4.1.13

El euro sigue firme en la senda de su disolución. Es solo una cuestión de tiempo el que la liquidez del señor Draghi resulte ser un farol

"La promesa de Mario Draghi de “hacer lo que sea necesario” ha sido ampliamente aclamada como un acontecimiento clave. Desde entonces, tanto los mercados como la política sobre el euro han actuado partiendo de la premisa de que la supervivencia del euro está asegurada. Lamentablemente, esa es una hipótesis nada segura. (...)

El problema es que la estrategia política para superar la crisis, con o sin una promesa de liquidez del BCE en apoyo de la deuda pública, está condenada al fracaso. (...)

Un pecado original fue el de no poner a nadie al cuidado del almacén de la gigantesca economía integrada del euro. No se previó gestión alguna de la demanda en los buenos tiempos, ni prestador de última instancia en los malos. 

Previsiblemente, la economía de Eurolandia ha demostrado ser propensa a un prolongado estancamiento de la demanda doméstica y a una conspicua dependencia de las exportaciones para su pobre crecimiento, mientras que la gestión de la crisis lo ha sido mediante el método de ensayo y error; y de errores sin fin, al parecer. (...)
 
Una austeridad fiscal aplicada mecánicamente es contraproducente cuando se inflige a un sector privado que trata de reducir su endeudamiento y sus efectos multiplicadores fiscales son importantes cuando ni las condiciones monetarias ni las exportaciones pueden proporcionar mucho alivio. 

En una persecución simultánea por todo el continente, los países europeos están deflactando el uno al otro sus principales mercados de exportación, confiando implícitamente en sus exportaciones extra-regionales para compensar esas persecuciones suicidas. 

Al forzar el ajuste solamente sobre los países deudores, en los que los excedentes de deuda están naturalmente concentrados, los problemas de solvencia de estos no hacen sino empeorar. Resistiéndose denodadamente al reajuste salarial, Alemania está empujando a sus socios, incluida Francia, a la deuda-deflación.

La reforma estructural no está compensando en absoluto a la estrategia de crecimiento. Funcionó con Alemania, y solo con gran retraso, porque Alemania la hacía por su cuenta mientras la economía mundial estaba fuerte. Alemania necesitó de un gigantesco superávit exterior para poder equilibrar finalmente su presupuesto público. 

Hoy, la economía mundial no está en condiciones de soportar la repetición de ese logro para Eurolandia como conjunto. En resumen, el euro sigue firme en la senda de su disolución. Es solo una cuestión de tiempo el que la liquidez del señor Draghi resulte ser un farol."        ( , El País, 3 ENE 2013)

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