpables, provocará un efecto llamada. El alcalde de Toledo, Carlos Velázquez, ensalzaba el pasado mes de mayo la iniciativa, que enmarca en las medidas del bipartito de PP y Vox para hacer más habitable el casco histórico y fijar población en un barrio aquejado por la turistificación y la escasez de servicios. “Es evidente que vivir en el Casco sigue teniendo más desventajas que ventajas, y una de ellas era no poder beneficiarte de las energías renovables para reducir la factura de la luz y la huella de carbono. Llevamos dos años trabajando para mejorar la vida de los vecinos del barrio, que no se marche ninguno y que vengan más”, defendió Velázquez."
( José C. Rejas , El País, 02/07/25)
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