"España se desmorona, porque la necesidad de reducir el déficit ha
provocado una recesión, una situación en la que nadie se atreve a
consumir, ni los que no pueden porque no llegan a fin de mes –en el
mejor de lo casos—ni los que, con un poder adquisitivo mayor, prefieren
esperar a ver qué sucede.
Todo ello ha dejado una estructura productiva
tenebrosa, con unos cotizantes que se concentran en franjas de edades
muy concretas, entre los 30 y los 55 años. Esa pequeña base no podrá
aguantar por mucho tiempo las exigencias de todo el sistema de la
Seguridad Social.
Pero volvamos sobre el relato de fondo, porque nos ayudará a dibujar
el futuro. España es un buen ejemplo de como un país acaba siendo
víctima del propio sistema económico. No debemos esconder, sin embargo,
las debilidades del país, que, dentro de la zona euro, ha perdido
productividad. Sin embargo, ha sido, como otros países un buen alumno de
una tendencia del sistema económico que se viene produciendo desde los
años setenta. (...)
Por tanto, y si nos centramos en España, el debate ya se debería
centrar en si se paga o no la deuda pública y privada. Si sería
necesario una quita, o una reestructuración, que es un concepto mucho
más elegante.
La reflexión viene a cuento porque los propios alemanes, los expertos
que más influyen en las políticas de la cancillera Angela Merkel, lo
sugieren abiertamente.
La tesis de los alemanes sigue siendo equivocada, pero sólo en parte.
Hans-Werner Sinn, profesor en la Universidad de Munich, presidente del
IFO, y miembro del equipo de asesores del ministro de Economía alemán,
sigue pensando que España se acogió, indebidamente, a esa orgía de
dinero barato, sin pensar mucho en lo que hacía. No parece advertir que
los bancos alemanes tuvieron también mucha responsabilidad en ello. Lo
explica en relación a una posible salida del euro de la propia Alemania.
Pero, y aquí hay que admitir el arrojo de Sinn, el guardián de la
ortodoxia asegura que las restricciones presupuestarias de la zona euro
se deben mantener. Que los eurobonos quedan lejos, y ya veremos. Y que
países como España deben volver a la realidad, una devaluación interna
de gran intensidad, y a sufrir las penalidades.
Sin embargo, constata
que si un país está en quiebra, debe hacerlo saber a sus acreedores.
Debe dejar claro que no puede pagar sus deudas y, por tanto, los
especuladores deben aceptar la responsabilidad por sus decisiones y
dejar de pedir el dinero de los contribuyentes, al comprobar que sus
inversiones acabaron mal.
¿Estamos llegando a esa situación? ¿Le interesa de verdad a Alemania?
La historia enseña que de esas situaciones siempre se acaba saliendo
con esas “reestructuraciones” de deuda. En caso contrario, la agonía
puede durar muchos, muchos años." (Keynes lives in Barcelona, 29/04/2013)
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