"De pronto, una esperanza entre el cúmulo de malas noticias sobre la inflación. El dato de precios de julio en Estados Unidos, bastante mejor de lo previsto, y la moderación del petróleo y otras materias primas clave en el engranaje de la economía mundial —por ejemplo, el cobre o el trigo— han dado rienda suelta a una retórica algo menos pesimista sobre el mayor elemento de preocupación económica de estos días. Y ofrece, también, un arsenal de argumentos para quienes sostienen que esta erupción inflacionista es un animal que poco tiene que ver con el que sacudió al mundo en la década de los setenta, y que el aterrizaje suave —esto es: contención de precios sin necesidad de una recesión de caballo— es posible.
Las primeras señales de distensión en meses son alentadoras. Pero lanzar las campanas al vuelo es todavía muy arriesgado: la batalla sin cuartel contra la inflación tiene mejores trazas que hace unas semanas, pero con la tasa interanual aún en doble dígito en varios países —entre ellos España— hay muchos elementos para pensar que la evolución anterior a la pandemia sigue muy lejana. Y que, a medio e incluso a largo plazo, el paradigma de una inflación congelada que imperó en la segunda mitad de la década pasada es historia.
¿Estamos, entonces, ante el principio del final de los precios descontrolados, al menos en su versión más extrema? “La niebla de la incertidumbre no se despejará hasta dentro de varios meses más, pero esto no debe impedir que se reconozcan estos pequeños pasos”, escribía Bob Schwartz, de Oxford Economics, en un análisis exprés tras conocerse la reciente moderación de los precios en EE UU. Con toda la precaución necesaria, un innovador modelo de la consultora británica valiéndose de la inteligencia artificial apunta a que tanto la UE como Japón seguirán los pasos de la primera potencia mundial y alcanzarán el pico del actual ciclo inflacionista en la segunda mitad del año.
“Todas las señales son más positivas que hace unas semanas, y seguimos sin ver ninguna espiral de precios-salarios”, sintetiza Xosé Carlos Arias, catedrático de Política Económica de la Universidad de Vigo. “Es un momento clave para doblegar la curva y llegar a principios de 2023 con tasas más cercanas al objetivo: cuanto más tardemos en controlarla, más riesgo hay de que se despierte una ola de fuerte conservadurismo económico, como ha sucedido siempre en la historia”.
Las novedades en los mercados de materias primas, especialmente en el petróleo, “son buenas noticias, como también lo es la mejora en el mercado global de bienes”, subraya Martín Uribe,
profesor de Economía en la Universidad de Columbia, que pide, sin
embargo, más acción al BCE y que siga la estela de la Reserva Federal
(Fed), con subidas más aceleradas en los tipos de interés. “Las
preocupaciones que teníamos en julio no se han aliviado; no creo que las
expectativas hayan variado en lo fundamental”, sintetizaba este jueves
una de las voces con más peso en el Banco Central Europeo (BCE), la
alemana Isabel Schnabel, en una entrevista con Reuters. Unas
palabras que suenan, sobre todo, a mensaje a navegantes para quienes
creen que el instituto emisor podría levantar el pie del acelerador por
la caída del crudo: en septiembre habrá un nuevo aumento en el precio
del dinero. La Fed también se ha mostrado inflexible. (...)" (Ignacio Fariza , Álvaro Sánchez , El País, 19/08/22)
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