29.5.08

Y nadie canta por la calle

“El suyo es un amor imperecedero (a la música), mamado de cuando su madre fregaba murmurando una melodía y el padre canturreaba al batir la tierra con un arado. (…)

Le apena que sus hijos, Nicolás y Salomé, apenas practiquen el arte de la melodía, pero asume que tal carencia es característica del momento. "Nunca se consumió tanta música ni se cantó tan poco", anota como el sociólogo que fue en sus años de La Sorbona. "La cadena se rompió cuando los hombres dejaron la azada por los tractores y la cosechadora. El ruido de aquellos motores apagó la voz". (AMANCIO PRADA: "La voz se apagó cuando se cambió la azada por tractores". EL País, Ed. Galicia, Última, 27/05/2008)

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