El principal prestamista de Estados Unidos era China. Se daba la escandalosa anomalía de que este país pobre (pese a su rápido crecimiento), con una renta por habitante de unos 1.800 euros, financiara masivamente al país más rico del mundo. Esto se debía a que de nuevo había aquí intervención estatal para evitar el normal funcionamiento de los mercados. Los chinos financiaban la orgía consumista y bélica de Estados Unidos para no revaluar su moneda, que hubiera sido la consecuencia lógica de su gigantesco superávit comercial. Para mantener a sus trabajadores ocupados, China tenía que vender a precios muy competitivos; invirtiendo en dólares su superávit, mantenía el yuan bajo y el dólar alto, con lo que su competitividad se sostenía.
Así, bloqueando los mecanismos de mercado cuyas consecuencias les resultaban desagradables (reducción del consumo estatal y privado en Estados Unidos, amenaza al empleo industrial en China), los Gobiernos de ambos países estaban cebando una bomba que tarde o temprano tenía que estallar. La osadía de ciertos banqueros y agentes de Bolsa estadounidenses hicieron el resto.
Aunque a regañadientes, Europa se vio arrastrada al peligroso jueguecito: ante los bajos tipos de interés norteamericanos, el Banco Central Europeo no podía subir los suyos, para no elevar la cotización del euro, poniendo en peligro la competitividad de la industria. Cuando Jean-Claude Trichet se resistía a bajar los tipos se le criticaba acerbamente. Y así Europa también se deslizó por el vertiginoso tobogán de los bajos intereses.
Con el Euríbor por los suelos todo el mundo podía comprarse una casita, e incluso un castillo en España. Y también aquí los órganos de intervención miraron para otro lado e hicieron gala de indulgencia benévola ante una euforia económica que prometía un gran éxito en las cercanas elecciones, pese a las advertencias en estas páginas (21-02-2004) del hoy gobernador del Banco de España." (GABRIEL TORTELLA: ¿Quién tiene la culpa de la crisis?. El País, ed. Galicia, Opinión, 28/02/2009, p. 27 )
No hay comentarios:
Publicar un comentario