10.10.16

Alemania lleva a cabo una guerra en Europa de nuevo, una guerra económica que se traduce en una dominación política. Con su superávit comercial exporta desindustrialización y paro. Es la política de 'arruinar al vecino', o sea, a nosotros. La caída del Deutsche Bank podría se el comienzo del fin de su imperialismo

"Escribe en su libro Auge y caída de la Europa alemana (2015) que “Alemania lleva a cabo una guerra de nuevo”. ¿Puede explicar brevemente su tesis?

No es una guerra militar, por supuesto, sino una especie de guerra económica que se traduce en una dominación política. Se pueden trazar paralelos históricos con la década de los 30. En aquellos años se llamaba a esta estrategia "beggar thy neighbour" (arruinar al vecino, en inglés). 

Y funcionó entonces, así como hoy, basada en el máximo superávit comercial. Con el superávit se exportan al mismo tiempo las deudas, por lo que muchos de los países que tienen deudas tienen déficit. Con el superávit comercial se exporta desindustrialización y paro.

 La República Federal Alemana ha obtenido en la zona euro un superávit comercial muy fuerte desde que se introdujo el euro.

En la periferia, además, se une a dicha política las crisis propias. No se podría afirmar que en España no hubo corrupción, igual que en Grecia. ¿Dónde empieza la responsabilidad propia y acaba la alemana?

Esa política de arruinar a tu vecino solo funciona naturalmente cuando una de las economías es mas fuerte que la otra. Cuando la productividad es mayor. La corrupción está por todas partes, también en Alemania, solo hay que ver el proyecto del aeropuerto de la capital, que aún continúa sin ser inaugurado porque por cuestiones de malversación se ha construido de una forma desastrosa.

La corrupción es una constante del capitalismo, pero Alemania es el centro económico de Europa, en especial desde que se ha dedicado a precarizar la fuerza de trabajo autóctona. La introducción de la Agenda 2010 hizo que los salarios bajasen de forma masiva. 

Desde la introducción del euro, los salarios sólo han aumentado de forma marginal. Un masivo dumping salarial ha contribuido a aumentar aun mas dicho superávit comercial. Ha sido una estrategia consciente.

¿Qué rol juegan los acreedores de la deuda?

La ofensiva exportadora alemana ha ido de la mano de las burbujas de deuda en la periferia de Europa, como las de España, Grecia o Irlanda, que suele olvidarse. Estas burbujas hacen posible el endeudamiento. ¿De dónde viene el dinero? Pues del norte.

 La coyuntura de déficit provoca una circulación de dicho déficit, es decir, que desde el norte viajan las mercancías al sur y desde el sur viajan los títulos de la deuda a los tesoros de los bancos del norte. El norte se beneficia de esa forma vendiendo las mercancías y al mismo tiempo reproduciendo su capital.

Sin embargo, afirma en su libro que este sistema contiene el germen de la caída de la propia Alemania.

La política deflacionaria actual tiene consecuencias devastadoras. En los años 30 vimos las consecuencias de una política similar con el canciller Heinrich Brüning, que ha pasado a la historia como el canciller del hambre, porque llevó a cabo una política muy dura de ahorro. Ello contribuyó al ascenso de los nazis en Alemania. Y esto, de forma parecida, es precisamente lo que tenemos ahora en Europa.

El Ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, impone esa dictadura de la deuda, lo cual exacerba los sentimientos nacionalistas. A través de la política que lleva a cabo Alemania, destruye a medio plazo su propia dominación porque no hay posibilidad de salir de una crisis sistemática a través del ahorro.

 Es una espiral deflacionaria devastadora, en la cual las medidas de ahorro llevan a que la demanda baje cada vez más. Y ello hace que la crisis de la deuda sea a su vez mayor. Esto es lo que está pasando sobre todo en Grecia.

Si cae la demanda en Europa, ¿no hay otros mercados emergentes para los productos alemanas como Brasil o India?

Eso fue una tesis que duró un tiempo, que estos países serían las nuevas locomotoras, pero eso ya es pasado, todos los países emergentes se encuentran en una fuerte crisis.(...)

¿Puede ser la caída del Deutsche Bank el comienzo del fin?

Puede que el Estado consiga salvar al Deutsche Bank para que no quiebre, pero después vendrá algo nuevo, una nueva crisis. Nos encontramos en una burbuja de liquidez global ante la cual los instrumentos políticos parecen estar agotados.

 Los intereses están en cero, de hecho ya hay intereses negativos. Si hay una nueva crisis, no habrá casi posibilidades políticas para reaccionar. Esta política de tipos bajos de interés, si se prolonga en el tiempo, socava el negocio de los bancos. El sistema se encuentra en los preludios de una gran crisis global.

¿Esos instrumentos políticos son aún más limitados en los países de la periferia del euro, como muestra el caso de Syriza en Grecia?

El caso de Syriza muestra la necesidad urgente de una organización transnacional de la izquierda emancipadora a nivel europeo. En Grecia sería necesario oponerse al régimen de ahorro impuesto por Alemania. 

Una conexión de las fuerzas de izquierda, al menos a nivel europeo, que en parte ya existe, que entre en las estructuras y que consiga ser una resistencia y que sobre todo desarrolle una conciencia para una transformación del sistema. (...)

El ministro alemán de Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, estuvo en la plaza de Maidán jaleando a los manifestantes para luchar contra el régimen de Kiev. ¿Por qué no estuvo en la Puerta del Sol de Madrid apoyando al movimiento 15M?

En Alemania toda la protesta española se siguió con mucho interés, así como la posterior imposición de la Ley Mordaza, que fue la reacción del Estado español a las protestas masivas. España estaba en la línea de los intereses económicos alemanes, ha seguido el dictado del ahorro, así que sus dirigentes pueden hacer lo que quieran. (...)"                     (ENTREVISTA | Tomasz Konicz,- Berlín, eldiario.es, 06/10/2016)

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