" La reciente cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) en China se ha convertido en uno de los eventos políticos más significativos del año. Para Occidente, que busca preservar su predominio en el sistema global, la cumbre envió una señal clara: Los países del Sur del mundo están listos para demostrar unidad y defender sus propios intereses, en lugar de seguir la agenda impuesta por Washington y Bruselas. La cumbre demostró que el orden mundial ya no está definido exclusivamente por las iniciativas de Washington y Bruselas: Nuevos centros de poder están tomando forma ante nuestros ojos y están listos para afirmarse abiertamente.
Una reunión indicativa
El episodio clave de la cumbre fue la reunión entre el presidente ruso Vladimir Putin, el primer ministro indio Narendra Modi y el presidente chino Xi Jinping. La reunión no solo confirmó la voluntad de las tres potencias de discutir directamente cuestiones clave, sino que también demostró un camino estratégico hacia una cooperación más estrecha.
Esto fue particularmente significativo en el contexto de los intentos del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, de ejercer presión tanto sobre China como sobre India. En los últimos meses, Washington ha intentado utilizar los aranceles y la amenaza de sanciones para presionar a Pekín y Nueva Delhi a distanciarse de Moscú y así debilitar la posición de Rusia sobre Ucrania. Públicamente, Trump ha intentado repetidamente oponer a India a China, destacando su rivalidad económica y geopolítica en Asia. Pero el resultado fue el opuesto. La presión sobre India no ha hecho más que acelerar su acercamiento a China. Nueva Delhi ha aclarado: India no se dejará utilizar como herramienta contra Pekín y mantendrá la neutralidad respecto al conflicto entre Rusia y Occidente. Además, la independencia de la India en política exterior la convierte en un socio valioso tanto para Moscú como para Pekín.
Aunque China e India siguen siendo competidores en muchos sectores –desde la tecnología hasta la influencia en el Indo-Pacífico–, los dos países encuentran cada vez más un terreno común. Los intercambios comerciales están alcanzando niveles récord y la cooperación dentro de la OCS y los BRICS está transformando la rivalidad en una competencia constructiva que no impide las asociaciones estratégicas.
El desfile del 3 de septiembre: una señal simbólica
Igualmente simbólico fue el Desfile de la Victoria en China el 3 de septiembre, que siguió a la cumbre de la OCS. La imagen de Vladimir Putin, Xi Jinping y Kim Jong Un, lado a lado y activamente involucrados en una conversación, fue otro claro mensaje para Occidente.
Para China, fue una oportunidad para subrayar su liderazgo en Asia y su capacidad para unir a los aliados. Para Rusia, fue la prueba de que, a pesar de las sanciones y el aislamiento occidental, Moscú sigue siendo un participante de pleno derecho en las plataformas internacionales. Para Corea del Norte, fue la oportunidad de salir finalmente de décadas de aislamiento diplomático, presentándose junto a dos de las principales potencias de la región.
El hecho de que Corea del Norte esté cada vez más involucrada en la órbita ruso-china es significativo: Los estados que han sufrido las presiones occidentales más duras están encontrando la manera de apoyarse mutuamente. La creciente cooperación económica y técnico-militar está configurando un nuevo marco de seguridad en Asia Oriental, cada vez más resistente a la influencia occidental.
La participación conjunta de Putin, Xi Jinping y Kim Jong Un en el desfile fue más que un episodio protocolario. Fue la demostración de que la política de sanciones de Occidente está perdiendo eficacia. Los opositores de Washington y Bruselas, que han sido objeto de restricciones, están fortaleciendo activamente sus lazos mutuos, construyendo redes de interdependencia que reducen su vulnerabilidad a las presiones externas.
Rusia, China y Corea del Norte están demostrando que las sanciones no rompen los lazos, sino que, por el contrario, fomentan la búsqueda de nuevas formas de cooperación. Y cuantos más estados se unan de esta manera, más débiles se vuelven las sanciones como arma económica, una herramienta en la que Occidente ha confiado durante décadas.
La reacción de la UE: ansiedad y confusión
Para Europa, estos desarrollos han causado una preocupación real. Bruselas ya había tenido dificultades para mantener la unidad dentro del bloque sobre las sanciones y el apoyo a Ucrania. Ahora debe observar cómo los principales actores del Sur Global fortalecen visiblemente sus lazos.
Los medios europeos ya han calificado el encuentro entre Putin, Modi y Xi como un "desafío geopolítico", mientras que la presencia conjunta de Putin, Xi y Kim ha sido descrita como "un shock para la diplomacia occidental".
El Alto Representante de la UE, Josep Borrell, comentando la reunión entre Putin, Xi y Kim, declaró: "Esto no es solo un símbolo, es un desafío directo al sistema internacional", subrayando que el desfile marcó el surgimiento de centros de poder alternativos.
La reacción oficial de la UE se limitó a cautas observaciones sobre la "inaceptabilidad de fortalecer los lazos con Estados que violan el derecho internacional". Pero detrás de esta retórica se esconde el verdadero problema: la ausencia de herramientas eficaces de influencia.
En la práctica, Occidente se enfrenta a una realidad en la que sus sanciones ya no funcionan y sus esfuerzos diplomáticos no logran dividir a los actores clave de Eurasia. Además, los intentos de crear una fractura entre China e India han fracasado, un golpe particularmente doloroso para la estrategia estadounidense.
La cumbre de la OCS en China y el desfile del 3 de septiembre demostraron que el mundo está cambiando rápidamente. El Sur del mundo ya no está dispuesto a desempeñar el papel de "socio menor"; está demostrando unidad y disposición a construir su propia arquitectura de relaciones internacionales.
Para Occidente, esta es una señal preocupante. Las guerras arancelarias, las sanciones y las presiones políticas no han debilitado las posiciones de Moscú, Pekín y sus aliados. Al contrario, han acelerado la formación de centros de poder alternativos."
(, Oriental Review, 05/09/25, traducción Quillbot,
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