“Como lo observáis, nuestra start-up continúa avanzando. En los
próximos días empezaremos con lo más duro, así que ahora necesitamos
más que nunca su apoyo”. Christian Dargnat, el tesorero de la campaña
presidencial de Emmanuel Macron, pedía con este correo electrónico ayuda
económica al influyente coleccionista de arte Olivier Berggruen. Este
respondió a su petición aportando en febrero 8.000 euros al movimiento
En Marche!.
Las grandes donaciones tuvieron un rol fundamental en la
financiación de la plataforma electoral que propulsó a Macron hacia el
Elíseo. Así lo demuestran los documentos del Macron Leaks. Así lo demuestran los documentos del Macron Leaks. Filtrados el 5 de mayo, estos fueron analizados por el diario digital Mediapart y, en particular, por el periodista Mathieu Magnaudeix, que aborda esta cuestión en el libro Macron & Cie. (...)
El hecho de financiarse mediante grandes donaciones no es ilegal en
Francia, pero refuerza la imagen de Macron como “el presidente de los
ricos”. Esta polémica reputación ha consolidado el símil entre el joven
dirigente y Nicolas Sarkozy. El polémico expresidente también dispuso de
un grupo selecto de 544 ricos, apodado el Primer Círculo, que
financiaron su campaña presidencial de 2007.
Estos se vieron luego
recompensados mediante numerosos regalos fiscales que el líder
conservador ofreció a las clases acomodadas francesas entre 2007 y 2012.
Esta rebaja de impuestos se repetirá ahora con Macron. Los primeros
presupuestos del ejecutivo centrista incluyen una reducción de más de
5.000 millones de la fiscalidad de los más acomodados.
“No creo en la teoría del goteo, sino en la teoría de la cabeza de la
cordada. Hay hombres y mujeres que triunfan porque tienen talento,
quiero que lo celebremos”, afirmó Macron el 15 de octubre durante su
primera entrevista como presidente en una cadena de televisión francesa. (...)
Según un sondeo del instituto Viavoice, publicado en septiembre en el diario Libération, el 53% de los franceses considera que la política económica de Macron beneficia a las clases pudientes.
La medida más polémica de las nuevas cuentas es la supresión parcial
del Impuesto sobre la riqueza (ISF) que pagaban los franceses con un
patrimonio superior a 1,3 millones de euros. Después de su reforma,
aprobada el 20 de octubre en la Asamblea Nacional, este impuesto dejará
de tasar las acciones y bienes de lujo, como yates, caballos o aviones
privados. Sólo lo pagarán las fortunas con un patrimonio inmobiliario
superior a 1,3 millones.
“El gobierno ha anunciado que dejará de recaudar 3.200 millones. Pero
si miramos los documentos al detalle, vemos que tendrá un coste de al
menos 4.000 millones para las arcas públicas”, asegura Philippe Légé,
catedrático de Economía en la Universidad de Amiens y miembro del
colectivo Économistes atterrés.
“Los regalos fiscales son una de las
razones que explican el incremento de la deuda y el déficit del Estado
francés”, explica el economista Frédéric Farah, coautor de la obra Introduction inquiète à la Macron-économie.
Según este profesor de la Sorbona, la bajada de impuestos a los más
ricos de Macron “guarda una gran similitud con el escudo fiscal de
Sarkozy”. Aprobada en agosto de 2007, esta medida limitó a un 50% de sus
ingresos los impuestos máximos que pagaría cualquier persona.
El gobierno de Macron justifica la supresión parcial del ISF por la
necesidad de frenar la fuga de las grandes fortunas francesas e impulsar
la inversión privada. Lejos del mito del gran enfermo económico de
Europa, Francia dispone de unos niveles de inversión superiores a los de
la media de la zona euro.
El porcentaje francés de la Formación bruta
de capital fijo (indicador para medir la inversión) es del 22,4%, por
encima de Alemania (20,4%) o España (20,3%). Y tampoco sufre una huida
constante de jóvenes emprendedores ahogados por una fiscalidad demasiado
elevada. “Cada año hay 800 personas ricas que se van y 300 que vuelven a
Francia. Esto representa un 0,3% de los contribuyentes del ISF”,
explica Légé, quien subraya que la mayoría de ellas son personas mayores
de 50 años.
Según este economista experto en temas fiscales, la supresión parcial
del ISF “beneficiará a los más ricos de los ricos franceses, puesto que
el 71% de la fortuna del 1% está basada en activos financieros”. Por
este motivo, favorecerá probablemente un incremento de las desigualdades
en un país donde las diferencias entre los más ricos y los más pobres
son inferiores a la media de la zona euro. (...)
Además de la supresión parcial del ISF, el gobierno centrista
favorecerá a las grandes fortunas al limitar al 30% la fiscalidad del
capital (dividendos, plusvalías de acciones, etc). Antes de su reforma,
aprobada el 20 de octubre, esta alcanzaba el 60% en las cuentas
corrientes más elevadas. “Macron prometió durante la campaña que esta
medida no tendría ningún coste para las arcas públicas.
Pero ahora la ha
cifrado en una pérdida de ingresos del Estado de 1.900 millones de
euros”, explica Légé. Según este catedrático de la Universidad de
Amiens, “esta medida promoverá la economía especulativa, ya que
eliminará las ventajas que tenían los ahorradores a largo plazo, cuya
fiscalidad ya estaba limitada al 30%”.
Con su bajada de impuestos a los más ricos, Macron aspira a que París
se convierta en la nueva capital financiera de Europa. Su gobierno
pretende atraer buena parte de los 10.000 empleos que la City de Londres
perderá a causa del Brexit. (...)
“Las rebajas de impuestos a los más ricos van de la mano de medidas poco
sociales como la reforma laboral —aprobada por decreto el 22 de
septiembre—. Como el capital se mueve más deprisa que el trabajo, los
esfuerzos se concentran en el mundo del trabajo”, lamenta Farah.
Los
regalos fiscales a las grandes fortunas se verán compensados con unos
recortes de 15.000 millones de euros del gasto corriente del Estado, las
administraciones locales y de la Seguridad Social. Estos se verán
reflejados en una reducción notable de las ayudas al alquiler o la
supresión de decenas de miles de empleos subvencionados.
Para compensar estas medidas, el gobierno centrista espera incrementar
el poder adquisitivo de los franceses con la supresión del impuesto a la
vivienda para el 80% de los hogares más humildes. (...)
“Macron cree que las desigualdades favorecen el crecimiento. Como
defendía el canciller alemán Helmudt Schmidt a mediados de los setenta,
considera que las ganancias de hoy representarán las inversiones de
mañana”, afirma Farah. Este economista keynesiano advierte de que “no
hay ninguna certeza de que los regalos fiscales se verán recompensados
con una mayor inversión en el tejido productivo francés”.
De hecho, el
Fondo Monetario Internacional (FMI) publicó el 11 de octubre un informe
sobre la lucha contra las desigualdades en el que defendía el
restablecimiento de un sistema de impuestos progresivo. “No hay pruebas
empíricas sólidas que muestren que la progresividad sea perjudicial para
el crecimiento”, asegura el estudio titulado Tackling Inequality. Una afirmación que no deja de ser significativa teniendo en cuenta la reputación más bien conservadora del FMI.
“El actual gobierno francés piensa que finalmente podrá aplicar las
políticas neoliberales. Pero su dinámica es a contratiempo y
anacrónica”, asegura Légé, quien lamenta que “el espacio que la crisis
económica de 2008 ocupa en el pensamiento de los dirigentes franceses es
cero”.
“Aunque sea un hombre joven, Macron piensa como un viejo
liberal”, recuerda Farah. Según el autor de Introduction inquiète à la Macron-économie,
“no hay que olvidar que el presidente es un producto de una franja
estrecha de la población francesa. Sus apoyos vienen del mundo de las
élites empresariales”. (Enric Bonet, CTXT, 25/10/17)
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