"Cuando hay escasez de plantilla y de medios, se producen errores humanos, aunque las empresas traten de taparlo.
La pasada semana, el Hospital de Móstoles (Madrid) se encontró con que
seis pacientes en aislamiento, además del resto de enfermos ingresados
en uno de los tres controles de Enfermería, quedaban a cargo de sólo una persona.
Las condiciones de los equipos sanitarios dejan mucho
que desear, y desde varios puntos de España apuntan a que la situación
es insostenible y extenuante. Un paciente en aislamiento por una
enfermedad infecciosa es más frágil y necesita sobrecuidados por su propio bienestar y por seguridad para el resto;
cuidados que muchas veces los recortes presupuestarios impiden darse
con regularidad. Además, que un paciente en aislamiento quede expuesto
puede traer dos problemas: que sea infectado por otro virus –además del
que ya tiene, lo que agrava aún más su estado– o que infecte al resto.
"A veces durante los turnos de noche estás tratando a
un paciente en aislamiento y otro necesita atención y sabes que vas a
tardar en tratarlo, porque antes de entrar a la habitación te tienes que
poner una serie de protecciones para evitar el contagio. Pasa suficiente tiempo como para que el paciente esté en riesgo.
Estas situaciones terminan con muchos profesionales saliendo de su
puesto de trabajo llorando", dice Montse, enfermera del Hospital de
Móstoles. Los trabajadores denuncian las condiciones de estrés que
generan en los equipos, además de la posibilidad de que se produzcan
infecciones cruzadas: "Existe la posibilidad de que un paciente que vino
por una cosa se vaya con otra. Una compañera una noche se quedó con 12
pacientes, de los cuales ocho eran de aislamiento", añade.
Móstoles vive desde hace unos años una situación conflictiva. El Hospital público sufre recortes en plantilla desde que se construyese un centro sanitario de inversión privada en el municipio: "Este hospital es el paradigma de cómo se devalúa un centro público para beneficiar a uno privado.
Ha habido grandes recortes para beneficiar al centro privado de la
zona", cuenta Marciano Sánchez Bayle, de la Federación de Asociaciones
para la Defensa de la Sanidad (FADS).
Si a una plantilla desnutrida de trabajadores se le
añade la inexperiencia y los contratos temporales, la experiencia
empeora con creces: "En la UCI, donde ingresan mayoritariamente los
pacientes en aislamiento, los profesionales de refuerzo llevan poco
tiempo formados en esta disciplina y se producen situaciones de riesgo.
Nos quejamos de que hay una precariedad en las plantillas que pone en
riesgo a los pacientes. Y estoy segura de que no es una situación que pase aquí sólo, sucede en la mayoría de los hospitales", concluye Montse.
El temor de esta enfermera se confirma en varios puntos de la península.
Badajoz, Palencia y Valencia son sólo algunos de los lugares en los que
la falta de trabajadores dispara las opciones de que se produzca un
error humano derivado de la presión y el estrés laboral. (...)
Castellón, treinta camas para una enfermera
El Hospital Universitario de La Plana vive de manera crónica en una espiral de ahogo que produce estrés sólo de imaginarla: hasta 30 ingresados quedaron a cargo de un sólo profesional, la mayoría de ellos en aislamiento.
"Supone mucha presión y más en periodos de invierno, cuando se produce una carga de trabajo asistencial brutal.
Los pacientes en aislamiento son muy complicados, porque muchos
necesitan múltiples cuidados con tratamiento intravenoso, con seis o
siete sueros, controlarles las heridas... Otros son pluripatológicos y
hay que sobreprotegerles", cuenta Virgina Sales, trabajadora del hospital.
Cambiar de mascarilla, colocarse un doble guante,
cambio de bata, abrir puerta de acceso, cerrarla y abrir una segunda...
ese es el proceso –grosso modo– en el hospital de La Plana. "Si en el momento en el que atiendes a un paciente hay una urgencia, no puedes salir corriendo. En desvestirse y abrir las puertas tardas mínimo diez minutos", calcula Sales.
En el hospital general de Castellón también se producen las mismas
situaciones, con la diferencia de que las instalaciones son más antiguas
y "no están habilitadas" tan a la última como en La Plana. "Estas
situaciones de desbordamiento son continuadas, pero cuando encima falta
alguien la situación se agrava aún más, por lo que el riesgo de
contaminar a los pacientes aumenta", concluya la sanitaria. (...)
En el Hospital Universitario de Burgos (HUBU) se reciben constantes
demandas por parte de las unidades donde hay pacientes aislados. En los
escritos enviados a las juntas de personales protestan porque no se
puede "prestar la atención con calidad necesaria" a los pacientes.
Evaluaciones psicosociales en el centro revelan que hay elevadas cargas
de trabajo que desde la gerencia del hospital, banalizan argumentando
que "son las que son" y que no admiten reformas, cuentan trabajadores
del hospital castellano. " (José Carmona, Público, 02/03/19)
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