7.11.13

Las hipotecas basura del Banco de Santander

"(...) El Banco Santander a través de su filial la financiera Unión de Créditos Inmobiliarios (UCI) captó a miles de familias a través de inmobiliarias y promotores que a pie de obra les ofrecían un subproducto de hipoteca que el banco de Emilio Botín no se atrevía a comercializar en sus oficinas por la toxicidad del producto ya que ni tan siquiera se le puede calificar de sucedáneo. 

Las oficinas del Santander solo sirven para que los hipotecados abran una cuenta donde depositar las cuotas mensuales ya que UCI no está autorizada a recibir depósitos de su clientela. Pregunta: ¿Si la financiera no tiene depósitos de sus clientes, de donde salen los miles de millones de euros que lleva prestados en hipotecas? Respuesta: del mercado financiero. 

La financiera UCI esta autorizada por el Banco de España para que titularice los préstamos hipotecarios que ha otorgado, los “empaqueta” y emite series de cédulas hipotecarias, de ahí sale el dinero: de un carrusel de cédulas que son bendecidas por una sociedad de rating, que cobra del emisor, que las califica como “buenas, bonitas y baratas” a pesar que son cédulas basura.

  La operación se repite una y otra vez. Consecuentemente, si las hipotecas son basura las cédulas hipotecarias que se camuflan en el mercado financiero también lo son.

 En los EE.UU. este tipo de préstamos con garantía hipotecaria fueron conocidos como “hipotecas subprime” que en el momento álgido de expansión de crédito se le concedía al primero que pasara por la calle sin tener en cuenta los requisitos básicos de una elemental solvencia.

 Los bancos que otorgaban este tipo de hipotecas las dirigieron a los clientes con menos garantía de devolver lo prestado, se centraron en emigrantes, empleados con una nomina a precario y dejaron a un lado el requisito antes exigido de que los ingresos destinados al pago de la hipoteca no excediera del 33% por lo que alargaron los años de vigencia. Para tratar de cubrir estas deficiencias les zumbaron un tipo de interés elevado y los cargaron de condiciones dinerarias imposibles de cumplir.

 La ganancia para las entidades financieras que se lanzaron a “fabricar hipotecas basura” estaba en su propia expansión, el hipotecado sería un cliente atrapado al que se le colocaría, forzando las condiciones, un seguro de vida y de hogar vinculado a la hipoteca con la obligatoriedad de domiciliar la nomina.

 La razón suprema, para los bancos, estaba en el propio sistema de la titulación al “empaquetar” las hipotecas en series que contuviera una variedad entre buenas, regulares y malas respecto a su solvencia, pero en subproductos como la UCI la mayoría, por no decir la totalidad, llevan el marchamo de malas al carecer el deudor de solvencia.  

Solo faltó la llegada de la crisis para que el castillo de naipes se viniera a bajo. La cadena de hipotecas se rompió por el eslabón más débil y con peores condiciones contractuales. La “fabricación de hipotecas basura” se sustentaba en que rápidamente se iban a vender el en mercado financiero y poco importaba si el producto estaba contaminado por la carencia de solvencia del deudor.

 El mercado internacional se ha infectado de deuda (de la peor calidad) que se vende y revende y es causa del derrumbe de los principios básicos de la emisión de dinero. (...)"                     (Ataque al poder, 06/11/2013)

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