"El diario británico The Independent lo trae en portada: 3 millones de personas no podrán encender la calefacción en invierno en el Reino Unido.
No podrán pagar la factura de gas y electricidad para calentarse.
Se
teme que esto cueste la vida a 200 personas diarias. Especialmente
ancianos que son quienes lo han denunciado. “Los precios suben, las
temperaturas bajan”, define el periódico.
El neoliberalismo mata. Globalizado, podemos encontrar problemas
comunes en muchos países. También en España hay ya, justo, 3 millones de
pobres y otros muchos en el umbral, con menor población.
Y, como en
todo el mundo desarrollado, el ataque sistemático a los ancianos a
través del recorte de sus pensiones y los repagos farmacéuticos los
sitúa como sector destacado entre las víctimas. Pasa en España. En Gran
Bretaña se quejan. Pero no es éste la única diferencia.
Como aquí, las compañías de suministro de energía han elevado
drásticamente las tarifas. Al punto –dicen allí- de facturar 1.267 euros
anuales por gas y electricidad como media. Y eso porque acaban de
subirlas. ¿Leo bien? ¿Los británicos pagan apenas 100 euros al mes por
ambos suministros? ¿Y sabemos, saben los españoles, que el sueldo medio duplica el nuestro como poco? ¿Qué nos hemos perdido nosotros?
Hay un fuerte debate en el país, además. Las seis mayores compañías
van a comparecer esta semana ante el Parlamento. Se les acusa de haber
actuado como un “cartel” que acuerda y sube precios, se les critica que
evadan impuestos a paraísos fiscales, y se estudia un impuesto especial.(...)" (Rosa María Artal, Attac España, 06/11/2013)
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