"El 29 de abril, en la Asamblea de Madrid, Isabel Díaz Ayuso afirmó lo siguiente: “El jueves 12 de marzo mantuve la primera reunión con representantes de la sanidad pública y privada para crear, de manera histórica, un mando único de la sanidad en Madrid, según el cual quedaban bajo las órdenes de la Consejería de Sanidad los 102 hospitales de la comunidad: 34 públicos y 68 privados; es decir, funcionaríamos como un solo hospital, que pasaba a tener 102 sucursales, y así creamos un sistema centralizado de UCI y compras. ¡Esta decisión ha salvado muchas vidas!” [puedes consultar aquí el diario de sesiones].
En realidad, ese mando único “histórico” no consideró necesario que los 68 hospitales privados atendiesen a las personas que vivían en las residencias y caían enfermas. Los datos oficiales de derivaciones hospitalarias a los que ha tenido acceso infoLibre demuestran que todos los traslados de residentes enfermos se hicieron a centros de la red pública de hospitales. En marzo y abril se llevaron a cabo 6.308 derivaciones desde las residencias de la Comunidad de Madrid. Ni una tuvo como destino un centro hospitalario ajeno a la red pública.
Las palabras de Ayuso en la Asamblea son por tanto falsas en lo que se refiere a los residentes, precisamente el colectivo más castigado por la pandemia. Como desveló este periódico, en marzo y abril fallecieron 7.291 mayores en los geriátricos de Madrid sin ser trasladados previamente a un hospital, cifra que equivale al 77% del total de muertes entre los residentes.
infoLibre ha accedido a la información de los 18.895 traslados realizados en los seis primeros meses del año en la Comunidad de Madrid, incluyendo la residencia de origen y el hospital de destino. Son datos oficiales aportados por la Consejería de Sanidad en respuesta a una petición realizada por un periodista de este medio al amparo de la Ley de Transparencia. (...)
Los datos de las derivaciones nos permiten entender cuál era el volumen normal de trabajo antes de la pandemia. Así, en las cuatro semanas del 10 de febrero al 8 de marzo, se realizaron 3.158 traslados de residentes que necesitaban tratamiento hospitalario. Los que atendieron a mayor número de pacientes fueron los hospitales Rey Juan Carlos (360) y Puerta de Hierro Majadahonda (321). Por el contrario, hasta ocho centros recibieron menos de 50 traslados en ese periodo.
Las cuatro semanas siguientes, del 9 de marzo al 5 de abril, fueron las peores para las residencias. Los enfermos se multiplicaron de forma exponencial, así que lo lógico es que también se hubieran disparado los traslados de pacientes desde las residencias a los hospitales. Pero ocurrió exactamente lo contrario: las derivaciones se redujeron hasta 1.995, lo que supone un desplome del 36,8% respecto a las cuatro semanas precedentes.
El frenazo a los traslados fue especialmente intenso entre el 16 y el 30 de marzo. “Los pacientes con sospecha de estar contagiados no son derivables a hospital por criterio de las autoridades sanitarias”, explicaba el 17 de marzo el médico de La Purísima Concepción a los familiares de los residentes, por medio de un escrito que reprodujo este periódico. Y al día siguiente, 18 de marzo, la Consejería de Sanidad aprobó el Protocolo que prohibía trasladar al hospital a mayores de los geriátricos que tuvieran un mayor nivel de dependencia o de deterioro cognitivo. Un documento que firmó digitalmente el entonces director de Coordinación Socio-sanitaria, Carlos Mur, y que ese mismo día se envió por correo a los gerentes y directores médicos de los hospitales de Madrid y a los altos cargos del Gobierno de Ayuso que debían garantizar su aplicación. En los días siguientes, se aprobaron otras tres versiones de ese Protocolo, todas ellas desveladas de forma íntegra por infoLibre. En todas se establecían, con mayor o menor crudeza en el lenguaje, criterios de exclusión para trasladar a determinados enfermos.
¿Qué ocurrió en los 26 hospitales de referencia? Los datos son claros: en 23 de esos 26 hospitales de la red pública se recibieron menos traslados entre el 9 de marzo y el 5 de abril que en las cuatro semanas anteriores. En trece de esos centros la caída fue superior al 40% y en siete llegó a superar el 60%. Los tres únicos centros que incrementaron el número de derivaciones fueron el Clínico San Carlos (pasó de 39 a 62), la Fundación Jiménez Díaz (de 145 a 157) y el hospital de La Princesa (de 66 a 67). Son cifras en todo caso irrisorias en comparación con la tragedia que se estaba viviendo en los geriátricos. Entre esos tres hospitales aceptaron 36 pacientes más en cuatro semanas, mientras que en los otros 23 la reducción de derivaciones se elevó a 1.224. El resultado: 1.224 traslados menos.
¿Y qué hizo exactamente ese mando único “histórico”, en palabras de Ayuso, que había convertido a Madrid en una Comunidad que pasaba a “funcionar como un solo hospital con 102 sucursales”? Pues que las 68 “sucursales” privadas no se dieron por enteradas y el mando único no consideró necesario que atendiesen a ningún mayor.
Ninguno de los 68 hospitales de la red privada recibió traslado alguno con pacientes de residencias. La única aportación en esas semanas críticas a la red pública ya existente fue el bautizado por Ayuso como “hospital milagro” del Ifema. Como ya desveló infoLibre hace dos semanas, el milagro pasó de largo en el caso de los geriátricos: el hospital de campaña atendió exactamente a 23 residentes en las seis semanas que estuvo operativo. Una cifra que equivale al 0,22% de los 10.298 mayores que vivían en geriátricos y dieron positivo en covid-19 en marzo y abril. 470 de las 472 residencias operativas no pudieron trasladar ni a una persona al Ifema. Los otros dos centros enviaron en total a 23 pacientes: 12 la residencia Monteverde, de Villaviciosa de Odón, y 11 la Sol Salud, de Collado Villalba. Los 23 fueron enviados al Ifema el mismo día: el 27 de marzo, seis días después de su inauguración. Después, nada.
Mientras la red hospitalaria pública colapsaba –sin género de duda en lo que respecta a la atención de los geriátricos– y el “hospital milagro” acogía exactamente a 23 residentes, cientos de mayores morían cada día. El 5 de abril habían perdido la vida ya 4.470 personas que vivían en residencias y varios miles más habían empeorado de forma tan grave que estaban a punto de fallecer en sus centros, de forma que el 12 de abril ya eran 7.141 los muertos. (...)
Los datos son claros y contundentes: en lo que respecta a los mayores de las residencias, el 70% del total
de víctimas con covid-19 en la Comunidad de Madrid, la colaboración
público-privada de la que tanto presume el Gobierno madrileño no sirvió
de nada. Su aportación fue exactamente cero en lo que se refiere a la atención hospitalaria. (...)" (Manuel Rico, InfoLibre, 19/08/20)
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