"Una familia que subsiste con la pensión que recibe la madre enferma
de cáncer, un hombre separado, víctima de un ERE, que tenía cotizados 34
años... Todos corren el riesgo de ser desahuciados y se han puesto en
manos de los ciudadanos para tratar de evitarlo.
Fernando Sierra, un
coruñés de 31 años de esos que no se quedan sentados cuando ven un drama
tras otro en la televisión, actúa de intermediario con su página web
debajo del brazo.
Bautizada como Doafund, la plataforma permite realizar
aportaciones que se destinan íntegramente a sufragar las cuotas
hipotecarias impagadas. Granito a granito, en sus dos meses de andadura
han recaudado cerca de 7.000 euros, con los que han evitado que doce
familias pierdan su domicilio de forma inminente.
"Se ven fuera de casa,
así que su agradecimiento es enorme. Nos suelen decir que les hemos
salvado la vida, aunque tampoco es para tanto. Además, los verdaderos
protagonistas son los patrocinadores, que son los que ponen el dinero
necesario", comenta Fernando con modestia.
Quienes se ven al borde del precipicio no lo tienen fácil para
remontar. Con esta iniciativa se trata de concederles algo más de
margen. "El objetivo es dar una ayuda puntual, de pocas cuotas, para que
las familias puedan salir adelante por sí mismas. Se trata de darles
más tiempo cuando ya se les ha agotado", explica el alma pater del
proyecto.
La familia Gradín Álvarez, de Vigo, es un claro ejemplo de
ello. Con el padre en paro y cuatro hijos, uno de ellos dependiente,
tras recibir ayuda ciudadana a través de la web para pagar una de las
mensualidades, han conseguido un subsidio que les permite hacer frente a
su hipoteca.
En el camino no se pierde ni un euro y tampoco hay posibilidad
de que el dinero donado se destine a otro fin que no sea pagar la
hipoteca. Para ello, el responsable de Doafund se encarga de ingresarlo
personalmente.
"Hacemos pagos directos a los préstamos. Si se lo
diésemos a las familias, podrían destinarlo a otras cosas, posiblemente
también necesarias, pero distintas al objetivo perseguido", señala. En
los bancos, la iniciativa, como mínimo, sorprende. "Normalmente
alucinan.
La reacción suele ser muy buena, aunque también hay gente un
poco desagradable. A una de las familias la directora de una oficina le
dijo algo así como qué bonito es el comunismo, ahora que os paguen
también la luz y el agua. En fin, impresentable", censura.
Deben probar su situación Como en toda iniciativa privada,
también en esta sus promotores han empezado perdiendo dinero. "Bastante,
además", precisa Fernando. Su intención es llegar a acuerdos con las
entidades bancarias para que sean ellas quienes asuman los costes,
"implicándose de esta forma en la solución a un problema del que forman
parte". De no lograr su colaboración, tratarán de buscar otras vías.
"El
objetivo prioritario es ayudar a familias, no obtener un beneficio
económico, aunque es cierto que para hacer el proyecto sostenible es
imprescindible ser rentables", reconoce. De momento, ellos apechugan con
todos los gastos, incluido el 1,5% correspondiente a cada transacción.
En el otro lado de la balanza pesa la satisfacción que da el haber
ayudado a cada una de las familias que se han agarrado a esta web como a
un clavo ardiendo. "Cuando se cubrió la primera cuota fue una pasada",
confiesa." (Deia, 21/04/2013)
No hay comentarios:
Publicar un comentario