"En la España que se niega a cualquier tipo de
regulación sobre el cannabis hay un centro en el que se administra
heroína por vía intravenosa a toxicómanos. Su sede es el hospital Virgen
de las Nieves, en Granada; su responsable, la Junta de Andalucía.
Se
trata del Proyecto Experimental de Prescripción de Estupefacientes de Andalucía (PEPSA), un ensayo clínico que concluyó en 2004 y que ahora continúa como
tratamiento en uso compasivo con 17 pacientes que acuden al centro
sanitario dos veces al día de lunes a domingo para inyectarse
diacitelmorfina bajo control médico. Y de ese uso podría beneficiarse el resto de España.
El PEPSA, el programa más avanzado que se ha
hecho en este país hasta la fecha en el campo de las drogodependencias,
pervive en una especie de limbo gracias al tratamiento como uso
compasivo que se le ha concedido tras la finalización de un ensayo
clínico, tal como permite el Real Decreto 223/2004, luego modificado por
el Real Decreto 1090/2015 de 4 de diciembre.
La Agencia Española de
Medicamentos y Productos Sanitarios del Ministerio de Sanidad es la que
puede autorizar el ingreso de pacientes, aunque desde 2013 no se ha incorporado ninguno nuevo al programa, según el que ha sido investigador principal del ensayo, Joan Carles March.
El objetivo del ensayo era demostrar que la
prescripción individualizada y protocolizada de heroína
(diacetilmorfina) por vía intravenosa era más eficaz que la prescripción
de metadona oral para la mejoría de la salud física y mental y la
incorporación social de personas drogodependientes que hubieran
fracasado anteriormente en al menos dos tratamientos convencionales y
sufrieran algún tipo de infección asociada.
Eran los tiempos de la pandemia de la heroína
en las calles andaluzas, españolas, que había creado una gran alarma
social (delincuencia) y sanitaria (sida) en nuestro país. Y los
resultados fueron bastante contundentes, recuerda Joan Carles March: El
70% de los pacientes a quienes se administró heroína mejoraron sus
condiciones en todos los aspectos, porcentaje que se redujo a poco más
del 30% en el grupo de control al que se suministró solo metadona.
Miguel Ángel González fue uno de los pacientes que participó en el ensayo y que sigue en el tratamiento como uso compasivo. Lleva 17 años recibiendo la heroína del PEPSA y asegura que su vida ha cambiado por completo.
Antes de entrar en el programa, había estado 24 veces en la cárcel por
robos, le había hecho la vida imposible a su familia y vivía a salto de
mata, todo para procurarse la droga que lo estaba matando.
Ahora, cuando
ya ha cumplido 55 años, no tiene ninguna cuenta pendiente con la
justicia, se ha reconciliado con su gente, consigue hasta ahorrar algo
de dinero con lo que va sacando de algunos trabajitos, ha engordado y
tiene la cabeza y la conciencia muy "tranquila".
"A mí esto me ha salvado la vida –dice Miguel Ángel-.
He madurado muchísimo. Y como yo, veo al ochenta, noventa por ciento de
la gente que está en el PEPSA. Ya no destruyo como hacía antes, robando, mintiendo.
Me convertí en un ladrón para comprar la droga. Ahora soy, como digo
yo, un abstinente de la droga de la calle, porque la diacetilmorfina que
me dan es como un medicamento".
Miguel Ángel acude diariamente a la sede del PEPSA situado en un bajo del hospital Virgen de las Nieves,
por la mañana a eso de las 8.30, y por la tarde, hacia las 3. Allí
trabajan tres médicos y cuatro enfermeras con jornadas parciales que se
ocupan de la administración y dosificación de la diacetilmorfina que llega de Gran Bretaña, país donde se fabrica y está legalizada como medicamento.
Antes, a este paciente le suministraban el tope permitido, 300
miligramos, pero ahora ha bajado la dosis a sólo 100. "Ya no necesito
más –asegura-. Puedo trabajar, hacer una vida totalmente normal; no me
da sueño ni nada".
Y podría seguir reduciendo la dosis hasta cero, hasta
no tener que volver a inyectarse heroína, pero le da miedo. "Me da
miedo recaer. Ahora estoy muy bien y lo último que querría es volver a
lo de antes. Tengo ya 55 años. La droga es algo que se te mete en el
cerebro, en lo más profundo de uno, y no lo sueltas", explica Miguel
Ángel, quien al hilo de esto recuerda el caso de un compañero que a
los tres meses de haber dejado el programa lo encontraron muerto en el
baño de su casa con una jeringuilla clavada en el brazo.
El investigador principal del PEPSA subraya que hay
pacientes que han dejado de consumir heroína tras pasar por el programa y
han "normalizado" su vida, lo cual demuestra los beneficios de este
ensayo. En virtud de éstos y otros avances obtenidos en Granada, responsables técnicos del proyecto abogaron por ampliarlo a una administración de heroína por vía oral,
que incluiría a drogodependientes que ya no se la inyectan, facilitaría
todo el proceso y abarataría costes. También estudiaron la posibilidad
de crear una cadena de suministro a través de los servicios
farmacéuticos hospitalarios para extender el programa a todas las
provincias andaluzas. Sin embargo, nada se ha hecho y todo ha quedado en
aguas de borrajas.
Ampliar el programa al resto de España
Pero el caso es que el uso compasivo que permite
seguir administrando heroína a 17 pacientes en Granada podría extenderse
al resto de España, según Joan Carles March. Cualquier médico de
este país –explica- podría ‘recetar’ un tratamiento como el que se
dispensa en el hospital Virgen de las Nieves si cumple los mismos
requisitos: consumir por vía intravenosa, haber fracasado
anteriormente en al menos dos tratamientos convencionales y sufrir algún
tipo de infección asociada, fundamentalmente. Y tal como ocurre con el
PEPSA, la Agencia Española de Medicamentos es la que tendría que
autorizar ese tratamiento, aunque habría que arbitrar algún sistema para
que la heroína que se administra en Granada llegase a otro punto del
país.
Sin embargo, desde 2013 la Administración andaluza no ha pedido el
ingreso de nuevos pacientes en el programa de Granada, a pesar de que 20
personas con drogodependencia han solicitado beneficiarse del uso
compasivo de la heroína, según profesionales del centro. Además, ya no se lleva a cabo la atención social que se realizaba durante el ensayo para facilitar la integración de estas personas
y su reincorporación a la sociedad.
A juicio del que fue su
investigador principal, que no entren más pacientes en uso compasivo no
determina la muerte del programa, pero sí que condiciona su futuro y que
pueda seguir creciendo con otras experimentaciones como la heroína oral
o la distribución de la diacetilmorfina en otras provincias andaluzas.
Miguel Ángel, que lleva cerca de dos décadas en el programa, lo tiene muy claro: "Deberían ponerlo también en Madrid, en Bilbao, en Barcelona. En todos esos sitios hay cantidad de gente desesperada.
Los políticos deberían de ver el drama que es esto. Por mí no daban un
duro hace 15 años y mira cómo estoy ahora. La verdad, ayudarían a un
montón de familias, a la sociedad en general. Hay muchas personas que se
pueden recuperar si se les ayuda".
A juicio de Joan Carles March, uno de los aspectos fundamentales de este programa es la dignidad,
que las personas con drogodependencia reciben la sustancia en unas
condiciones dignas, donde nadie les mira con mala cara ni bajo la mirada
acechante de un vigilante de seguridad, como ocurre en algunos centros
donde se dispensa la metadona.
Mientras, en otros países se llevan a cabo programas similares como el PEPSA. Holanda, Suiza, Alemania, Dinamarca, Bélgica y Canadá ya los han desarrollado.
La propia Organización Mundial de la Salud (OMS), a raíz de los ensayos
realizados en Suiza y convencida ya de los beneficios de los programas
de reducción de daños en detrimento de los tradicionales libres de
drogas, recomendó la realización de más pruebas controladas para
demostrar la viabilidad del uso de la heroína como tratamiento de
drogodependientes. En Reino Unido su dispensación médica está autorizada
desde hace más de 80 años, aunque ha sufrido diferentes vaivenes
interpretativos." (Santiago F. Reviejo, Público, 02/06/19)
No hay comentarios:
Publicar un comentario