11.4.16

La desesperación Draghi es comprensible: sabe que la política de dinero barato ya no tiene impacto, y pide a los gobiernos que aumenten el gasto, cosa que impide las normas del propio BCE... un circulo vicioso perfecto

"(...) me refiero al "cuándo" de otro colapso, el del sistema financiero, donde se acumulan varios riesgos importantes. El riesgo es tan evidente que el gobernador del BCE no habla de otra cosa.

Este peligro tiene dos caras: deflación y estancamiento. El riesgo de una disminución progresiva de la demanda, en especial de la inversión (ese es el primer efecto de la deflación), pero también de los salarios y las pensiones, y por tanto, del consumo, que lleve a una reducción de las perspectivas de recuperación económica. 

Eso es lo que está sucediendo en las principales locomotoras europeas que se están atascando, después de un larguisimo período de recesión (o de dos recesiones consecutivas), manteniendo siempre un alto nivel de desempleo.

 La desesperación Draghi es por tanto comprensible: sabe que reducir las tasas de interés produce resultados insignificantes, la política de dinero barato ya no tiene un impacto, y pide a los gobiernos que hagan lo que él no puede hacer, que aumenten el gasto ... pero los gobiernos no pueden aplicar políticas de expansión debido a las normas presupuestarias que, entre otras cosas, impone drásticamente el propio BCE. Es un círculo vicioso perfecto.  (...)

En Europa, el problema es aún más difícil. La austeridad empeoró la recesión, era su función, y también dio lugar a la deflación, que ni se esperaba ni se quería. Pero al mismo tiempo, aumento la deuda pública, que paso en la zona euro, desde la recesión de las subprime hasta la fecha (2008-2015), del 66% del PIB al 93% (también aumentó del 64% al 104% en los EE.UU., y en Japón del 176% al 237%). Y la deuda privada se disparó en la misma dirección.

 El crecimiento desmesurado de la deuda afecta aún más a la respuesta que los gobiernos deberían promover, la recuperación de la inversión, y conduce al peor de los errores, la venta de activos, es decir, la privatización.

Sin embargo, la respuesta de emergencia se está agotando, ya que ha dejado de tener efecto y Draghi lo sabe: ¿quién va a decidir una inversión, porque le ofrezcan una tasa de interés del 0,00% en vez del 0,01%? La inversión no realizada es la inversión que seguirá sin hacerse y, sin embargo, la inyección de liquidez del BCE tiene una implicación perversa que conoce perfectamente: el dinero no entra en la producción y, por tanto, va a los mercados financieros, eleva el valor de las acciones (lo que tiene un efecto riqueza que exacerba la desigualdad social, ya que son los de arriba los que tienen los activos financieros, no los de abajo) y por lo tanto inflán una nueva burbuja. Pero cada burbuja es una crisis, es ley de la vida. (...)"        (Francisco Louça, Sin Permiso, 27/03/16)

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