4.4.22

Michael Roberts: el banco central de Ghana anunció la mayor subida de los tipos de interés de su historia, con el fin de frenar una inflación galopante que amenaza con crear una crisis de deuda en una de las mayores economías de África Occidental... las deudas de los países del Sur Global con los inversores extranjeros y las instituciones financieras se han acelerado durante la pandemia del COVID y el "alivio de la deuda" no ha sido tal. Ahora, el conflicto de Ucrania está aumentando el riesgo de impagos y de recesión económica para estos países, a medida que la inflación se dispara, los tipos de interés suben y el crecimiento económico se reduce... los países en desarrollo recibieron un total de 1,3 tn de dólares, incluyendo toda la ayuda, la inversión y los ingresos procedentes del extranjero. Pero ese mismo año salieron de ellos unos 3,3 tn de dólares. En otras palabras, los países en desarrollo enviaron al resto del mundo 2tn más de lo que recibieron... ¿Cuál es la respuesta? Bueno, la más obvia a nivel mundial es cancelar las deudas de todos los países pobres... Luego están las soluciones nacionales. En primer lugar, los gobiernos deben establecer controles de capital para detener el flujo imprudente de capital especulativo que destruye las monedas nacionales y provoca crisis financieras... la única forma en que los países pobres pueden reducir su explotación por parte de las multinacionales y las finanzas internacionales es mediante el control estatal de sus sectores bancarios y estratégicos de sus economías. Esto, por supuesto, es un anatema para el capital internacional

 "La semana pasada, el banco central de Ghana anunció la mayor subida de los tipos de interés de su historia, con el fin de frenar una inflación galopante que amenaza con crear una crisis de deuda en una de las mayores economías de África Occidental.  El Banco de Ghana elevó su principal tasa de préstamo en 250 puntos básicos, hasta el 17%, ya que la inflación al consumidor alcanzó el 15,7% interanual en febrero, la más alta desde 2016. La guerra en Ucrania probablemente empeore las cosas. Ghana importa casi una cuarta parte de su trigo de Rusia y alrededor del 60% de su mineral de hierro de Ucrania.

Ghana es solo un ejemplo de la tensión económica que sufren las pequeñas economías de bajos ingresos de todo el mundo por la inflación de los alimentos y la energía, el aumento de los tipos de interés y la fortaleza del dólar.  Sri Lanka, la nación insular situada en la costa sureste de la India, ha iniciado conversaciones con el FMI para obtener un paquete de "alivio de la deuda", después de que las protestas por el agravamiento de la crisis económica obligaran al gobierno de Gotabaya Rajapaksa a dar un giro en su política.  Sri Lanka lleva meses enfrentándose a un dolor económico creciente, ya que sus agotadas reservas de divisas han provocado escasez de importaciones y combustible, apagones y una inflación de dos dígitos.  Este año tiene que pagar la deuda y los intereses por valor de unos 7.000 millones de dólares, frente a unas reservas de divisas utilizables de tan sólo 500 millones de dólares.

Sri Lanka es el mayor emisor de bonos de alto rendimiento de Asia, y se endeudó mucho en los años posteriores al final de su guerra civil de 2009. Nunca ha dejado de pagar.  Pero parecía que iba a hacerlo antes de recurrir al FMI.  Alrededor de un tercio de su deuda se debe a tenedores de bonos internacionales, mientras que otros grandes acreedores son países como China e India. Se espera que se cierre una línea de crédito de 1.000 millones de dólares con India. E incluso con el dinero del FMI, es probable que tenga que dejar de pagar y "reestructurar" sus deudas con los acreedores.

Al hacerlo, Sri Lanka se unirá a países como Surinam, Belice, Zambia y Ecuador que ya han dejado de pagar sus deudas durante la pandemia.  También Pakistán está al borde del impago, con su gobierno de Imran Khan obligado a convocar elecciones.  

Egipto también ha pedido ayuda al FMI, mientras el país lucha por capear el impacto económico de la invasión rusa en Ucrania. Egipto es la nación más poblada del mundo árabe y se ha "beneficiado" de anteriores préstamos y programas del FMI. En 2016 obtuvo un préstamo de 12.000 millones de dólares a lo largo de tres años tras una crisis de divisas que lo paralizó al salir de la agitación política que siguió a su revolución de 2011. También recibió 8.000 millones de dólares en 2020 para hacer frente al impacto de la pandemia, lo que le convierte en uno de los mayores prestatarios del FMI después de Argentina. En el momento del acuerdo de 2016, devaluó la moneda, que perdió la mitad de su valor frente al dólar.  Los inversores en deuda extranjera también han retirado miles de millones de dólares de Egipto en los últimos meses, lo que ha aumentado la presión sobre su moneda.

Ya lo he planteado antes, y tanto el FMI como el Banco Mundial lo han advertido, muchos países están saliendo de la depresión de la pandemia de COVID con un gran exceso de deuda que podría paralizar sus economías si son obligados por los acreedores, tanto privados como públicos, a pagar.  Y aunque muchos de estos países son pequeños en tamaño de PIB, son enormes en población.  La base de datos de la deuda del FMI muestra que el volumen de la deuda externa de los países de renta baja y media en 2020 aumentó, en promedio, un 5,6%, hasta los 8,7 billones de dólares. Sin embargo, para muchos países el aumento fue de dos dígitos. 

El saldo de la deuda externa de los países que pueden acogerse a la Iniciativa de Suspensión del Servicio de la Deuda (DSSI) del Grupo de los Veinte (G-20) aumentó, de media, un 12 por ciento, hasta los 860.000 millones de dólares, y en algunos de ellos un 20 por ciento o más.  Y esa iniciativa de deuda, que sólo suspende los pagos de las deudas durante unos años, ha llegado a su fin.

El servicio de la deuda combinado pagado por los países elegibles para el DSSI en 2020 sobre la deuda externa pública y con garantía pública, incluido el FMI, ascendió a 45.200 millones de dólares, de los cuales el principal representó 31.100 millones y los intereses 14.100 millones. El servicio de la deuda en 2020 comprendía 26.400 millones de dólares (58%) pagados a acreedores oficiales bilaterales y multilaterales y 18.800 millones de dólares (42%) a acreedores privados, es decir, tenedores de bonos, bancos comerciales y otras entidades privadas.  Muchos países pequeños tienen niveles de deuda externa muy superiores al 100% del PIB anual.

Antes del inicio de la invasión rusa de Ucrania, el impacto de la pandemia sobre el gasto y los ingresos públicos de los países de bajos ingresos había producido un aumento de su endeudamiento soberano bruto equivalente a cerca del 25% de su PIB.

Los flujos de capital hacia los países más pobres del mundo por parte del núcleo imperialista han ido disminuyendo desde el final de la Gran Recesión, otro indicador del declive de la globalización.  En 2011, 1,3 billones de dólares entraron en el "Sur Global" desde el Norte Global.  En 2020, esa cifra anual se había reducido a 900.000 millones de dólares, un 30% menos.  Y recordemos que más de la mitad de los flujos financieros hacia el Sur Global van a parar a China.  Excluyendo a China, la caída de los flujos de capital hacia los países más pobres es aún mayor. (...)

Los acreedores privados (fondos de inversión, etc.) han reducido sus inversiones en bonos del Estado y de empresas de los países pobres y los bancos internacionales han dejado de conceder préstamos.  Gran parte de los flujos de capital hacia estos países pobres ni siquiera se destinaron a inversiones productivas, sino simplemente a cubrir deudas anteriores o a la especulación de los inversores extranjeros en los mercados financieros locales.  La inversión extranjera directa (IED) ha caído de 600.000 millones de dólares en 2011 (o cerca del 40% de todos los flujos de capital) a 434.000 millones de dólares en 2020.  Se podría argumentar que las inversiones financieras de las multinacionales extranjeras y los especuladores de inversiones es lo último que necesitan estos países.  Pero si los capitalistas extranjeros están reduciendo sus inversiones, ¿qué es lo que va a sustituirlas, ya sea para la inversión productiva en estas economías pobres o simplemente para cubrir los pagos de la deuda existente?  La respuesta es el dinero del FMI y del Banco Mundial con todo tipo de condiciones; y el aumento de las remesas de quienes abandonaron sus países y obtuvieron empleos e ingresos trabajando en el extranjero.  (...)

En resumen, las deudas de los países del Sur Global con los inversores extranjeros y las instituciones financieras se han acelerado durante la pandemia del COVID y el "alivio de la deuda" no ha sido tal.  Ahora, el conflicto de Ucrania está aumentando el riesgo de impagos y de recesión económica para estos países, a medida que la inflación se dispara, los tipos de interés suben y el crecimiento económico se reduce.

Las transferencias netas de recursos financieros de los países en desarrollo a los desarrollados superan con creces la compensación de los flujos netos de ayuda al desarrollo (AOD) a los países en desarrollo, que en promedio son inferiores a 100.000 millones de dólares al año En 2012, último año de datos registrados, los países en desarrollo recibieron un total de 1,3 tn de dólares, incluyendo toda la ayuda, la inversión y los ingresos procedentes del extranjero. Pero ese mismo año salieron de ellos unos 3,3 tn de dólares. En otras palabras, los países en desarrollo enviaron al resto del mundo 2tn más de lo que recibieron. Si consideramos todos los años desde 1980, estas salidas netas suman un sorprendente total de 16,3 billones de dólares.

¿Cuál es la respuesta?  Bueno, la más obvia a nivel mundial es cancelar las deudas de todos estos países pobres.  Basándose en la cantidad que sus gobiernos destinan al pago de la deuda que sale del país, la Campaña Jubileo de la Deuda estima que la población de 54 países vive actualmente en crisis de deuda, frente a los 31 de 2018 y los 22 de 2015. Además de los 54 países en crisis de deuda, la Campaña Jubileo por la Deuda estima que 14 países están en riesgo de una crisis de deuda pública o privada, 22 en riesgo de sólo una crisis de deuda del sector privado, y 21 sólo una crisis de deuda del sector público.

Luego están las soluciones nacionales.  En primer lugar, los gobiernos deben establecer controles de capital para detener el flujo imprudente de capital especulativo que destruye las monedas nacionales y provoca crisis financieras.  Los controles de capital también son necesarios para acabar con los flujos de capital ilícitos y delictivos.  La organización estadounidense Global Financial Integrity (GFI) calcula que los países en desarrollo han perdido un total de 13,4 billones de dólares a través de la fuga de capitales no registrada desde 1980.
GFI

Incluso el FMI ha admitido que los controles de capital deberían ser un arma a disposición de un gobierno nacional para proteger sus activos financieros y los ahorros de los hogares de la liquidación de activos y la fuga de capitales de individuos y empresas ricas.  El FMI dice ahora que los países deberían tener "más flexibilidad para introducir medidas que se sitúen en la intersección de dos categorías de herramientas: las medidas de gestión de los flujos de capital (MFC) y las medidas macroprudenciales (MPM)".  Y los controles podrían "aplicarse de forma preventiva, incluso cuando no haya un aumento de las entradas de capital, al conjunto de herramientas políticas".

En última instancia, la única forma en que los países pobres pueden reducir su explotación por parte de las multinacionales y las finanzas internacionales es mediante el control estatal de sus sectores bancarios y estratégicos de sus economías.  Esto, por supuesto, es un anatema para el capital internacional."          
          (Michael Roberts, Brave New europe, 03/04/22; traducción DEEPL)

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