"La bella Europa de la que tanto presumimos, la de la liberté, la égalité y la fraternité,
va a tener que responder ante la petición italiana de meter 20 años de
cárcel a una capitana de barco por fomentar la inmigración ilegal.
El
barco se llama Iuventa y la capitana es una
mujer alemana envuelta en tatuajes que se dice Pia Klemp. Su delito,
haber rescatado a más de un millar de pateros que se ahogaban en el
Mediterráneo. “Me niego a creer que vivimos en una Europa en la que
tienes que ir a la cárcel por salvar vidas necesitadas”, ha dicho la
capitana al anunciar que recurrirá la sentencia ante el tribunal de
derechos humanos de Estrasburgo. Oh capitana, mi capitana.
El gobierno italiano de Salvini (porque es el ultraderechista Salvini
quien realmente está gobernando Italia) considera a estos humanos de
las pateras inmigración ilegal, delincuentes, personas de mal vivir,
mafia. Es la criminalización del necesitado en grado aristotélico. Es
como condenar por robo a quien recibe limosna. O por meter ruido a quien
recita un poema. Es la derecha. No la ultraderecha. Es la derecha de
siempre con un altavoz de disimulo que en Italia se llama Liga Norte y
en España se llama Vox. (...)
El gran valor de los regímenes totalitarios es que parecen tan absurdos
que nos creemos que no están sucediendo. Que son graciosas anécdotas
protagonizadas por tíos y tías poco informados, extravagantes,
extremistas graciosos que pueden estar ahí, pero que no alteran nuestras
vidas en lo cotidiano. (...)
Ahora que Ciudadanos y el PP están pactando con Vox, convendría
echarle un vistazo a la historia de esta capitana, oh capitana, Pia
Klemp. Nuestros politólogos más tertulianos, que son los más listos,
dicen que la ultraderecha neofascista española no nos debe preocupar
demasiado, pues tiene un techo electoral. Se olvidan, no siendo poetas,
que lo importante no es el techo electoral, sino el techo ético. Ese que
PP y Ciudadanos están rompiendo con sus acuerdos con Vox.
La ultraderecha siempre presume de minoritaria, pero desde sus
minorías parlamentarias (Salvini no gobierna Italia, es un socio de
gobierno) dirige poderes y voluntades. Antes de llegar a vicepresidente,
Salvini fue miembro de la comisión europea de cultura y educación.
Manda huevos.
Y no solo. Siendo racista, el Parlamento europeo lo
admitió graciosamente como miembro sustituto de la comisión de
relaciones con Sudáfrica. La del apartheid. Se van colando
entre nosotros hasta el día en que deciden que una capitana, oh
capitana, Pia Klemp, tiene que ser condenada a veinte años de cárcel por
salvar a unos náufragos. Entonces nos escandalizamos un poquito. Y
vamos corriendo a la iglesia a donar un euro al domund.
Pactad, pactad, malditos." (Aníbal Malvar, Público, 12/06/19)
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