"Como diseño —y aún más si funciona bien—, el rescate bancario de
Matteo Renzi/Pier Carlo Padoan golea al español de Mariano Rajoy/Luis de
Guindos.
La jugada transalpina es suave (sin disrupciones institucionales ni
políticas), pausada (se digiere a largo plazo) y oportuna (con los tipos
de interés del euro por los suelos). Rotundo contraste con la española
en 2012 por: su dramatización (se plantearon 100.000 millones), la
polémica (con el regulador), la abrupta digestión social (preferentes) y
en coyuntura empinada (turbulencias, altos tipos).
Italia arrastra problemas bancarios al menos iguales a los españoles
de entonces. Como su cartera de 333.000 millones en préstamos dudosos y
fallidos, cuyo grueso se saneará. Y seguramente eran peores, si bien
estas cosas se saben y aquilatan al final de la historia.
Pero la solución ha sido menos traumática: El precio del capital.
Lo
mejor del rescate español fue el precio baratísimo al que se logró el
crédito europeo (41.300 millones, a 12,5 años): a un tipo de interés del
0,5%. Los avales italianos rondarían esa cifra, dado el tipo actual
casi cero del BCE, incluso podrían bajar.
Dinero local o europeo. Italia pone 40.000 millones como fondo de
garantía para el saneamiento de los seudo-bancos malos, a usar donde no
alcancen los afectados. Es una ayuda de Estado que Bruselas autoriza si
los tipos empleados son los del mercado. España tuvo que recurrir a la
UE en busca de un crédito de 41.300 millones, y eso que —con apoyo
político y menos ruido— podría haberlos desembolsado aumentando la deuda
4 puntos, para lo que tenía margen (la deuda era del 85,4% del PIB; no
hubiera alcanzado el 90%).
Con o sin condiciones. El impacto de lo anterior es enorme. A Roma no
se le obliga más que a cumplir la normativa de ayudas de Estado que
defienden la competencia. A Madrid, una recua de 37 condiciones que
afianzaban el préstamo europeo.
No se referían solo al sistema bancario,
como propala el Gobierno; desbordaban ese marco sectorial. Incluían
requisitos macro, como la cláusula 30 del MOU de 20 de julio: estricta
observancia de los objetivos de déficit, presupuesto plurianual, nueva
autoridad fiscal... Y otros de control abrumador: las cláusulas 33, 34 y
36 crearon una verdadera troika, que viajó a España de continuo, aunque
alguno lo olvide.
Los costes. En España los asumieron accionistas, preferentistas y
contribuyentes. Estos, por las ayudas europeas de 41.300 millones. De
los que quizá se recupere una parte, dependiendo de la privatización de
Bankia. Sin contar con el resto de ayudas, hasta 94.157 millones (Banco
de España) o 107.913 (Tribunal de Cuentas). Las ayudas directas de
capital, hasta incluido 2012, fueron de 88.140 millones, un 8,4% del
PIB, frente al 4,6% europeo.
Y eso que De Guindos prometió en junio de 2012 que al contribuyente
español la broma no le costaría "ni un euro", jaculatoria que
repitieron, con ocasión y sin ella, Soraya Sáenz de Santamaría y Rajoy.
Pues, hala, nuestra factura mínima de 40.000 millones es en principio la
máxima que pagarían los italianos... cuando además el tamaño de su
economía supera en un 60% al de la española." (Xavier Vidal-Folch , El País,27 ENE 2016)
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