“"La extrema izquierda", explica después, con los ademanes distantes del filósofo que aplica el bisturí a una sociedad enferma, "se ha convertido en el superyo de la izquierda e impide que se modernice, que defina su mensaje a propósito de dos grandes cuestiones: la economía de mercado y la justicia social". Explica, en ese sentido, la emergencia de los populismos nacionalistas como un síntoma del debilitamiento del poder tradicional. "La masa ha perdido la confianza en los partidos y se vuelca con los líderes carismáticos". (PASCAL BRUCKNER: "La izquierda ha traicionado sus propios ideales". El País, ed. Galicia, Cultura, 04/06/2008, p. 49)
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