19.2.15

En Grecia, como forma de resistencia frente al saqueo, la población ha desarrollado monedas locales. O digitales

"(...) Dos aspectos sobresalen en el actual panorama griego: el desafío frente al poderoso mecanismo de la deuda monetaria que ha obligado a Grecia, desde hace cinco años, a sacrificios inauditos para poder seguir pagando lo que debe y la puesta en marcha de una economía social paralela que sostiene el vivir de los ciudadanos ahí donde no llega la tijera monetaria. 

Sólo así se  preservan los bienes y servicios básicos sustrayéndolos al poder de la ingeniería financiera. (...)

Por ejemplo,  en Grecia, ante la dificultad de cobrar el impuesto extraordinario sobre la propiedad establecido en 2012, el Gobierno decidió que su pago iría adjunto al recibo de la luz de tal modo que se pagaría conjuntamente con ella. 

El resultado ha sido que varios cientos si no miles de ciudadanos/as han visto cómo les cortaban la luz al no pagar unos recibos en los que se incluía el pago de un impuesto que encarecía el recibo pero no tenía nada que ver con ella.

Como forma de resistencia frente a estas medidas la población ha desarrollado formas de desacoplar la producción y reproducción de los bienes y servicios sociales de los dispositivos monetarios. No sólo las redes de clínicas sociales, sino las cooperativas, los bancos de alimentos, los bancos de tiempo, etc. 

En su organización late la vieja idea de saltar el intercambio monetario, ya sea por intercambio directo de los bienes y servicios mismos o introduciendo un cómputo basado en el tiempo y no en el dinero. Estas formas tienen la ventaja de que no permiten acumular y por tanto quedan muchos más ligadas a las necesidades de la población. Inclusive si lo que se intercambia es tiempo; éste es más acumulable que el bien o servicio mismo pero lo es menos que su equivalente monetario.

Aparecen también, con idéntico objetivo, las monedas locales. O las monedas digitales. Hay aspectos todavía por desarrollar en estos procesos pero, cuanto menos, permiten desacoplar la satisfacción de las necesidades de la población de los mercados de capitales y de los mercados financieros, sustrayendo  a su enorme poder el espacio económico de la subsistencia diaria. 

Si en esta nueva coyuntura los poderes públicos apoyan estas formas económicas y las potencian, en vez de vectores de la acumulación de capital se convertirán en impulsores de una economía anticapitalista vinculada a cubrir las necesidades de la población y a mantener unas condiciones de vida dignas.

El jeroglífico monetario macroeconómico se estará diluyendo ante nuestros ojos a la vez que aparecerán formas de una nueva escritura de los asuntos comunes en un alfabeto comprensible para todo el mundo.

En Grecia algunos alcaldes están desarrollando  esta nueva gramática por lo que no sólo se niegan a acatar las exigencias de despedir funcionarios y recortar servicios sino que ponen a disposición de estos nuevos circuitos los recursos de la Administración, tales como locales, energía, luz, etc. 

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