26.11.25

Europa presenta una contrapropuesta irreal al plan de paz de Trump para Ucrania... Reino Unido, Francia y Alemania presenta una alternativa que elimina las concesiones territoriales a Rusia y amplía las garantías para Kiev. Sin embargo, el texto está prácticamente destinado a fracasar... no tiene en cuenta el balance de fuerzas en el campo de batalla... elimina el reconocimiento de Crimea, Donetsk y Luhansk como territorios rusos, así como de la “congelación permanente” de las líneas actuales de frente en Zaporiyia y Jersón... propone que, una vez declarado el alto el fuego, las partes abran negociaciones basadas en la línea del frente actual, pero sin renunciar a la integridad territorial ucraniana. Ucrania, por su parte, se comprometería a no recuperar territorio por medios militares mientras duren las conversaciones. De este modo, la Unión Europea elimina la “de facto legitimación de la ocupación” presente en la propuesta original estadounidense. Sin embargo, es difícil imaginar que Rusia acepte esta disposición, sobre todo cuando es consciente de que aún tiene capacidad para avanzar en los próximos meses, especialmente en un contexto en el que el ejército ucraniano afronta graves problemas de falta de personal... y reafirma que Ucrania recibiría garantías de seguridad “robustas”, lo que plantea la cuestión de quién proporcionaría realmente esas garantías... Resulta difícil imaginar que los Estados europeos –y mucho menos Estados Unidos– se comprometan a entrar en una guerra con Rusia para defender a Ucrania, si no lo han hecho en estos tres años de conflicto abierto... Los gobiernos europeos continúan anclados en la retórica de una paz “justa” para Ucrania, pero la realidad del conflicto apunta en la dirección opuesta. Es Rusia quien mantiene la iniciativa militar, quien posee la ventaja en el campo de batalla y quien previsiblemente seguirá mejorando su posición estratégica a medida que avance la guerra. En ese contexto, resulta muy difícil imaginar que Moscú vaya a aceptar cesiones de este tipo. Ningún Estado renuncia voluntariamente a beneficios estratégicos cuando el balance de fuerzas le es favorable, y menos aun cuando percibe que su adversario atraviesa problemas de personal, desgaste material y dependencia estructural de la ayuda exterior (Pablo del Amo)

 "Reino Unido, Francia y Alemania, las tres principales potencias en Europa, han presentado una alternativa al plan de paz elaborado por Estados Unidos para Ucrania que elimina las concesiones territoriales a Rusia y amplía las garantías para Kiev. Sin embargo, el texto está prácticamente destinado a fracasar: no tiene en cuenta el balance de fuerzas en el campo de batalla ni las líneas rojas del Kremlin.

El documento, al que Reuters tuvo acceso, mantiene parte de la estructura general del plan estadounidense, pero introduce modificaciones sustanciales en los puntos más polémicos, especialmente aquellos que implicaban cesiones territoriales a Rusia y fuertes limitaciones a Ucrania.

La iniciativa, conocida como la propuesta del E3 europeo, busca reintroducir a las potencias europeas en un proceso de negociación del que inicialmente quedaron al margen y mejorar la posición diplomática de Kiev. No obstante, el texto peca de falta de realismo político y estratégico, ya que no incorpora la situación actual en el frente ni el hecho de que Rusia mantiene la iniciativa militar, lo que hace muy improbable que Moscú acepte los cambios propuestos.

El plan de Europa para Ucrania

Uno de los cambios más relevantes es la eliminación del reconocimiento de Crimea, Donetsk y Luhansk como territorios rusos, así como de la “congelación permanente” de las líneas actuales de frente en Zaporiyia y Jersón.

En lugar de ello, el E3 propone que, una vez declarado el alto el fuego, las partes abran negociaciones basadas en la línea del frente actual, pero sin renunciar a la integridad territorial ucraniana. Ucrania, por su parte, se comprometería a no recuperar territorio por medios militares mientras duren las conversaciones.

De este modo, la Unión Europea elimina la “de facto legitimación de la ocupación” presente en la propuesta original estadounidense. Sin embargo, es difícil imaginar que Rusia acepte esta disposición, sobre todo cuando es consciente de que aún tiene capacidad para avanzar en los próximos meses, especialmente en un contexto en el que el ejército ucraniano afronta graves problemas de falta de personal.

Otro de los puntos sensibles del borrador norteamericano era el límite impuesto al tamaño de las Fuerzas Armadas ucranianas, fijado en 600.000 efectivos. La contrapropuesta europea eleva ese techo a 800.000 militares, al considerar que cualquier acuerdo debe garantizar “una defensa ucraniana creíble”. Sin embargo, surgen dos problemas.

Primero, resulta difícil que Kiev pueda sostener una fuerza tan amplia en un escenario de “paz”, cuando probablemente ni siquiera alcance esa cifra en la actualidad, en plena guerra. Segundo, Moscú difícilmente aceptará que Ucrania disponga de un contingente de tal magnitud, dado que lo percibiría como una amenaza directa.

El texto reafirma que Ucrania recibiría garantías de seguridad “robustas”, aunque matiza las referencias al papel de la OTAN. La contrapropuesta europea rechaza la formulación estadounidense que prohibía explícitamente la entrada de Ucrania en la Alianza Atlántica y la sustituye por otra que afirma que su adhesión “depende del consenso de los miembros de la OTAN, que hoy no existe”.

Pero esto plantea varias dudas fundamentales. ¿Quién proporcionaría realmente esas garantías? ¿Serían de verdad “robustas”? Resulta difícil imaginar que los Estados europeos –y mucho menos Estados Unidos– se comprometan a entrar en una guerra con Rusia para defender a Ucrania. Si no lo han hecho en estos tres años de conflicto abierto, ¿por qué iban a hacerlo en el futuro?

Asimismo, la cuestión de la OTAN es inamovible para Moscú. Es uno de los elementos centrales de sus exigencias desde antes de la invasión: impedir que Ucrania se integre en la Alianza Atlántica. Por tanto, mantener abierta la puerta –aunque sea teóricamente– choca directamente con una de las líneas rojas del Kremlin.

Europa también modifica el compromiso sobre despliegues militares en territorio ucraniano: la OTAN aceptaría no estacionar tropas permanentemente en tiempo de paz, sin renunciar a otras formas de apoyo.

Reparación, activos rusos y reconstrucción

En el plano económico, el E3 suprime el esquema propuesto por Washington según el cual Estados Unidos administraría 100.000 millones de dólares en activos rusos congelados y obtendría el 50% de los beneficios generados por las inversiones.

Sin embargo, también resulta difícil imaginar que Washington acepte esta modificación: ¿por qué renunciaría Estados Unidos a un mecanismo que le garantiza control político y beneficios económicos directos?

El nuevo texto afirma que Ucrania debe ser completamente compensada, incluyendo mediante activos rusos que permanecerán congelados hasta que Moscú pague los daños causados. No se mencionan beneficios para Estados Unidos y se evita cualquier mecanismo conjunto con Rusia hasta que la agresión haya sido plenamente reparada.

No obstante, este planteamiento vuelve a evidenciar la falta de realismo de la propuesta europea. Los gobiernos europeos continúan anclados en la retórica de una paz “justa” para Ucrania, pero la realidad del conflicto apunta en la dirección opuesta. Es Rusia quien mantiene la iniciativa militar, quien posee la ventaja en el campo de batalla y quien previsiblemente seguirá mejorando su posición estratégica a medida que avance la guerra.

En ese contexto, resulta muy difícil imaginar que Moscú vaya a aceptar cesiones de este tipo. Ningún Estado renuncia voluntariamente a beneficios estratégicos cuando el balance de fuerzas le es favorable, y menos aun cuando percibe que su adversario atraviesa problemas de personal, desgaste material y dependencia estructural de la ayuda exterior.

Por ello, las demandas europeas sobre compensaciones amplias y la gestión de activos rusos chocan frontalmente con el escenario militar actual y refuerzan la idea de que la contrapropuesta del E3 sigue más guiada por un ideal normativo que por una lectura realista de la correlación de fuerzas.

Por otro lado, Europa elimina referencias incluidas por Estados Unidos sobre religión o medios de comunicación. En su lugar, declara que Ucrania adoptará las normas de la Unión Europea sobre tolerancia religiosa y protección de minorías lingüísticas.

Asimismo, se modifica el requisito de celebrar elecciones en un plazo de 100 días tras la firma del acuerdo: la contrapropuesta indica simplemente que los comicios se realizarán “tan pronto como sea posible”, evitando una presión política que Kiev considera inviable mientras siga la guerra." 

( , Descifrando la guerra, 24/11/25) 

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