"El plan económico de Milei se derrumba mientras su Gobierno se lanza a por el salvavidas de Trump
Durante este segundo mandato en la Casa Blanca, Donald Trump no ha parado de pulverizar las reglas de juego que han caracterizado el sistema político y económico mundial desde hace décadas: ha roto unilateralmente acuerdos comerciales -violando las normas de la Organización Mundial del Comercio-; ha anunciado su retirada de la Organización Mundial de la Salud; ha retirado a Estados Unidos del Acuerdo de París sobre el cambio climático en 2017; ha cuestionado seriamente la utilidad de la OTAN y de la Organización de las Naciones Unidas… y ahora decide unilateralmente rescatar a un país con problemas financieros saltándose los organismos internacionales previstos para ello como el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial. Esto es algo que no hacía Estados Unidos desde hace más de 23 años, cuando en 2002 lanzó un rescate de emergencia a Uruguay, aunque entonces lo hizo de forma coordinada con el FMI. Ahora es simplemente el presidente de Estados Unidos quien ha decidido cómo, cuándo y qué tipo de rescate aplicar a un país en apuros. ¿A qué se debe esto? ¿Por qué a Argentina? ¿A cambio de qué?
En primer lugar, convendría entender bien por qué Argentina necesitaba un rescate. Durante todo su mandato, el gobierno de Milei ha priorizado contener la inflación por encima de cualquier cosa, arrasando para ello con parte del Estado del Bienestar (ya que, recortando en todo tipo de servicios y sueldos públicos se enfría la economía y con ella los precios) y dilapidando todos los dólares posibles para contener la depreciación del peso argentino (evitando así lo que se conoce como la “inflación importada”). El problema de esta segunda estrategia es que deja con muy pocas divisas a Argentina, que las necesita para hacer frente a los abultadísimos pagos de deuda pública que tiene por delante. En un primer momento, el gobierno de Milei pudo seguir adelante con su estrategia porque aplicó un blanqueo de capitales que permitió una entrada masiva de dólares por parte de los adinerados argentinos a cambio del perdón fiscal, y en un segundo momento porque redujo las retenciones al sector agrario a cambio de que inyectaran sus dólares en el sistema antes de tiempo. Sin embargo, esos movimientos tenían los días contados y en abril de 2025 la inevitable escasez de dólares empujó al gobierno de Milei a pedir un crédito multimillonario al FMI (que no hacía otra cosa que sumarse a la enorme deuda que ya tenía el país con este organismo especialmente por culpa del gobierno pasado de Mauricio Macri en el año 2018). Pero estos dólares prestados también han sido dilapidados durante estos meses con el objetivo de contener la inflación y llegar a las elecciones de finales de octubre con el mérito de haber controlado los precios, y en las últimas semanas el mercado financiero le dio la espalda a Argentina, disparando todas las alarmas y asomando al país al default y a un posible corralito bancario. Aquí es donde ha entrado Donald Trump con su rescate.
No se trata de un rescate al uso; se trata de un rescate extraordinario por su cuantía y naturaleza. El secretario del Tesoro estadounidense Scott Bessent detalló por la red social X que no sólo facilitarían una línea de crédito de hasta 20.000 millones de dólares (equivalente al del FMI en cuantía), sino que también intervendrían en el mercado de deuda pública para comprar bonos argentinos, que es justamente la misma estrategia que utilizó exitosamente el Banco Central Europeo para contener las primas de riesgo de los países del sur de Europa. Eso es justo lo que convierte a este rescate en uno verdaderamente extraordinario y potente. Aunque, como ha indicado expresamente el secretario del Tesoro, ninguna operación de rescate comenzará hasta después de las elecciones en Argentina, lo cual genera bastantes dudas de que finalmente lo vayan a hacer habida cuenta de que no sería la primera vez que la administración Trump falta a su palabra. Veremos.
En cualquier caso, incluso sin soltar todavía ni un dólar, las palabras de apoyo explícito de Trump al gobierno de Milei han tenido un efecto tremendamente positivo en los mercados financieros: la prima de riesgo ha tenido uno de los descensos más acelerados de toda la historia del país, y el peso argentino ha dejado de depreciarse. Milei recibe así un balón de oxígeno que probablemente le permita llegar a las elecciones evitando el descalabro económico al que se enfrentaba hace apenas unos días. Y es que es evidente que el rescate no es sólo económico, sino político, porque Trump dijo literalmente que esperaba que a Milei le fuese bien en las elecciones, además de anunciar que muchos capitales estadounidenses invertirían en el país “en caso de un resultado electoral positivo”. Estamos hablando de una tremenda injerencia en la política y en las elecciones democráticas de Argentina por parte de un gobierno extranjero, y sin ningún tipo de disimulo y rubor.
¿Qué es lo que busca Trump con el apoyo a Milei? Pues tener bien atado a un aliado político en su conflicto geoestratégico con China, que lleva años aumentando su influencia sobre Latinoamérica y sobre Argentina. De hecho, Trump ya ha exigido a Argentina que cancele el swap de monedas (instrumento de financiación) que le concedió China al gobierno kirchnerista anterior. Y muy probablemente acatarán la orden ya que previsiblemente contarán con una nueva y más potente línea de financiación. Otra exigencia ha sido el aumento de retenciones a la soja porque muchas empresas chinas se estaban haciendo con buena parte de la mercancía argentina a un precio más asequible que el que ofrece el campo estadounidense, lo que estaba provocando un grave malestar en las asociaciones agrarias del país norteamericano. Esta exigencia fue cumplida a rajatabla el pasado 24 de septiembre, apenas dos días de ser anunciado el rescate. El resto de las condiciones no se conocen de momento porque hay una inusual e importante opacidad, pero no es de extrañar que tengan que ver con reducir o frenar la presencia de China en infraestructura crítica, como las represas hidroeléctricas en Santa Cruz, el despliegue en las telecomunicaciones 5G y su interés en la Hidrovía y las centrales nucleares. De hecho, hasta ahora el único pedido de ingreso al Régimen de inversiones que denegó públicamente el gobierno argentino fue el de la minera china Ganfeng Lithium, algo tremendamente extraño porque Argentina necesita inversiones extranjeras como el comer. Más allá de todo esto, veremos si Trump no se cobra su apoyo a Milei en forma de otro tipo de cobros relacionados con los recursos naturales del país, tanto hidrocarburos como tierras raras en los que el país es abundante, al igual que ocurrió con el rescate a México en 1995, cuando la garantía explícita que impuso el gobierno estadounidense fue precisamente la petrolera PEMEX.
En resumen, el rescate de Trump a Milei es extraordinario en naturaleza y cuantía, y no es tanto económico como político, orientado a contar con un aliado con el que pueda hacer frente a la influencia de China en Latinoamérica. Además, se trata de una grave injerencia en la política interna del país austral que busca aprovecharse de sus recursos naturales. Es decir, se trata de un rescate a Milei, pero un asalto democrático y económico de Argentina."
(Eduardo Garzón, eldiario.es, 27/09/25)
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