"En recuerdo y homenaje a una inolvidable columna de
Eduardo Haro Tecglen en la que, en el año 2000, Felipe González nos
pedía perdón por haber arruinado tantas esperanzas de la izquierda
española, hoy me imagino a Pablo Iglesias declarando algo parecido.
Perdón, perdón, perdón, por haber dilapidado en cinco años toda la energía política que nos legó el 15M.
Perdón por haber arruinado lo que en su momento fue una esperanza no
solo para transformar este país, sino para marcar el rumbo que podía
seguir la izquierda europea y latinoamericana.
Perdón, porque me
eligieron para encabezar el proyecto político de Podemos (que iba a
asaltar los cielos) y ahora os he devuelto una nueva IU, muy parecida a
la más vieja de todas. Perdón por haber impuesto una estrategia suicida
que, desde Vistalegre I, fue expulsando, marginando o desilusionando a
mis mejores amigos y colaboradores, sustituyéndolos por palmeros,
burócratas y lameculos, es decir, como yo les llamé en su momento, por
“soldados”.
Perdón por haber fortalecido a mi alrededor una
guardia pretoriana importada del Partido Comunista, que ni entendía ni
podía entender el proyecto que significaba Podemos.
Perdón porque,
empecinado en esta estrategia, he logrado perder 860.000 votos en estas
últimas elecciones.
Perdón por haber perdido, también, 68 diputados
autonómicos.
Perdón, porque la estrategia
que ideamos nos ha hecho perder todos los diputados de Castilla La
Mancha, 9 de los 10 que teníamos en Castilla y León, 2 de los 6
de Extremadura, 5 de los 9 de Asturias, 4 de los 6 de Murcia, 9 de los
14 de Aragón, 4 de los 10 de Baleares, todos los de Cantabria, 4 de los
de Canarias, 5 de los 7 de Navarra, 2 de los 4 de la Rioja, 5 de los 9
de Asturias. Y respecto a Madrid, nada menos que 20 de los 27, aunque,
al menos ahí, Más Madrid ha sabido conservarlos, cosa que, como es
obvia, viendo los resultados en el resto del Estado, jamás habríamos
conseguido nosotros.
Perdón y perdón, por cierto, por no haberle cerrado
la boca a Juan Carlos Monedero, que todavía ha tenido el rostro de
echarle a Más Madrid la culpa de nuestra pérdida de diputados, no sé si
sólo en Madrid, qué casualidad, o también en Castilla La Mancha, Aragón o
Navarra.
Perdón por no haber sabido ganar en Vistalegre II y por no haber sabido atender al grito de “¡unidad!”
más que marginando y silenciando toda crítica a mi alrededor.
Perdón
por haber comenzado la campaña echando un pulso a Manuela Carmena, para
ver si así lograba imponerle unos concejales de mi gusto, desplazando a
los demasiado errejonistas que habían trabajado con ella.
Perdón porque, con mi prepotencia indignada y mi
falta de sensatez y generosidad, no supe hacer de la necesidad virtud
con la decisión de Errejón y apoyar con entusiasmo Más Madrid, lo que
ahora, sin duda, nos habría hecho ganar las elecciones.
Perdón y perdón porque toda esta deriva comenzó muchísimo antes, cuando permití a Juan Manuel del Olmo y a una Comisión de Garantías prevaricadora hacer todo tipo de tropelías
para mantener el orden interno de Podemos, llegando incluso a ordenar
que se espiara a mis compañeros y amigos, y a fabricar todo tipo de
argucias legales para deshacerme de los candidatos de las Comunidades
Autónomas que no me placían, tal como ocurrió en La Rioja o Cantabria,
donde los sustituí por gestoras de mi conveniencia (y así fue
sentenciado por los tribunales de justicia).
Perdón, también, por estar intentando cogobernar con
el PSOE, después de tanto haber acusado a Errejón de que era lo que
pretendía que hiciera Podemos.
Perdón, en fin, porque, para rematar la
faena, la semana pasada pedí el voto para Madrid en Pie, haciendo las
delicias de todos aquellos (un 2,6%, como se ha comprobado) que decían
que dejar que gobernara Carmena era como darle carta blanca al Ibex 35
(ahora ya no va a gobernar Carmena, así es que nos hemos librado del
Ibex 35).
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