Con el paro y esa lenta recuperación, los problemas en el sector financiero son inevitables, y Europa ha hecho poco o nada por tener un mecanismo claro de reestructuración de la deuda para cuando llegue el momento". (...)
"Los primeros problemas sociales se están empezando a ver: los riesgos geopolíticos no van a dejar de crecer en los próximos meses.
Eso, a fin de cuentas, es lo que suele ocurrir históricamente cuando a una crisis financiera se le suma una crisis económica de estas dimensiones, especialmente en zonas geográficas donde además hay carencias de todo tipo y, sobre todo, grandes desigualdades. Atentos a las desigualdades porque van a dar tremendos quebraderos de cabeza". (...)
Rogoff. Los problemas derivados del altísimo endeudamiento público y privado no van a desaparecer rápidamente: no hay por qué tener tanta prisa, las dificultades derivadas de la montaña de deuda acumulada están aquí para quedarse durante mucho tiempo.
Gobiernos y mercados están mirando a 2011, pero lo realmente preocupante no es este año sino el próximo lustro, prácticamente la próxima década: algunos países van a tener que hacer algo, y pronto, para que no veamos graves problemas o al menos un larguísimo estancamiento.
Va a haber muchos periodos de volatilidad, porque así son las poscrisis con alto endeudamiento: los shocks pequeños se amplifican. Eso para los países desarrollados. Para los emergentes, ahí está de nuevo la inflación y el fantasma de una nueva burbuja.
Y para todo el mundo -y eso vale, desde luego, también para países como Estados Unidos y España- tal vez la mayor amenaza son las tensiones políticas, las crisis sociales, de las que hemos visto sólo el principio.
Los beneficios de las multinacionales están creciendo y la participación de los trabajadores en el reparto de la riqueza ha estado cayendo: ése es un problema global. (...)
En lo relativo a la crisis europea, tarde o temprano se verá que Grecia, Portugal e Irlanda difícilmente van a evitar reestructuraciones de sus deudas públicas o privadas.
Una suspensión de pagos -o como vaya a llamarse eso finalmente en cualquiera de sus variantes, como la reestructuración de la deuda con una modificación de los tipos de interés o de los plazos- está próxima e incluso es deseable, si uno atiende a lo que ha ocurrido en crisis similares a lo largo de la historia.
Reinhart. La gente asocia una reestructuración a una debacle, y esa es una visión muy tergiversada. No es el fin del mundo. En Argentina salió mal: en Uruguay funcionó por las mismas fechas.
En Europa pueden ser una solución. Para ello, países como Grecia, Irlanda y Portugal -y no meto a España en esa lista- tienen que jugar con cuatro elementos clave: déficit, crecimiento, tipos de interés y deuda. Hay que encontrar una combinación sostenible: a qué intereses y con qué crecimiento los países con problemas pueden lidiar con sus déficits y sus deudas. (...)
Además, hay un círculo vicioso relacionado con la deuda: las familias tienen los mismos problemas en EE UU, en España o en Reino Unido. El problema del desempleo está relacionado con esos enormes booms de consumo previos a la crisis, financiados con crédito fácil: llega el momento de desendeudarse, eso perjudica la recuperación y por eso el desempleo va para largo." (El País, 06/02/2011, p. 25)
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