6.10.25

Los defensores de la estrategia de acabar con las pensiones públicas no pueden proponer directamente acabar con las pensiones públicas... saben perfectamente desde finales de los años 80 del siglo pasado que la gente aprecia las pensiones. Porque la gran mayoría de la gente, si no tuviera pensión, no podría vivir. La gente sabe que para ella las pensiones públicas son fundamentales. Y sabe además que a lo largo de su vida laboral no van a poder ahorrar todos los meses 300, 400, 500 euros... ¿Qué hacen? Ir minando el sistema de pensiones públicas, haciendo que se agote por sí mismo y por supuesto haciéndole creer a la gente que no va a poder haber pensiones públicas en el futuro. Y es una estrategia que cala... Desde que los trabajadores pidieron su primer derecho laboral, la jornada de 8 horas, la existencia de un seguro, el descanso en los domingos, el subsidio de desempleo, la salud pública, en fin, cualquiera de esos derechos, siempre, siempre, siempre, siempre, absolutamente siempre, se ha dicho que eso era insostenible porque no se podía financiar. Eso es una mentira, es un fraude, es un engaño, es una estafa intelectual que mantienen reiteradamente quienes defienden una sociedad y una economía basada exclusivamente en el lucro y basada en la apropiación del ingreso de los demás... La sostenibilidad de las pensiones es tan viable como puede ser la sostenibilidad del Ejército o de la Administración de Justicia. ¿Por qué nadie se plantea si es sostenible el gasto en Administración de Justicia o en ejército o en cualquiera de estos conceptos? Lo que hay detrás de todo este discurso es el interés del sector financiero por apropiarse del ahorro de los trabajadores, que es un botín billonario... La sostenibilidad de un sistema de pensiones públicas no depende solo de la proporción que haya entre trabajadores, cotizantes y pensionistas, sino de otras variables más, fundamentalmente de la productividad y básicamente del tamaño de la tarta. Entonces, afirmar que no se van a poder financiar las pensiones públicas equivale a decir que dentro de 20, 30 o 40 años la producción, la tarta que va a haber en nuestras economías, va a ser más pequeña que la de ahora. Lo cual es algo absolutamente inaceptable y solamente creíble por los ingenuos o por los estafadores intelectuales (Juan Torres López)

"(...) Pregunta. Le toca el paso a la jubilación tras años como catedrático de la Universidad de Sevilla. ¿Cómo lo lleva?

Respuesta. Para mí, la jubilación es un privilegio porque me permite seguir haciendo lo que yo he hecho toda mi vida, lo que me ha gustado, que es estudiar y divulgar lo que estudio. Y ahora tengo más tiempo porque, de alguna manera desaparecen, algunas obligaciones formales. Echaré de menos dar clase porque siempre el contacto con la gente joven te rejuvenece mucho y a mí particularmente siempre me ha gustado.

Poder jubilarse es un privilegio y es una muestra además de una sociedad solidaria. Y por eso la posibilidad de que las personas se puedan jubilar gracias a la solidaridad de otras es algo que choca tanto en una economía y en una sociedad dirigidas exclusivamente por el ánimo de lucro.

P. Aprovecho entonces para preguntarle. ¿Es sostenible mantener las jubilaciones?

R. Desde que los trabajadores pidieron su primer derecho laboral, la jornada de 8 horas, la existencia de un seguro, el descanso en los domingos, el subsidio de desempleo, la salud pública, en fin, cualquiera de esos derechos, siempre, siempre, siempre, siempre, absolutamente siempre, se ha dicho que eso era insostenible porque no se podía financiar. Eso es una mentira, es un fraude, es un engaño, es una estafa intelectual que mantienen reiteradamente quienes defienden una sociedad y una economía basada exclusivamente en el lucro y basada en la apropiación del ingreso de los demás.
La sostenibilidad de las pensiones es tan viable como puede ser la sostenibilidad del Ejército, de la Administración de Justicia, de las carreteras o de cualquiera de los bienes y servicios que son necesarios para que la sociedad se mantenga y progrese. ¿Por qué nadie se plantea si es sostenible el gasto en Administración de Justicia o en ejército o en cualquiera de estos conceptos? Lo que hay detrás de todo este discurso es el interés del sector financiero por apropiarse del ahorro de los trabajadores, que es un botín billonario. Nunca mejor dicho lo de botín. Entonces, desgraciadamente, tienen un poder mediático y académico muy grande y son capaces de difundir una mentira que no se sostiene ni analítica ni empíricamente.
La sostenibilidad de un sistema de pensiones públicas no depende solo de la proporción que haya entre trabajadores, cotizantes y pensionistas, sino de otras variables más, fundamentalmente de la productividad y básicamente del tamaño de la tarta. Entonces, afirmar que no se van a poder financiar las pensiones públicas equivale a decir que dentro de 20, 30 o 40 años la producción, la tarta que va a haber en nuestras economías, va a ser más pequeña que la de ahora. Lo cual es algo absolutamente inaceptable y solamente creíble por los ingenuos o por los estafadores intelectuales.

P. Pues está en la calle que resultará insostenible, y que si no fuera este Gobierno, quizás será el siguiente o el posterior, el que acabe subiendo la edad de jubilación a los 70 años.

R. Aquí convergen varios planteamientos. Una cosa es la edad de jubilación. Yo siempre he defendido que la edad de jubilación fuera flexible, siempre y cuando fuera también libre, porque no puede ser que sea flexible y obligada, ¿no? No es igual el desgaste físico e intelectual que tienen un profesor de universidad y un obrero de la construcción, por ejemplo, o un minero. Teniendo en cuenta que la esperanza de vida aumenta, quizá podría ser razonable que haya profesiones que tengan una vida laboral más larga. Francamente hablando, yo creo que estoy en condiciones de haber seguido unos años dando clase y contribuyendo a la vida universitaria.

Eso por una parte. Por otra, es que lo que quieran es, como he dicho, acabar con las pensiones públicas y particularmente con el principio de solidaridad. Y sobre todo lo hacen a base de mentiras. El problema es que saben perfectamente desde finales de los años 80 del siglo pasado que la gente aprecia las pensiones. Porque la gran mayoría de la gente, si no tuviera pensión, no podría vivir. La gente sabe que para ella las pensiones públicas son fundamentales. Y sabe además que a lo largo de su vida laboral no van a poder ahorrar todos los meses 300, 400, 500 euros. Y además, si ya se informan un poquito más, pues también saben que aunque pudieran ahorrar ese dinero, creer que en los próximos 30 o 40 años no va a haber ninguna crisis financiera ni ningún proceso de inflación, ni ningún problema que haga que las finanzas se vengan abajo y que pierdan esos ahorros… Y como la gente lo sabe, los defensores de la estrategia de acabar con las pensiones públicas no pueden proponer directamente acabar con las pensiones públicas.

¿Qué hacen? Ir minando el sistema de pensiones públicas, haciendo que se agote por sí mismo y por supuesto haciéndole creer a la gente que no va a poder haber pensiones públicas en el futuro. Y es una estrategia que cala. Financiando estudios que de vez en cuando vemos, diciendo en el año 2025, en el año 2030, ya no habrá pensiones, no habrá dinero, que estarán en crisis, que habrá déficit. Eso lo vienen diciendo desde hace 30 años. Y no han acertado nunca. Nunca aciertan, pero siempre les prorrogan los informes a los mismos economistas que no aciertan. La cosa tiene su mérito. Imagínense a un ingeniero que una empresa le encarga un puente y se le cae tres, cuatro, cinco veces, pero le vuelven a contratar cada vez. ¿A que eso es inimaginable? Pues los bancos y los fondos de inversión contratan a los mismos economistas que se equivocan en sus proyecciones sobre el futuro de las pensiones públicas una vez detrás de otra. ¿Por qué? ¿Porque quieren que publiquen la verdad o porque lo que quieren es que publiquen un escenario catastrófico para engañar a la gente? Esto es blanco, lo da una vaca y lo meten en un tetrabrick. Esto es un fraude. (...)"

(Entrevista a Juan Torres López, Pablo Fdez. Quintanilla , SUR, 04/10/25)

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