9.9.25

Nada que España y su gobierno puedan hacer va a parar el genocidio palestino. Esa no debería ser la cuestión. La verdadera cuestión reside en si las medidas anunciadas por el gobierno español pueden o no ayudar en algo a aliviar la agonía de los gazatíes y mellar la impunidad que protege al criminal el ejecutivo israelí... La respuesta es sí... Que uno de los grandes estados de la Unión Europea señale de manera directa el genocidio y al genocida, aumente la ayuda directa a sus víctimas, blinde el soporte legal del embargo de armas o limite la logística de los socios del genocida es un pequeño paso para el ejecutivo español, pero puede convertirse en un gran paso para la UE si se conforma el consenso de mínimos que la Unión necesita urgentemente para pasar de las condenas y la retórica a los hechos y las decisiones... Los grandes consensos siempre empiezan con acuerdos pequeños... No se puede obligar a Alemania o a Italia a que rompan relaciones con Israel, pero si se puede llevarlos a quedarse sin razones para no blindar el embargo armamentístico o suspender las ventajas comerciales y políticas del acuerdo de asociación con Israel... Netanyahu lo intuye y por eso se ha lanzado a avisar al resto de las cancillerías europeas de la tempestad de lodo y odio que está dispuesto a provocar. Puede que no sea mucho, pero es algo y algo es lo que necesitamos ahora mismo para salir de la trampa de lamentaciones e inacción donde Europa se ha metido (Antón Losada)

 "La verdadera cuestión reside en si las medidas anunciadas por el gobierno español pueden o no ayudar en algo a aliviar la agonía de los gazatíes y mellar la impunidad que protege al criminal el ejecutivo israelí. La respuesta es sí

Sánchez anuncia una ley para imponer el embargo de armas a Israel

Frente al crimen de guerra continuado que Benjamín Netanyahu, su gobierno y su ejército perpetran a diario en Gaza, todo cuanto no sea parar ya el genocidio siempre parecerá y será poco. El gobierno español podía haber adoptado quince medidas en vez de nueve, o podía haber llamado a consultas al embajador, o podía haber roto relaciones diplomáticas con Israel. Ninguna de esas decisiones habría detenido el exterminio sistemático ejecutado a diario en el campo de concentración al aire libre más grande del mundo; exactamente igual que las nueve medidas adoptadas por Pedro Sánchez tampoco van a detener el genocidio palestino. 

Nada que España y su gobierno puedan hacer va a pararlo. Esa no debería ser la cuestión. La verdadera cuestión reside en si las medidas anunciadas por el gobierno español pueden o no ayudar en algo a aliviar la agonía de los gazatíes y mellar la impunidad que protege al criminal el ejecutivo israelí. 

La respuesta es sí. Hay medidas que suponen una mejora cuantificable de nuestro compromiso de ayuda directa a los palestinos. La reacción fulminante y desabrida de Netanyahu mide la amenaza que perciben para la falta de consecuencias de sus excesos criminales. Todo lo que sea retirar del terreno a aquellos gobiernos y organizaciones dispuestos a movilizarse para contribuir como sea contra el proyecto genocida sería hoy una victoria para el primer ministro israelí; si algo no quiere son testigos,

Que uno de los grandes estados de la Unión Europea señale de manera directa el genocidio y al genocida, aumente la ayuda directa a sus víctimas, blinde el soporte legal del embargo de armas o limite la logística de los socios del genocida es un pequeño paso para el ejecutivo español, pero puede convertirse en un gran paso para la UE si se conforma el consenso de mínimos que la Unión necesita urgentemente para pasar de las condenas y la retórica a los hechos y las decisiones. Ahí residen la auténtica responsabilidad y la exigencia irrenunciable que deben asumir el gobierno de España y su presidente. 

Los grandes consensos siempre empiezan con acuerdos pequeños. No se trata de acallar nuestra conciencia con decisiones que nos permitan decirnos a nosotros mismos que ya hemos cumplido. El objetivo ha de ser salvar Gaza y rescatar a los palestinos con decisiones incómodas que le compliquen la vida a los demás y les obliguen a tomar sus propias decisiones incómodas. No se puede obligar a Alemania o a Italia a que rompan relaciones con Israel, pero si se puede llevarlos a quedarse sin razones para no blindar el embargo armamentístico o suspender las ventajas comerciales y políticas del acuerdo de asociación con Israel. 

Netanyahu lo intuye y por eso se ha lanzado a avisar al resto de las cancillerías europeas de la tempestad de lodo y odio que están dispuestos a provocar. Puede que no sea mucho, pero es algo y algo es lo que necesitamos ahora mismo para salir de la trampa de lamentaciones e inacción donde Europa se ha metido a base de grandes palabras y declaraciones."

(Antón Losada, eldiario.es, 08/09/25) 

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