Puede hacerse de varias formas. Una puede ser la de reestructurar las deudas públicas de los Piigs sin reducir la cantidad principal debida, que consiste en ampliar las fechas de vencimiento de las deudas y reducir la tasa de interés de la nueva deuda. Esa solución limita el riesgo de contagio y las posibles pérdidas que las entidades financieras arrastrarían.
Las autoridades deberían examinar la posibilidad de recurrir a las innovaciones usadas en los decenios de 1980 y 1990 para ayudar a los países en desarrollo cargados de deuda. Se podría alentar a los titulares de bonos a que cambiaran los bonos por otros vinculados con el PBI.
Otra forma de convertir en parte la deuda hipotecaria en patrimonio de los accionistas es la de reducir el valor nominal de las hipotecas y aportar los beneficios futuros, en caso de que los precios de las viviendas aumenten a largo plazo, a los bancos acreedores.
Se podrían reducir los bonos bancarios y convertirlos en fondos propios, lo que evitaría la absorción de los bancos por el Estado e impediría que la socialización de las pérdidas de los bancos causara una crisis de la deuda soberana." (Attac Madrid, 30/05/2011, citando a Nouriel Roubini y Stephen Mihm, LA NACION)
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