"Disturbios en Francia y temblores de extrema derecha.
(...) Las imágenes de edificios y coches en llamas en Francia, y de jóvenes alborotadores pertenecientes a minorías étnicas, han sido aprovechadas por los políticos de extrema derecha de toda la UE, que culpan a la inmigración descontrolada y vapulean el pacto migratorio de la UE. Su advertencia es que lo que ocurre en Francia podría llegar pronto a un lugar cercano si la inmigración sigue sin control. Los ciudadanos preocupados por su seguridad o sus propiedades son el principal objetivo de esos populistas.
Mateusz Morawiecki, Primer Ministro de Polonia, utilizó las imágenes de los disturbios para justificar el rechazo de su país al pacto migratorio, con sus cuotas obligatorias que obligarían a Polonia a acoger inmigrantes o a pagar a un fondo específico de la UE. Santiago Abascal, líder de Vox en España, el partido de extrema derecha que podría acabar como socio de coalición con el PP en las próximas elecciones, advierte contra lo que describió como musulmanes radicalizados que llevaron a Francia al borde de la guerra civil. Y Tom van Grieken, presidente del partido ultranacionalista Vlaams Belang de cara a las elecciones del año que viene en Bélgica, ha dicho que el sueño multicultural de la izquierda se está convirtiendo en una pesadilla multicultural.
Lo que pasa en Francia ya no se queda en Francia. Ahí va la famosa excepción francesa. La amenaza de disturbios se extrapola de repente a sus propias circunscripciones, como si pudiera extenderse como un cáncer. ¿Es este el momento de la primavera árabe europea, en el que los jóvenes utilizan las redes sociales para difundir el mensaje y movilizarse?
Aún no sabemos qué conclusiones políticas se sacarán en Francia. Emmanuel Macron se reunirá hoy con los alcaldes de las comunidades afectadas. Sea cual sea la respuesta, está claro que el Gobierno no se limitará a tirar dinero al problema, a diferencia del llamado pacto de las banlieu, que Jacques Chirac concluyó en 2005. La cuestión a largo plazo será qué pueden hacer las comunidades, las escuelas y las familias para evitar semejante estallido de destrucción en el futuro. ¿Regular las redes sociales? ¿Poner más énfasis en la integración o en la prevención de conflictos? ¿Explorar nuevas formas de volver a civilizar esas sociedades?
En estos momentos, el principal objetivo es sacar a los jóvenes de las calles. Las fuerzas de seguridad, compuestas por 45.000 efectivos, siguen de servicio por ahora. Políticamente, el gobierno envía sus mensajes de firmeza, evitando cualquier crítica a la policía. Este enfrentamiento entre la policía y los jóvenes alborotadores seguirá dividiendo a los centristas. Pero lo que esto signifique exactamente quedará para cuando se calmen los disturbios." ( Wolfgang Münchau , Eurointelligence, 04/07/23; traducción DEEPL)
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